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"BUSCAN A SUS DESAPARECIDOS"

"Cambia las zapatillas por botas, para buscar a su hijo"

"Una madre, ante la desaparición de un hijo es capaz de enfrentar el momento con el trabajo o peligro que esto implique"

EL ROSARIO._ El dolor de una madre no conoce límites y ante la desaparición de un hijo es capaz de enfrentar el momento con el trabajo o peligro que esto implique, aseguró Blanca Mojardín, líder del colectivo Una Luz de Esperanza, Rastreadoras del Sur de Sinaloa, ya que tras la desaparición de su hijo, Julio Alfredo, a los 27 años, el 4 agosto del año 2016, su vida dio un vuelco para no volver a ser igual.

Este hecho, sostuvo que la llevó a convertirse en "rastreadora" por lo que cambió las zapatillas por botas, el maquillaje e imagen femenina en trabajo, sudor y peligro.

"Desde el momento que sucedió lo de mi hijo, desde que desapareció hasta el momento van a ser dos años, creo yo que no he tenido un momento de paz. Ellos se llevaron a mi hijo, pero con él se llevaron mi familia completa, destruyeron a mi familia", afirmó.

"Yo no tenía noción de qué vida iba a llevar aquí, se acabó esa mujer femenina, de vida social de ir a un antro, todo, todo se acabó para mi no hay 10 de mayo, para mí no hay fiestas".

Otro sacrificio además del cansancio, es el tener que deslindar al resto de sus hijos de esta actividad, pues reconoce el peligro que corre en cada búsqueda, al existir personas que no les gusta que salgan a la luz esos cuerpos.

Reconoció que los hijos crecen, cometen sus errores pero también que con la muerte los pagaron y ahora toca el trabajo de encontrarlos en los montes.

"Para mí la desaparición de mi hijo fue una muerte en vida, porque jamás me imaginé esta vida que estoy llevando, entre montes, animales, escondiéndote que no te vayan a hacer algo y con toda la fuerza en los soles, estos calores tan fuertes y sin medios porque lo hacemos con los medios propios", sostuvo.

Mojardín, señaló que como ella se ha encontrado con un gran número de mujeres en el camino, con el mismo dolor y la misma sed de dar con sus desaparecidos, lucha en la que se pierden clases sociales o condiciones económicas.

"Hay que seguir luchando por esto que no se acaba, esto que no tiene fin, yo no le veo el fin, es un costal sin fondo, cada día se pierden más y más gente", aseveró.

El que haya principalmente mujeres realizando estas tareas, dijo que se resume a una palabra el ser madre, ya que los padres llevan el dolor de manera diferente que no demuestra dolor.

Con más de dos años en esta labor, refiriere que le ha tocado trabajar hasta casi desfallecer, transformando el dolor en fuerzas para continuar.

"Yo lloro y me desespero al no encontrar pero mi coraje lo desquito cavando; he aprendido mucho a conocer la tierra, a dónde hay una fosa, a dónde hay tierra virgen", aseguró.

Invitó a los padres que tienen un hijo desaparecidos a acudir a hacerse las pruebas de ADN, ya que refirió se han encontrado cuerpos que pasan de una fosa clandestina y terminan en una fosa común, para que su esfuerzo no sea en vano.

Concluyó que no piensa detener su búsqueda mientras le queden fuerzas, a pesar de que al encontrar su hijo no existirá paz, pues la pérdida se vuelve una muerte en vida.

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