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"Opinión"

"Riviera Mazatlán"

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    ‘Detrás de la definición de Riviera Mazatlán, si bien existe una plataforma básica debería haber un programa de inversiones para aminorar las disparidades municipales y es que hasta ahora son los “desarrollos turísticos integralmente planeado” los que siempre ganan en los presupuestos federales’

     

    Después de que el Alcalde de Mazatlán sentenciara en su primer informe de gobierno: “Nosotros vamos a hacer la promoción turística”, se echó a difundir la idea de una Riviera. Se buscó el nombre descartando que fuera el de nuestras raíces totorames, como no sucedió en el sudeste maya; se eliminó también la propuesta de Riviera Sinaloa, como no sucedió en Nayarit, y por descarte, se hizo al gusto, interés y ego del promotor: Riviera Mazatlán.

    Luego vino la socialización a través de un video promocional al que se invitó a unos alcaldes sorprendidos y luego se mostró a los medios de comunicación que lo aceptaron sin más, sin preguntar por el plan maestro y el financiamiento, y ahora sabemos que sólo existe un convenio intermunicipal que, nos dicen, el Alcalde panista de Rosario no lo ha firmado.

    No obstante, sus promotores decidieron llevar la idea como un hecho a la Feria Internacional de Turismo (FITUR) de Madrid con todo el costo que conlleva el traslado, hospedaje y alimentación de 35 personas en la parafernalia de reinas, chefs, platillos de mariscos, sin contar los miembros de la Banda del Recodo (Síndica, dixit).

    Curiosamente, por razones todavía no claras, de los seis alcaldes solo acudieron los morenistas de Mazatlán y Escuinapa, el resto, miembros del PRI, PAN y PVEM, se excusaron por problemas de liquidez. Se podrá decir oficiosamente que las cosas se hacen así porque de otra manera no se harían, que primero hay que poner nombre a las iniciativas y luego las cosas salen porque salen.

    Y por eso la gran interrogante es la sustentabilidad de la Riviera Mazatlán, el propio Gobernador ha sido muy cuidadoso de no involucrarse y lo deja como una iniciativa de los alcaldes sureños, llevando a la FITUR su propia agenda de citas. Revisé sus boletines de prensa y no hay una sola mención a la llamada Riviera Mazatleca.

    Claro, hubo, las fotos de rigor en el momento en que se abrió el stand Sinaloa y hasta coincidieron el Gobernador y alcaldes incluido sorprendentemente el de Culiacán en un encuentro casual con la reina Letizia.

    Pero, antes de continuar, permítaseme una breve disquisición sobre lo que es una Riviera, una definición hasta ahora no aceptada por la Real Academia Española, pero útil “para designar una región costera que, por sus bellezas naturales e infraestructura, atrae turismo”.

    Esto es una región costera a la que se le agregan los ingredientes del producto turístico.

    Estamos hablando de un valor añadido representado en servicios básicos, carreteras principales y aledañas en buen estado, aeropuerto internacional, hotelería de alta y mediana gama, monumentos y edificios históricos conservados, teatros y museos, restaurantes de buen nivel, servicios de recreación y entretenimiento con cierta sofisticación y una distribución aunque no necesariamente homogénea, sí congruente entre las unidades subregionales, que integran esa oferta para el turismo nacional e internacional donde cada una aporta lo mejor que tiene a la Riviera.

    Entonces, detrás de la definición de Riviera Mazatlán, si bien existe una plataforma básica debería haber un programa de inversiones para aminorar las disparidades municipales y es que hasta ahora son los “desarrollos turísticos integralmente planeado” los que siempre ganan en los presupuestos federales.

    Son los casos de Cancún, Huatulco y Los Cabos, por eso fuera de Nayarit, en ningún otro estado o ciudad costera tradicional se les ha ocurrido poner el nombre de Riviera y es que la clasificación de la Sectur ha sido un freno para el desarrollo del puerto ante el enojo histórico de los empresarios turísticos.

    Y es que este tipo de definiciones entonces conlleva un gran esfuerzo de integración que hasta hoy no existe, o pregunto, más allá de los atractivos naturales que sin duda tiene el sur de Sinaloa: ¿qué une a los seis municipios? ¿Qué se ha hecho para reducir las grandes diferencias municipales en materia de infraestructura? ¿O en materia de recuperación del patrimonio histórico de forma que podamos hablar de una red de centros históricos, ceremoniales o coloniales? Simplemente, no tenemos catálogos qué ofrecer a quien viene en plan de turismo cinegético, rural, religioso, patrimonial.

    Veamos, si ese turista europeo de altos ingresos frecuentemente acostumbrado a viajar con fines distintos a la media del norteamericano decidiera pernoctar fuera de Mazatlán ¿habría hoteles o casas habilitadas para recibirlos con un mínimo de satisfactores y seguridad? Vamos, ¿qué se ha hecho en los municipios con altos índices de violencia y desplazamiento?

    Vamos, la idea no es mala, pero no es sustentable, y eso en este momento de propaganda no parece importar mucho. Para el Alcalde de Mazatlán lo importante es que haya conectividad aérea, por eso su idea de conseguir fletar directamente un vuelo “desde cualquier punto de Europa a Mazatlán”.

    Si lo consigue habría primero el tradicional viaje de familiarización, donde los operadores turísticos vienen a ver la viabilidad para sus empresas. Aceptan la cortesía de la bienvenida, pero sin sacrificar el negocio, como sucedió con los cruceros. Es una historia que hemos visto con los vuelos fletados desde Canadá y los Estados Unidos de Norteamérica que hacen y luego ya no vuelven.

    ¿Cómo olvidar, por ejemplo, cuando Malova siendo Gobernador fue a recibir un vuelo de la costa este de Canadá y los pasajeros sorprendidos no sabían, ni entendían, el sentido de ese estrechón de manos que les dio un desconocido sonriente y amable?

    Quiero comprender lo que hay detrás de esta iniciativa apresurada eliminando la propaganda oficial de este proyecto incierto, y hasta efímero, mientras no se diga que para empezar cuenta con el apoyo del Gobierno del Estado.

    Hay tres posibles explicaciones de tipo político: La primera es que el Alcalde buscaría, y las ausencias dicen mucho, erigirse en el líder de los alcaldes del sur del estado, sin embargo, hasta ahora ha prevalecido la cautela y la oposición se ha quedado en sus municipios en tanto no vean claro qué hay debajo del oropel mediático.

    La segunda, busca reforzar la imagen del gobernante que “descubrió” Consulta Mitofsky y seguir construyendo una avenida, que lo lleve a la candidatura para gobernador porque con el Estatuto de Morena (el inconstitucional artículo 3-f), no puede “perpetuarse” como Alcalde y tendría que buscar postularse en otro distinto y sólo hay de cuatro en el estado: gobernador, diputado local, síndico procurador o regidor.

    Y, tercero, transmitir la idea, de que trae acuerdos con el gobierno federal para jalar recursos aun cuando el presupuesto de este año no los tiene contemplado para la llamada Riviera Mazatlán, porque simplemente no existe un plan maestro.

    O sea, de ser así, estaríamos antes que el lanzamiento de una nueva Riviera sustentable de una precandidatura.

    ¿Dónde pudiera terminar la iniciativa de Riviera Mazatlán?

    Que cada uno saque sus conclusiones.

    Al tiempo.

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