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"Carlos Osuna, el sinaloense que canta en Viena"

"A 20 años de su inicio en el Coro Ángela Peralta, el tenor cantará en ‘Espectacular’ el 18 de julio, en el Teatro Ángela Peralta"

MAZATLÁN._ La punta del iceberg del movimiento cultural de Mazatlán, son los artistas que han surgido de él y han conquistado los foros internacionales.

El que ha llegado más alto, hasta este momento, es el tenor Carlos Osuna, quien actualmente es parte del ensamble de solistas de la Wiener Staatsoper de Viena, una de las cuatro casas de ópera más importantes del mundo, junto con el Metropolitan Opera House, de Nueva York; la Scala, de Milán y Covent Garden, de Londres.

Fue en el Coro Ángela Peralta donde escuchó y cantó por primera vez una ópera, ya hace 20 años, por eso lo celebrará este 18 de julio con el concierto "Espectacular, del Coro Ángela Peralta al Wiener Staatsoper”, a las 20:00 horas.

Carlos Osuna tuvo la suerte de que en Mazatlán vivieran Antonio González, un profesional del canto, y el director concertador Enrique Patrón, considerado como el mejor director de ópera de México; el primero lo formó y el segundo lo impulsó a hacer una carrera profesional dentro del canto.

Nacido en un barrio bravo de Mazatlán, su familia de clase media lo formó en la cultura del trabajo y la honestidad, pero el canto cambió radicalmente su futuro.

Las artes era un mundo que ni siquiera imaginaba cuando ingresó al coro del Colegio SAM, a los 12 años; él quería tocar en la banda de guerra o ser parte del equipo de basquetbol, a regañadientes aceptó que la maestra Cristina Vadillo le diera clases de canto, quien lo escogió por la belleza de su voz.

La maestra Vadillo

“Tú tienes voz de sopranito, vas a cantar en el coro del Colegio Sam”, le dijo la maestra Vadillo cuando les pidió a los niños, que jugaban en el recreo, que cantaran algo para integrar el coro de esa escuela.

“Yo, la verdad, quería estar en la banda de guerra o en el equipo de basquetbol, la maestra Cristina Vadillo era la maestra del coro y le contó a la directora, que era Yolanda Urquijo. No me dio alternativa y así entré al coro de la escuela. Al principio iba a fuerza y poco a poco me fue gustando”, comparte Carlos.

“Tenía 12 año apenas, me daba mucha vergüenza cantar en público, me ponía a temblar en los escenarios. A la maestra le agradezco que me enseñó lo que era el canto y supo inculcarme amor por él, por eso siempre la tengo presente. Si ella no hubiera estado en mi vida, no hubiera descubierto que tenía ese talento que se convirtió en mi vocación y en la profesión de la que vivo”.

El Coro Ángela Peralta

Recuerda que en el coro de la maestra Badillo supo que existía el Coro Ángela Peralta y que cantaba ópera, eso era un mundo totalmente desconocido para él y que era lo mejor del canto en Mazatlán. No había viajado y Mazatlán era todo su mundo, por lo que pensaba que era muy difícil entrar a esa agrupación porque eran profesionales.

El primer espectáculo en el que participó fue en el montaje de Carmina Burana, de Carl Orff, que se hizo para unos Juegos Florales, y reconoce que se impresionó con esa experiencia porque todo era profesional: los solistas, la orquesta dirigida por Enrique Patrón de Rueda; el vestuario, la iluminación, y se deslumbró porque no sabía que ese mundo existía en Mazatlán.

“Fue la primera vez que escuchaba a cantantes profesionales y empecé a soñar con ser como ellos. Después participé en Madama Butterfly y Turandot; la Novena, de Bethoveen, Elixir para niños, en la que canté el papel principal de Nemorino, canté el Remendado de Carmen. Fue maravilloso descubrir el mundo de la ópera en el Coro Ángela Peralta”, recuerda.

“Al maestro Patrón lo vi por primera vez cuando dirigió Carmina Burana, tenía 15 años y tuvieron que pasar tres años para que empezara a notar que estaba en el coro. Tenía 18 años, me escuchó en un concurso que hacían para ver si te renovaban la beca. De repente, me dio clases personales y me mandaba indicaciones, a través del maestro Antonio González, sobre pequeños roles que quería que hiciera”.

En Bellas Artes

Tenía 18 años cuando Patrón de Rueda lo invitó a cantar a un concierto al Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, que lo ofrecían a las primeras damas de Latinoamérica porque había un encuentro de mandatarios de todo el Continente; ahí él le presentó a Pepita Serrano, la benefactora de SIVAM, la mejor escuela de canto profesional en México.

“De los nervios se me enronchó toda la espalda. Canté Granada en Bellas Artes y ahí me di cuenta lo que era un gran escenario”, dice con emoción.

Enrique Patrón de Rueda

El SIVAM

A los 19 años, salió de preparatoria y tenía que decidir qué estudiar; el maestro Patrón le dijo: “me gustaría que te fueras a estudiar a la Ciudad de México, creo que puedes hacer carrera en la ópera”, quedándose frío, aceptó, pero le pidió que hablara con sus papás para que le creyeran.

“Me puso una prueba el maestro Patrón; no me volvió a hablar hasta que yo solito me fui a México y lo busque allá. Cuando llegué estaban listas las clases con los mejores maestros nacionales e internacionales del SIVAM (Sociedad Internacional de Valores de Arte Mexicano), mi beca para alimentación y gastos; por mi cuenta, me inscribí en la Escuela Superior de Música del Centro Nacional de las Artes”, menciona.

En varias ocasiones, se quedó sin becas y tuvo que trabajar para el Coro de Toluca, audicionó y fue aceptado en el Taller de Ópera de Culiacán; en Cardif, la capital de Gales, lo becaron en la escuela gracias a la donación de un cuadro, con cuya venta fue posible becarlo por un año: hospedaje, colegiatura, alimentación. El Banco Santander hizo posible que se quedara seis meses más en la Escuela de Cardiff.

Participó en el Concurso Internacional de Canto Sinaloa, con el dinero que ganó se fue a audicionar a las óperas estudio de Berlín, París, Hamburgo, Colmar, Estrastburgo, Munich, París y Nancy, en Francia.

Sólo le quedaba dinero para una más y escogió Basilea en Suiza; ahí lo aceptaron. Estuvo un año y cantó Werther, el Pinkerton de Butterfly; tenía 24 años.

“Me nombraron cóver del protagónico para sustituirlo por si sucedía cualquier contratiempo, eran 20 funciones y la última, el tenor se enfermó y salí a la escena a cantar el rol principal de Butterfly”, señala.

“En 2009 gané el segundo lugar del concurso Licia Albaneses de Nueva York. En noviembre de 2010, ya había rentado un depa en Mazatlán; me iba a quedar a vivir aquí, pensé que se habían acabado las oportunidades, hasta compré todos los muebles, cuando me habló un agente para decirme que en la Ópera Estudio de Viena me ofrecían estar por dos meses, me lo extendieron cuatro meses más y me ofrecieron un contrato por un año para ser parte del ensamble de solistas de la Opera Estatal de Viena, una de las mejores del mundo”.

Cantante internacional

Carlos Osuna ha cantado en Austria, España, Alemania, Italia, Holanda, Japón, Estados Unidos, Costa Rica, Suiza, México, con artistas de la talla de Anna Netrebko, Jonas Kaufmann, Plácido Domingo, Rolando Villazón, Dimitri Jorotowsky, Roberto Alagña, Juan Diego Florez, Ramón Vargas, José Cura, Edita Gruberová, Carlos Álvarez y Marcelo Álvarez.

 

 

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