"Vivos se los llevaron..."

Desde aquella novela llamada México bárbaro, de John Kenneth Turner, que retrataba una nación que vivía bajo la “paz de los sepulcros”, se había vivido un México al parecer sin conciencia, roto a veces con voces discordantes que advertían que algo no andaba bien, y de nuevo el México ignorante de la realidad volvía a su cómoda rutina.

Así, un México somnoliento se negaba a tener un crudo despertar.

Sin embargo, con las historias de terror reales que llegaban de diversas regiones de la República, historias reales que, con el advenimiento de la tecnología, se volvieron más cercanas y más inmediatas y por eso acuciaban más el alma.

De tímidas voces reclamando la aparición de sus seres queridos, madres, hermanas y esposas pasaron a los gritos de dolor ante quien pasara y volteara a escucharlas.

Ante esa abulia oficial, empezaron arrodillándose ante los detentadores del poder omnímodo del Estado, ahora eran súplicas, era llanto, era impotencia ante la sorda presencia de las autoridades.

Con fotos en el regazo, ese regazo materno que brinda protección toda la vida, las mujeres se hicieron fuertes de la mano una con otra, cadenas de amor que ya no podías ignorarse.

Y los gritos se hicieron más fuertes, las exigencias traspasaron las fronteras, los reclamos ya no podían ser ignorados.

Ante las respuestas tibias, las mujeres se lanzaron a buscar por ellas mismas a sus amados “tesoros”.

En Sinaloa, el Gobernador promete todos los recursos necesarios para la búsqueda de personas desaparecidas.

A nivel federal, el Presidente Andrés Manuel López Obrador anuncia la reinstalación del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, que anteriormente solo sirvió para aparentar un interés del Estado en la atención a víctimas.

Ojalá que estas acciones no queden en nobles intenciones, la gran fosa espera para ser descubierta y acabe el dolor de quienes aún reclaman justicia.