"Renovando el liderazgo"

¿Qué opciones tenemos para cambiar el liderazgo de nuestros negocios?
Hemos visto cómo las grandes compañías cambian a su CEO cuando los resultados no son satisfactorios o cuando hacen falta nuevas capacidades. Hace poco nos enteramos de todos los rumores que acompañaron al proceso de cambio de liderazgo en Uber, empresa que ha sido un disruptor reciente en el sector de la movilidad.
Hoy nos narraron cómo una empresa mexicana decidió cambiar a su Director General hace años, buscando un líder con un perfil más orientado a la gestión de la eficiencia y la calidad. 
El nuevo director cumplió después su ciclo, cuando la calidad y reputación de los productos de esa empresa abrieron la posibilidad de un crecimiento importante a nivel nacional. Fue entonces cuando los propietarios decidieron cambiar de nuevo a su director y contrataron a un ejecutivo con gran experiencia en el manejo comercial, que en poco tiempo logró detonar las ventas y la penetración de mercado de esta compañía.
Ésta es una de las grandes tareas de la Dueñez en los negocios: asegurarse de que su organización sea dirigida por un líder capaz de enfrentar sus grandes desafíos y de hacer realidad sus más elevados objetivos. El rol de dueño debe exigirle al Director General que se encargue de la conformación del equipo de liderazgo que le acompañe y le dé sustentabilidad a la empresa.
En ocasiones el Director General es capaz de evolucionar y cambiar su estilo de liderazgo, o desarrollar nuevas habilidades. He presenciado notables procesos de transmutación de líderes que se renovaron y modificaron radicalmente su forma de dirigir, o crecieron en áreas del quehacer empresarial que no dominaban.
Ésos son los dos caminos para renovar la dirección de la empresa: cambiar de líder o transformar al líder. No tenemos más opciones cuando nuestras organizaciones crecen, se vuelven más complejas y enfrentan nuevas necesidades de cambio.
¿Y qué hacer cuando el Líder de la Dueñez y el Director General son la misma persona? “Yo soy el propietario, el Presidente del Consejo y el Director General de mi empresa”, me han dicho muchos empresarios. En estos casos, ¿quién nos evalúa? ¿Cómo realizamos nuestra propia transformación? ¿Quién decide si necesitamos ser sustituidos?
Es duro afrontar con objetividad, realismo y valentía estos cuestionamientos. A los empresarios exitosos no les gusta ser evaluados. Piensan que son el líder ideal para conducir sus compañías por cualquier ruta y en cualquier momento. No son capaces de plantearse esas preguntas con seriedad.
Seamos honestos, no hay líder que sea el idóneo para todas las diversas circunstancias que hoy pueden vivir nuestras empresas. O no hay empresario que no deba reconocer que sólo cambiando su manera de dirigir se justifica que él mismo siga al frente de sus negocios.
Renovarse personalmente es difícil cuando tenemos más de 50 años y hemos sido muy exitosos. No nos damos cuenta de que nuestros paradigmas y fórmulas de éxito pueden ya no ser válidas en el contexto presente. 
Si fuimos buenos para negociar y conseguir cosas valiosas para nuestro negocio, puede ser que eso ya no sea tan determinante en el mercado de hoy. Si pudimos crecer con ejecutivos fieles que tardaron muchos años en formarse junto con nosotros, a lo mejor hoy la organización demande un nuevo perfil de directivos, que ahora habrá que contratar de otra manera.
Pero suelen crearse en las empresas distintos candados culturales, compromisos con principios añejos, formas de actuar que nos detienen, esquemas de operación rígidos, estructuras comprometidas con el ayer. Todo esto crea una parálisis en el liderazgo y la capacidad de cambiar. Y parece que no podemos hacer nada.
Sólo recordemos, cuando necesitemos de verdad producir una metamorfosis en nuestra compañía, que el cambio viene del cambio. Si no cambiamos, si somos los mismos haciendo lo mismo, el resultado será más de lo mismo, y seguiremos igual.
No podemos dejarnos atrapar por nuestras propias cadenas. Si tenemos que renovarnos, evolucionemos; si tenemos que ser cambiados, no nos aferremos. 
 
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Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.