"Como ocurre en todo el País, en Mazatlán el Covid-19 repercute en toda la cadena del turismo"
Los catamaranes están fondeados en el Canal de Navegación, casi frente a la Isla de la Piedra. Con ellos están parados quienes invitan a los paseos en hoteles o centros de entretenimiento, los que venden boletos en el embarcadero, los que los navegan, los que conducen el transporte en tierra, los restauranteros, los meseros, los que venden artesanías o cocos. Todo un efecto dominó.
En la Isla de la Piedra se respira soledad, pues, aunque no todo está paralizado falta lo que le da vida a este centro recreativo: los turistas.
Uno de los lancheros comenta que están haciendo guardias para ofrecer el servicio a los propios isleños que deben acudir a Mazatlán a trabajar, a hacer las compras o al doctor.
-- ¿Cuántos viajes hace al día?
"N’ombre, hago tan poquitos viajes que ya hasta se le está olvidando cómo atracar, al rato voy a voltear la panga en medio del canal".
Ya en serio, señaló que solamente el 30 por ciento de las lanchas están activas.
En el embarcadero municipal, los aurigueros y pulmoneros están atentos al llamado de algún cliente. Llegan a cuentagotas, y son los propios isleños que vienen cargados de provisiones. Hacen pocos viajes a la zona de playa, situada justamente al otro lado del embarcadero.
Durante el recorrido se puede observar que los hoteles, las posadas y los restaurantes están cerrados.
Solamente las tiendas de abarrotes y los pequeños supermercados permanecen abiertos para dar servicio a la comunidad.
No hay guías de turistas, ni las plataformas que trasladan a los turistas hacia las playas.
Semana de Pascua debió ser una de las mejores para los isleños. El Covid-19 terminó con la esperanza de los habitantes de la Isla de la Piedra.
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