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"Observatorio"

"Se busca líder para el PRI Sinaloa. Ni superhéroe, ni supermezquino"

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OBSERVATORIO

    A quién le toque dirigir al Partido Revolucionario Institucional en Sinaloa le corresponderá recibir la carga de liderar un PRI en decadencia, con la militancia alicaída, sectores obrero, popular y campesino desactivados, cargos públicos perdidos y muy poco dinero para escalar la cuesta arriba de la crisis interna política y moral. Inimaginable siquiera el perfil del o la valiente que quiera poner lomo y desgaste en esta labor.
    Deberá ser un hombre o mujer que a la primera intención proyecte confianza hacia las bases y difumine las reminiscencias de todo aquello que llevó al partido al colapso en que hoy está. Quizás un mago, un hipnotizador, una varita mágica, un hechicero o ya al menos un merolico. Esta vez no es suficiente el carisma, el colmillo, la cola, la lengua ni las garras.
    Tampoco deberá ser un “dinosaurio” o “bebesaurio” que con tal estigma anule desde el origen la transformación del PRI. Ni el “gato pardo” ni el “atole con el dedo” que encierran la trampa de la mentira que le ha sido consustancial al tricolor desde siempre. ¿Qué tal entonces otra estrella de telenovela con la cabeza hueca, que escenifique el último capítulo de la serie “matando al PRI ya muerto”?
    Además el tiempo es corto para habilitar de aquí al 8 de diciembre, fecha en que se realizarán las asamblea electivas, el perfil y la propuesta de quien dirija al PRI en Sinaloa, a no ser que ya esté definido el aspirante único que cuente con la bendición del Gobernador Quirino Ordaz Coppel, aunque no necesariamente tenga la aprobación de la militancia.
    De ser así, en el acta de nacimiento del nuevo PRI se asentará también la fecha de defunción. La designación con el dedo índice del Mandatario estatal viene junto con la maldición del fracaso porque las circunstancias actuales no dan para la imposición. En cualquier otro momento el dedazo resistía la dispersión; ahora la estimula.
    El caos priistas exhorta a la decisión incluyente, fincada sobre consensos. El logro de un líder híbrido, honesto y tesonero, que baje al nivel de las bases y reconstruya las emociones muertas de los verdaderos activistas políticos. Tejer con hilos de convicciones las redes que recuperen a los que una vez se jugaron todo en el priismo y se fueron desmoralizados por la perversa operación de aquellos que no querían un partido sino un albañal.
    Sea como sea, esta coyuntura priista será alucinante. Inviable el dedazo del jefe del Ejecutivo estatal porque es igual de complicado integrar en una sola persona tantos atributos para sacar al PRI del atolladero en una atmósfera de recriminaciones intramuros y rechiflas públicas a que condena la demolición de la credibilidad que con tenaz displicencia hizo Enrique Peña Nieto y su clan de voracidades ilimitadas.
    Otra emergencia consiste en construir un partido para aquella parte de la sociedad que no se siente y que cada vez se sentirá menos representada por el Movimiento Regeneración Nacional que entrará a la fase de desgaste que le corresponderá solo por el hecho de ser gobierno. ¿Un PRI de izquierda? Más bien dicho un PRI de todos, menos de los grupos de poder que eternamente lo han tenido secuestrado en Sinaloa.
    Esto no será un proceso interno para renovar la dirigencia estatal. Antes que otra cosa será una hazaña si es que la lección del primero de julio fue aprendida por la clase priista roedora que poco a poco le fue carcomiendo la base social a esta organización política. ¿Para qué se plantean ahora como los salvadores de aquello que ellos mismos devastaron?
    Es ocioso dar nombres ahora. No existe uno solo que llene los requisitos para rescatar al PRI de la ruta que lo lleva al borde del abismo. No podrá ser una sola persona, ni la Confederación Nacional Campesina, Confederación de Trabajadores de México, Confederación Nacional de Organizaciones Populares, ni los sectores juvenil y femenil. Esta vez el salvamento tendrá que ser entre todos, o igual al unísono empujarlo de una vez al desfiladero.
     
    Re-verso
    Y los que creen todo perdido,
    Al PRI querrán destruirlo,
    Y propondrán nuevo partido,
    Para después prostituirlo.
     
    El partido de Felipe
    Solamente en una noche de copas, con el alcoholímetro al tope, se le puede ocurrir a Felipe Calderón Hinojosa crear otro partido en México después de que en la reciente elección constitucional los ciudadanos quisieron precisamente destartalar la horrorosa partidocracia. Podría Llamarse Partido Emergente de Dolosos Objetivos Sociópatas. ¡Salud! Ya no tome Margaritas, ex Presidente.
     

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