"Con fragilidad ante la evolución, el oficio de Jesucristo sigue vigente"

"León Pedro Ampier es una de las 297 mil 197 personas que trabajan en la carpintería, comenzó en el oficio de manera circunstancial"
21/04/2019 16:02

CULIACÁN._ La carpintería es uno de los oficios más antiguos de la humanidad, según la religión católica era el oficio de Jesús de Nazareth, que siguió la profesión de su padre San José, mismo que fue escogido como patrono del gremio.

Para León Pedro Ampier el oficio de carpintería llegó a su vida de manera circunstancial, tiene 24 años al frente de la carpintería Ampier y actualmente es una de las 297 mil 197 personas que ejercen eses oficio en México.

“Yo no tuve parientes, ni familiares que me enseñaran el oficio, yo tuve conocimiento empírico, ya con los años en el negocio me he hecho de amigos carpinteros a los que consulto y me han dado muchos tips, pero ya la experiencia te va diciendo, a veces nos topamos con paredes bofas, descuadradas, complicaciones que te llevan de la mano”, detalla.

La carpintería representa apenas 0.6 por ciento de la población ocupada del país, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía difundidas a propósito del Día del carpintero, que se celebró el 19 de marzo.

La modernidad y la tecnología colocan a este trabajo en situación de fragilidad ante la evolución, Pedro Ampier lo reconoce, dice que ya hay muy poca carpintería artesanal, de la vieja escuela; que actualmente hay una nueva línea, con nuevas tendencias, y que está la que él conoce, de tornos, molduras, tallados, pero admite que ya no es muy común.

Recuerda que en la época que él comenzó era muy difícil conseguir herramientas, los taladros eran muy rudimentarios, era mucho trabajo artesanal, los carpinteros que conocía eran ebanistas, artesanos que trabajaban con herramienta hechiza, y que era muy raro quien trabajaba con herramienta de fábrica.

Cuenta que las maderas eran de muy buena calidad y a muy buen precio, y así, en ese contexto es en el cuál comenzó con sus primeros “pininos”, reparando, conociendo, preguntando de pronto ya estaba armando una cocina, instalándola, y así fue perseverando, con la práctica del oficio y la constancia.

El inicio de León Pedro Ampier en el oficio fue circunstancial, estudió agricultura, pero después de 1995 pasaron muchos cambios en el país, no había qué hacer, vivía en Baja California y no había mucho en qué laborar, por lo que se vino a Culiacán.

Un amigo le dijo que tenía una puerta descompuesta y le pareció demasiado sencillo repararla, lo cual lo llevó a otra puerta, misma que lo llevó a una escalera, y así fue como empezó a reparar. Pensó que estaría haciendo reparaciones solo por un tiempo, mientras se solucionaba la situación del país y podía encontrar un mejor empleo.

Una vez que aprendió el oficio, decidió rentar un lugar en el centro de Culiacán, en una esquina entre Aquiles Serdán y Rafael Buelna, que desde 1995 la nombró Carpintería Ampier.

Actualmente su esposa, Ana Cortez es quien le ayuda con la administración y contabilidad, aunque también le ayuda en la carpintería, porqué también le gusta, sin embargo, aunque a sus hijos les gusta y se criaron en la carpintería, no siguieron esos pasos.

Rodrigo Ampier es el mayor, trabaja en medios de comunicación; Alejandra Ampier es la segunda hija, estudió Ingeniería Naval y trabaja en el área de motores marinos en Campeche; la hija menor sigue estudiando.

“Si le tengo amor a la carpintería, sí, porqué gracias a este oficio han salido mis hijos adelante”, refiere.

Pedro dice que la carpintería es muy complicada, que es muy difícil, lo describe como “estar casado con una mujer celosa pero que estás muy enamorado de ella”, porque dice que es un oficio que si te apasiona no te deja hacer nada más, te absorbe, te puede enfrascar por lo que hay quienes se puedan llegar a amargar y no hacerlo con tanto gusto.

“Es un trabajo de retos, donde cada trabajo es un reto desde ver al cliente que te pide una cocina, clóset, un piso, y saber desde adentro con qué cuento, dónde comprar la madera que se necesita para ese trabajo, qué herramienta tengo, con qué personal cuento y con qué tiempo cuento”, refiere.

Dice que es toparse con todos los problemas existenciales que conllevan una economía mexicana muy difícil, estirar los anticipos para que funcionen, para que haya ganancia, muchos factores en juego para hacer un trabajo.

A sus 56 años el trato con el cliente sigue siendo uno de sus principales retos, recuerda que en sus primeros trabajos pensó cómo podría hacerse de más clientes, y que un amigo le sugirió anunciarse en clasificados, esa noche recuerda que no durmió por pensar cómo sería dar el paso en el que se hace el acuerdo con el cliente.

“Desde que abrí y me senté a esperar mi primer cliente no he parado, ha sido constante, trata bien a tu trabajo y tu trabajo te va a tratar bien a ti, es un oficio de mucha confianza entre el cliente y el carpintero”, señala.