|
"Puerto Viejo"

"Save..."

""

    Eglantyne Jebb, nació el viernes 25 de agosto de 1876 en una comunidad rural  británica, y en su tiempo, se destacó como una importante activista social e hizo suya la misión de ayudar al prójimo, especialmente a los niños de su localidad que sufrían por la falta de alimentos; al tiempo, extendió su labor hacia varios países del continente europeo, llevando algo de alivio a las pequeñas víctimas inocentes de la primera guerra mundial. 
     
    Al paso de los años, con la colaboración de su hermana Dorothy, el martes 15 de abril de 1919, fundó una organización a la que denominó Save the children, la cual, poco a poco fue ganando adeptos hasta convertirse en un movimiento mundial que a la fecha continúa.
     
    El incansable trabajo y preocupación de Eglantyne por los infantes, la llevó a redactar una serie de principios que plasmó en la Carta de los Derechos de los Niños. Esto sucedió en el año 1923. Al siguiente año, fue reconocida por la Declaración de Ginebra  y posteriormente, en el año 1959, por la Organización de Naciones Unidas y a la cual se adhirió nuestro país, sin que en la práctica cumpla con las obligaciones que esto implica, como es el caso de promover y dotar de los medios necesarios para que la niñez tenga una vida digna que le permita crecer de manera integral, es decir, con alimentación asegurada, techo decoroso, recreación, atención de salud y asistencia escolar.
     
    Save the children llegó a nuestro país hace poco más de cuatro décadas. En Sinaloa hay un capítulo de dicha organización y recientemente, se acaba de establecer una unidad en el sur sinaloense, la cual está bajo la dirección del agricultor Ismael Díaz.
     
    Este organismo benefactor se ha enfocado en los niños que de manera temporal habitan  en las comunidades agrícolas, ofreciéndoles alimentación y actividades formativas.
     
    Son grupos infantiles que viven en condiciones infrahumanas, desprotegidos del amparo de la ley; son criaturas que inician vida sin conocer plenamente la maravillosa etapa lúdica de los primeros años, con el hambre atosigándolos, con una salud precaria que los convierte en presas mortales de cualquier enfermedad común; menores sujetos de agresiones violentas, presas fáciles del abuso sexual, y que de manera prematura, son obligados a trabajar por sus propios padres, quienes en su momento, también transitaron por la misma vía dolorosa.
     
    Son criaturas invisibles ante los ojos de la sociedad y del gobierno, que de no ser por el apoyo solidario de algunas agrupaciones ciudadanas, su situación sería peor, si es que acaso hay un nivel por debajo de la miseria.
     
    Hasta antes del año que corre, Save the children trabajaba en comunión con los comedores comunitarios que operaba la ahora extinta Sedesol, pero los arrebatos de la 4T cancelaron dicho programa, por considerar que estaba contaminado por la corrupción, y seguramente lo estaba, pero era rescatable, como lo son también las estancias infantiles y los refugios para las mujeres víctimas de la violencia.
     
    Una persona juiciosa sabe, y obedece a su convicción, que su quehacer no puede ser funcional apostándole siempre a los extremos. Reconoce los aciertos de quienes le han antecedido en la función que le toca desempeñar, respetando aciertos, corrigiendo los errores de lo que ha venido fallando y eliminando lo improductivo.
     
    La innovación no solo es creación, también implica, de ser necesario, corrección de lo que se hereda, lo cual, por lo hasta ahora visto, no lo entiende el Presidente de la República, de tal suerte, que me da la impresión que sufre daltonismo. 
     
    Esa obstinación ha implicado que miles de infantes que viven temporalmente en los campos agrícolas del estado de Sinaloa, y en otras entidades del país, continuarán sin ser vistos por la fodonga de Doña Justicia, y de remate, no están dentro de la mira social de los programas asistenciales del gobierno, ante lo cual, grupos ciudadanos como Save the children están operando para paliar un poquito el daño que causan los arrebatos del poder.
     
    Save the children es un instrumento ciudadano para ayudar al segmento más vulnerable de la sociedad: los niños invisibles. ¡Buen día! 
     

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!