"Rompen grilletes en la UAS. Estudiantes dan el ejemplo"

De no ser porque los estudiantes han asumido históricamente la defensa de la Universidad Autónoma de Sinaloa, la institución educativa habría cedido a los apetitos de poder que han pretendido devastarla. Hoy, como ha sido siempre, el alumnado vuelve al rescate de la UAS para que sea de todos, no de un grupo o de una sola persona.

 

Igual que en 1981 cuando el entonces Gobernador Antonio Toledo Corro quiso quitarle las preparatorias a la Universidad, desde las aulas renace la insurrección contra un partido y un líder político que ha llevado a la casa de estudios al peor desgaste moral y tráfico con la academia de todos los tiempos.

 

Hace casi cuatro décadas Toledo quiso matar de hambre a la UAS al dejar de entregarle el subsidio y entonces algunos maestros se vieron obligados a ir a cobrar las quincenas a la Tesorería estatal mientras los estudiantes resistían en la custodia del nivel medio superior.

 

Ahora que intentan matarla de vergüenza, qué gran acto de valentía han aportado los estudiantes de Enfermería la UAS que se animaron a denunciar ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales las coacciones y chantajes para obligarlos a hacer campaña y votar a favor del Partido Sinaloense.

 

Falta ver qué papel asumirán frente a la lección estudiantil los académicos que en el salón de clases dan cátedras de garantías individuales, de dignidad humana y en lo particular exhiben que reprobaron las asignaturas de valentía, decencia e independencia. Sus alumnos les proporcionan las llaves para que se quiten los grilletes; ellos saben si las toman o continúan intelectualmente humillados.

 

En tanto, a la casa de estudios, rehén de un proyecto político, le viene como bocanada de decoro el hecho de que sean sus alumnos quienes la defiendan. Ronda el espíritu heroico de María Isabel Landeros y Juan de Dios Quiñónez, los universitarios que el 7 de abril de 1972 pagaron con su vida la defensa de la autonomía de la UAS.

 

Podrán decirse muchas cosas de los estudiantes que acudieron el martes a la Fepade, pero nadie podrá cuestionar el valor de los muchachos que marcan el punto de quiebre en la larga y denigrante espera para que fueran restablecidas en la UAS las libertades y la función educativa sin otra ambición más que la del conocimiento.

 

Han dado un salto peligroso en el trapecio de las componendas universitarias. Sin red de protección. Sin público que les aplauda. Al colocarse en situación vulnerable, los organismos de derechos humanos e instituciones gubernamentales tienen el deber de salvaguardarlos en la integridad jurídica, física y educativa. 

 

Es importante hacer responsables a las autoridades de la UAS y la injerencia del PAS en la institución de lo que pueda ocurrirles a los estudiantes que presentaron la denuncia ante las instancias electorales. Y si al contrario los acusados entienden que llegó el momento de devolverle la Universidad a alumnos, maestros, padres de familia y sociedad entera, habrá que reconocérselos.

 

Es mucha universidad, inmensidad de honor, para tan ruin propósito de servírsela en bandeja de oro. Los estudiantes, que son la conciencia moral del alma máter sinaloense, apenas comienzan a hablar. A través de la voz de ellos se expresa la voluntad social, que será cada día más fuerte, para que a la UAS se le respete y se le honre.

 

 

Re-verso

Si ofrece diez el PAS,

Por juntarle algunos votos,

Cuánto paga la UAS,

En la puja de sueños rotos.

 

 

La advertencia

Se dirá que el despojo a mano armada que sufrió Humberto Alfaro Bedoya, candidato independiente a la Diputación del Distrito 5 de Culiacán, es expresión del señorío de la delincuencia en Sinaloa, pero qué casualidad que le quitan su vehículo mientras hacía campaña en Bacurimí. Luego no finjan desmemoria y salgan con otra historia si los ataques pasan a mayores.