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"Editorial"

"Y con la educación ¿entonces qué?"

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13/12/2018

    Editorial

    Que el nivel educativo de México no está a la altura de sus principales competidores y socios comerciales, es una realidad que nadie desconoce. El sistema educativo del País no ha estado a la altura de las necesidades de un desarrollo global y poco ha sido lo que se ha avanzado para dejar atrás ese rezago.
     
    En el Gobierno federal anterior, se promovió una Reforma Educativa que aspiraba a dar un giro a la manera en la que se está conduciendo la educación básica de México. Ahora, esa reforma está a punto de ser revertida.
     
    Mejorar las condiciones educativas no solo tiene que ver con la forma en cómo se contrata a los nuevos maestros, que, aunque importa, no asegura que las condiciones formativas de los niños vayan a tener un giro significativo en las evaluaciones.
     
    Los planes de estudio, aunque renovados, poco han contribuido a que el proceso de enseñanza aprendizaje tenga un cambio radical que se refleje en mejores calificaciones.
     
    Y los maestros, los encargados de llevar a cabo todo ese proceso, estuvieron más preocupados por la carga de estar al nivel que los nuevos requerimientos de la reforma educativa demandaba: más cursos, más programas, más cambios, más cursos, más...
     
    Y las escuelas. La Reforma Educativa apostó por un cambio en los programas y planes de estudio, de la mano de una planta de maestros que no alcanzaban a entender la magnitud del proceso, pero sin la herramienta principal: las aulas, que muchas de ellas, han seguido inapropiadas para el aprendizaje.
     
    Y las familias. Muy pocas lograron involucrarse y entender que lo que se proponía, era una nueva forma de aprendizaje que distaba de la experiencia que tuvieron los padres en la escuela.
     
    La Reforma Educativa es casi un hecho que se va. Lo que pretendieron hacer ya no se hará. Y otras cosas nuevas vendrán.
     
    Más allá de los mecanismos que se decidan para la selección de los nuevos maestros, de la relación con el sindicato, de la participación de los padres de familia o de qué planes haya para los planteles educativos, la pregunta que vale la pena hacerse es: y con la educación, ¿entonces qué?

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