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"Opinión"

"Sinaloa, ¿quieres desarrollo económico? Ahí te va una idea millonaria y ecológica"

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    Sinaloa, nuestro bello y querido estado, se caracteriza por muchas cosas, excepto por un buen desarrollo económico (aunque algunos digan lo contrario). 
     
    A pesar de que nuestro estado es líder en la producción de alimentos y muestra crecimiento económico (reflejado en el PIB), la falta de desarrollo económico, político, y de bienestar social, es claro y tangible.
     
    Sinaloa destina tres cuartas partes de su territorio a la agricultura y se ha ganado el título de “el granero de México” (entre otros). Asimismo, produce la mayoría de tomate, pimiento, y pepino de exportación en México. No obstante, bastante de nuestros agricultores están en una lucha constante por la sobrevivencia.
     
    ¿Qué otro cultivo podría ayudar al desarrollo económico de Sinaloa?
     
    Imagina una planta que disminuye el colesterol, es antiinflamatorio, ayuda a tratar distintos trastornos neurológicos, es más duradero que el concreto, se puede usar como biocombustible, textil, y es un alimento rico en proteína. Además, su cultivo tiene un mínimo impacto sobre el medio ambiente y tiene un ciclo de 120 días.
     
    Suena a producto milagro ¿no? Aunque parezca inverosímil, está comprobado científicamente que el cannabis (mariguana) tiene todas estas propiedades y más.
     
    Pero antes de que se persignen, no estoy sugiriendo que se pongan a plantar mariguana, sino una variedad de la misma familia, el cáñamo.
     
    Esta planta ha sido utilizada por la humanidad desde hace miles de años. Hasta finales del Siglo 19, el 90 por ciento de las cuerdas y velas para navegación y las redes de pesca se elaboraban con fibras de cáñamo. 
     
    El cáñamo es completamente distinto a la mariguana en su función, cultivo, y aplicación. Esta planta no contiene los compuestos psicotrópicos y medicinales de la mariguana, crece rápida y fácilmente en virtualmente cualquier terreno, y requiere de un cuidado mínimo (es muy resistente a plagas). Aún más importante, tiene un sinfín de aplicaciones industriales.
     
    Además de estas propiedades, el cultivo de cáñamo requiere menos químicos que el de algodón, soya, maíz, y trigo. También puede ayudar a reducir la degradación del suelo ya que consume menos agua. La elaboración de papel con esta planta puede ayudar a reducir la deforestación, y este proceso requiere menos químicos que el procesamiento de la pulpa de árbol. Los textiles de cáñamo tienen atributos antibacteriales y son biodegradables.
     
    Asimismo, las semillas y aceites de cáñamo poseen más y mejores proteínas que la soya, así como el mayor porcentaje de ácidos grasos esenciales y el menor porcentaje de grasas saturadas que cualquier otro grano.
     
    Para no hacer el cuento más largo, hoy en día, la industria del cáñamo ha evolucionado en una gran variedad de productos, incluyendo el de los superalimentos, cuidado de la salud orgánica, textiles, materiales de construcción, biocombustibles, biopolímeros, y mucho más (más de 25 mil productos se pueden generar a partir del cáñamo).
     
    Empero, aunque las diferencias entre el cáñamo y la mariguana son abismales, esto no evitó que nuestros legisladores se confundieran y agruparan a todas las especies del cannabis en un mismo grupo (ilegal). Esto no fue producto de nuestra propia imaginación, sino una “imposición” del gobierno estadounidense. En la década de los setenta, el Presidente Nixon declaró la famosa “War on Drugs” y convirtió el “Acta de Sustancias Controladas de 1970” en una ley. Esto fue el origen de todo el “despapaye” que hemos vivido en México, particularmente en Sinaloa, en el tema del narcotráfico y la guerra contra las drogas.
     
    A pesar de que es “ilegal”, ya existen distintos productos de cáñamo a la venta en tu supermercado o boutique local, y seguramente, ya has adquirido alguno de ellos (cualquier producto con el nombre “hemp”). Lamentablemente, la gran mayoría de estos productos son importados.
     
    El cáñamo no es una panacea para nuestros problemas sociales, económicos, y ambientales, ningún cultivo puede hacer eso. Sin embargo, el cultivo y la industrialización de esta planta podría servir de baluarte para impulsar nuestra economía y prosperidad. Mediante la manufactura de una gran gama de productos y una agricultura productiva y ecológicamente sustentable, nos acercaremos más a un verdadero desarrollo económico.
     
    La economía, convertida en un fin y no en un medio, se ha apoderado de todas las esferas de la vida. Debemos reducirla a la medida de nuestras necesidades reales y centrarnos en actividades que representen un mejor futuro para todos.
     
    Propongamos a nuestros nuevos legisladores que impulsen el cultivo y la industrialización del cáñamo, pero que dichas legislaciones sean para fomentar el desarrollo de toda la sociedad y no el de unos cuantos empresarios.
     

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