"Todos queremos comer"

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20/02/2015 00:00

    Me resulta franca­mente ofensivo escuchar en el radio, ver en la televisión y encontrar en los periódicos, montones de anuncios de los partidos po­líticos (a veces tres y cuatro seguidos, incluso repetidos), en los que acusan a los otros partidos de ser responsables de las desgracias nacionales y prometen que ellos van a hacer y deshacer, componer y mejorar las cosas. Como si los mexicanos no supiéra­mos, como si no hubiéramos visto.
    Pero además de la náusea que me provocan sus men­tiras, me indigna que estén convencidos de que tienen el derecho de gastar así el dinero, ese que tanta falta hace para mejores causas. Porque ese derroche inútil les quita la comida de la boca a millones de personas, aun­que claro, llena los bolsillos de los dueños de los medios de comunicación y de los in­volucrados en pensarlos y hacerlos, a quienes les pagan millonadas por comerciales que nadie ve, nadie escucha y sobre todo, nadie cree.
    Y sin embargo, lo hacen y lo siguen haciendo, porque es evidente que prefieren quedar bien con los ricos (y sobre todo con los medios), que con los ciudadanos. Por eso no hay recortes para los partidos pero sí los hay para lo que afecta a los ciudada­nos, para quienes la respues­ta frente a las necesidades es ignorarlos, decir que no hay dinero, prometer y no dar, incluso anunciar que se en­tregan los recursos cuando no es cierto.
    Es difícil entender que se prefiera dejar intacto el dinero para la publicidad electoral y las campañas y en cambio recortar recur­sos a salud, educación, in­fraestructura, y más difícil todavía es entender que se prefiera no pagarles sus sala­rios a maestros, burócratas, policías, no cubrir las rentas de locales rentados o de ser­vicios ya realizados y mer­cancías entregadas. ¿De qué quieren que vivan las perso­nas? ¿Cómo piensan que le pueden hacer para comer?
    En mi esquema mental, sería más sencillo y más barato pagarle a la gente su salario a tiempo, e incluso mejorarle ese salario, que gastar millones en anuncios en los que prometen que lo van a hacer o ¡juran que ya lo hicieron! Y por supuesto, si así fuera, no habría nece­sidad de cruzadas contra el hambre ni de programas contra la pobreza.
    Pero evidentemente mi esquema mental es estúpi­do, porque precisamente no se trata de resolver los problemas, sino como decía con crudeza Bruno Lautier, "darle empleos y ocupación a legisladores y burócratas." Y precisamente porque de esto se trata, no importa que ni si­quiera sirva, pues como dijo hace algunos años un secreta­rio estadounidense del tesoro, "los trillones de dólares que se han dado a los países pobres no han servido de nada y han sido dinero desperdiciado".
    Pero no, no se han des­perdiciado, sino que, como afirma Paul O´Neill, ha te­nido otra utilidad: "En lugar de usarse para el desarrollo, han dado oportunidad al enriquecimiento de malos gobernantes".
    Esta es la cuestión diría el personaje de Shakespeare.
    El problema es que a los nuestros ya se les pasa la ma­no, de plano abusan. Tantos comerciales en los que se vuelve a prometer que si vo­tamos por este sujeto, por aquel partido, todo se resol­verá; tantas las inserciones pagadas de los diputados y senadores jurando que tra­bajan para nosotros; tantas de los gobiernos locales y del federal informando lo mucho que nos quieren y se preocupan y hacen. Ya no es posible ver más al Presidente y a los gobernadores del Es­tado de México y de Chiapas, cuyas fotos salen todos los días en todos los medios.
    Y que me disculpen tam­bién mi estúpida manera de pensar, pero estoy convenci­da de no tendríamos a maes­tros y policías y enfermeras cerrando calles y haciendo marchas y plantones si re­cibieran sus salarios, algo que por lo demás, es de ele­mental justicia. Y con ello, de paso, la vida de todos los ciudadanos mejoraría.
    Sí, definitivamente ese derroche en publicidad esta­ría mejor gastado si se usara para otros fines.
    Escritora e investigadora en la UNAMsarasef@prodigy.net.mxwww.sarasefchovich.com