Editorial
Después de tantos discursos resulta que no hay vacunas contra el Covid-19, ni siquiera se pueden conseguir con el dinero en mano.
Se acabaron las ofertas y las promesas, comienzan las compras de pánico, los países comienzan a demandar les mentadas vacunas que se ofrecieron como la cura de todos nuestros males.
Las buscan los países ricos, los que andamos en el anunciado desarrollo y los menos afortunados, por supuesto. Los que ni siquiera tienen voz usan a la ONU, pero todo mundo anda tras la vacuna.
Joe Biden, a punto de estrenarse como Presidente de Estados Unidos, acaba de anunciar que el programa de vacunación en su país es un desastre, así que en cuanto se siente en la silla grande iniciará un programa de vacunación a gran escala.
El Presidente electo promete vacunar a 100 millones de ciudadanos en solo 100 días, de a millón por día, una promesa que se antoja titánica.
La mala noticia para nosotros es que si nuestros vecinos ricos se ponen a vacunar con esa intensidad nos van a dejar sin vacunas por un buen rato, algo que oscurece el horizonte maravilloso que nos había pintado el Gobierno federal.
En Sinaloa nos queda una esperanza, que el Gobierno estatal y algunos empresarios consigan las vacunas necesarias para iniciar nuestro propio programa de vacunación, el asunto se escucha bien, el problema es que hasta ahorita no hay dónde comprarla.
Esperemos que nuestras autoridades encuentren algún proveedor porque el manejo de la pandemia hace tiempo que se salió de control, sobre todo en las grandes ciudades.
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