|
"Impiden la entrada de agentes de salud"

"Dificultan pandillas lucha contra el zika"

"Centroamérica se enfrenta al control que mantiene la delincuencia organizada en los barrios"
10/02/2016

CUSCATANCINGO, El Salvador (AP)._ Para los trabajadores de la salud que combaten el zika en buena parte de América Central, la amenaza más inmediata no es el mosquito que transmite el virus. Son las pandillas que controlan barrios y calles y a veces amenazan sus vidas.

Pandilleros armados y bien organizados de la Mara ejercen un control casi total sobre barrios enteros usando centinelas para vigilar quién entra y quién sale. En algunos casos, les niegan acceso a los trabajadores porque sospechan que colaboran con la policía o con pandillas rivales.

En 2014, un miembro de un cuerpo médico de emergencias que acompañaba a un grupo de fumigadores murió baleado por miembros de la Mara que le levantaron la camisa y vieron que tenía un tatuaje de una pandilla rival, según versiones de los medios. 

En Honduras y Guatemala ha habido incidentes parecidos, en los que los fumigadores son perseguidos, agredidos o se les cobra un pequeño impuesto para darles acceso al barrio.

“El estado está ausente” en esas zonas dijo Carlos Carcach, criminólogo de la Escuela Superior de Economía y Negocios de El Salvador. 

“El estado está siendo reemplazado por la pandilla”.

Se han identificado más de 7 mil posibles casos de zika en El Salvador, donde las autoridades recomiendan a las mujeres no quedar embarazadas por dos años debido a los defectos de nacimiento que se sospecha pueden estar vinculados con el virus. 

El país lanzó además una campaña contra el mosquito Aedes aegypti, enfocada en la fumigación y la eliminación de pozos de agua y desperdicios donde se reproduce la larva del mosquito.

Pero El Salvador, un país de sólo seis millones de habitantes, registró más de 700 asesinatos en enero y tuvo una tasa de homicidios de 103 por 100 mil habitantes el año pasado, que se cree es la más alta del mundo en países que no están en guerra abierta.

Es en este contexto en el que los trabajadores gubernamentales tratan de contener el zika.

En Guatemala, los fumigadores se proponían ingresar a un barrio de la capital la semana pasada pero los residentes les advirtieron que era demasiado peligroso, de acuerdo con Sergio Méndez, coordinador de fumigaciones del ministerio de salud.

“No le pedimos apoyo a la Policía ni al Ejército para entrar al lugar, porque luego van y hacen allanamientos y a nosotros nos toca regresar, la gente piensa que nosotros los denunciamos”, dijo Méndez.

Las pandillas pueden complicar la lucha contra el zika y otras iniciativas de salud pública de formas menos directas.

El temor a los Maras hace que muchos residentes se nieguen a abrir la puerta de sus casas o dejar que ingresen trabajadores de la salud. De los nueve casos de zika registrados en la zona que sirve la clínica Villa Mariona, sólo cinco habían sido identificados porque la gente se negó a dar los números telefónicos o las direcciones de sus familiares.

Mejía dijo que el miedo también contribuye a la epidemia.

 

Periodismo ético, profesional y útil para ti.

Suscríbete y ayudanos a seguir
formando ciudadanos.


Suscríbete
Regístrate para leer nuestro artículo
Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


¡Regístrate gratis!