Es común que en las novelas y películas de misterio se sospeche siempre que el culpable es el mayordomo. ¿Por qué? Algunos podrán sugerir que la razón estriba en que es el servidor principal de una casa y todo está a su cargo. Sería el concepto contrario al ama de llaves. Además, en muchas ocasiones se le caracteriza como alguien oscuro, sórdido y tenebroso.
La palabra mayordomo proviene del latín y significa el mayor de la casa (maior domus). Sin embargo, también existían mayordomos de palacio, que vendrían ser algo semejante a ministros, encargados de la administración o tesorería.
Cada uno somos mayordomos que hemos recibido algunos bienes para saber administrarlos, pero no para que nos sintamos como dueños y los utilicemos de manera egoísta solamente en nuestro provecho.
En el capítulo 12 del Evangelio de Lucas se nos narra que un hombre le pidió a Jesús: “Maestro, dile a mi hermano que me dé mi parte de la herencia”. Y Jesús le respondió: “Amigo, ¿quién me ha nombrado juez o repartidor entre ustedes?” Luego, le dijo a la gente: “Eviten con gran cuidado toda clase de codicia, porque aunque uno lo tenga todo, no son sus posesiones las que le dan vida”.
A continuación les propuso una parábola acerca de un hombre rico que tuvo una gran cosecha y pensó: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mis cosechas”. Entonces, se dijo: “Echaré abajo mis graneros y construiré otros más grandes; allí amontonaré todo mi trigo, todas mis reservas”.
Hecho esto, exclamó: “Alma mía, tienes aquí muchas cosas guardadas para muchos años; descansa, come, bebe, pásalo bien”. Sin embargo, Dios le dijo: “Insensato, esta misma noche te reclaman tu alma. ¿Quién se quedará con lo que has preparado?”
¿Me considero dueño o simple mayordomo?
@rodolfodiazf