"‘¿A quién le podía decir si ellos me tenían que defender?’"
MAZATLÁN._ Alejandra afirma que todavía tiene “flashbacks” de cuando fue abusada sexualmente.
Las estadísticas señalan que por lo menos el 60 por ciento de los casos de abusos sexuales a niños en México son cometidos por los mismos familiares. Y Alejandra, una joven de Mazatlán, a quien se le llamará así para proteger su identidad, es ejemplo de ello.
No recuerda con exactitud la edad. Dice que quizá siete, o tal vez ocho años, pero lo que sí recuerda es que su mamá para poder ir trabajar la dejaba encargada con una tía y un tío; al tío lo llegó a amar tanto que lo llamó “papá”. Sentada en un café del Centro Histórico cuenta que fue ese “papá” quien a partir de esa edad la empezó acostar boca abajo en una colchoneta supuestamente para darle masaje, se montaba sobre ella y frotaba su miembro en sus asentaderas. ¿Eyaculaba? No lo sabe. A esa edad no sabía qué estaba ocurriendo.
“Para mí esa era mi casa, mis primos eran mis hermanos y mi tío era mi papá, me nació decirle papá, y no sé por qué mi tío me ponía en una colchoneta, en el piso, y se subía encima de mí y empezaba a frotar su pene con mi trasero”, dice.
“Cuando finalizaba, yo me quedaba así de ‘¿qué fue esto?’, no entendía, pero empecé a saber que algo no estaba bien porque cada vez que nos quedábamos solos me empecé a esconder en el clóset, no quería que siguiera pasando”.
Su madre le había dicho que nadie tenía derecho a tocarla, pero cuando se lo decía, Alejandra imaginaba personas externas a su familia. En la infancia no pensaba que ese “nadie” involucraba también a quienes debían de cuidarla.
Su “papá” también la observaba desnuda cuando se bañaba y en una ocasión obligó a su hijo a montar también encima de ella y frotarse contra sus sentaderas.
La pesadilla acabó cuando empezó la adolescencia y se quedaba en casa a esperar a que su madre saliera del trabajo.
-¿Nunca denunciaste?
“¿Y a quién le podía decir si se supone que ellos eran los que me tenían que defender?”, responde, “cuando eres niña y el abuso viene de alguien que quieres tanto te rompe el cerebro, no entiendes”,
Hoy Alejandra tiene 28 años, estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Sinaloa, trabaja en una dependencia de seguridad pública y es parte del colectivo feminista en Mazatlán que busca en parte levantar la voz ante tantos abusos sexuales de niñas en el municipio.
Su madre sólo se enteró de los abusos cuando leyó un diario donde ella narró todo. Aún así nada cambió: a su tío lo ve cada Navidad.
“Para mí esa era mi casa, mis primos eran mis hermanos y mi tío era mi papá, me nació decirle papá, y no sé por qué mi tío me ponía en una colchoneta, en el piso, y se subía encima de mí y empezaba a frotar su pene con mi trasero”.
Alejandra
Víctima de abuso sexual por parte de su tío