"El joven Jesucristo de Sinaloa que es futbolista, músico y chef"

"Entre balones, guitarras y carbón César Arturo se encontró con Cristo. Descubrió que en la vida hay huecos que sólo pueden llenar la fe. Hoy, a sus 22 años, tiene un privilegio único: personificar a Jesús"

En el mundo terrenal son pocos los elegidos para esta misión que “apunta al cielo”: vivir, sufrir en carne propia, la pasión de Cristo.

“¿Quieres, puedes y debes ser Jesús?”, fue la inesperada y sorpresiva pregunta que sacó de un sobre César Arturo Pérez Cruz, durante una reunión preparativa de la Pascua Juvenil 2019.

El sobre contenía un “detallito”: una imagen de Jesucristo, “invitándole” a asumir el reto.

“Es un privilegio, algo maravilloso que en ningún momento me lo esperaba”, relata quien personificará a Jesús en el principal viacrucis de la Diócesis de Culiacán.

 

 

“Misión divina”

No cualquier joven está dispuesto a encarar este reto: cargar la cruz, que en la historia de la humanidad, para el mundo católico, representa el principio y el fin. Un antes y un después, también.

Recibir un puño de azotes, resistir caída tras caída, ir del sufrimiento al dolor, hasta el sacrificio final: la crucifixión.

En los 22 años de César Arturo no hay nada que supere hasta ahora esta experiencia. Máxime para quienes, como él, son jóvenes de fe, activistas de la comunidad católica.

 

 

- ¿Qué representa para ti personificar al líder mundial de la Iglesia Católica?

- Es un privilegio, algo maravilloso que en ningún momento me lo esperaba, porque fue una sorpresa. En realidad nos invitaron al primer ensayo del viacrusis, donde todavía no sabíamos nada de los personajes.

El viacrucis forma parte de la Pascua que se celebra del jueves al sábado de Semana Santa. Yo iba como encargado del audio y dentro del primer ensayo, el profesor José Manuel y Lorena Morones, que son parte del movimiento de jornadas de vida cristiana y a ellos se les encomendó sacar adelante el viacrucis, nos dan la sorpresa, nos entregan un “detallito”, lo abrimos delante de todos los jóvenes y es una pregunta que te hacen, con la imagen de Jesús: ¿Quieres, puedes y debes representar a Jesús, la persona que ha sufrido por todos nosotros?

 

 

- ¿Hay algún entrenamiento especial para encarnar a Jesucristo?

- Es una preparación espiritual, donde tú tomas esa voluntad, ese plan que se tiene y está en ti acercarte y ver la manera en cómo tomar la misión que Dios te dio, de llevar ese mensaje, de la pasión que vivió en el momento de estar entregando la vida por todos nosotros.

 

 

 

El encuentro con Cristo

César Arturo creció pateando balones, de la mano de su padre desde que era un niño. Empezó a jugar fut a los seis.

“Todo lo que viene siendo el deporte me encanta, me apasiona”, cuenta.

Esa vocación que despertó entre las canchas y graderías de los estadios, lo llevó a graduarse en la carrera de Actividad Física para la Salud en la Facultad de Educación Física y Deporte de la Univesidad Autónoma de Sinaloa.

Hoy es árbitro en el sector amateur en Sinaloa y sueña en grande, “a lo grande”: es uno de los prospectos para el arbitraje profesional.

Pero sobre los terrenos del juego, un buen día descubrió que el futbol no era el centro del universo, y había dentro de sí, un enorme espacio por llenar.

Fue su mejor amigo, Uriel Payán, quien le invitó a cubrir ese hueco: un retiro espiritual.

 

 

- ¿Cómo inicia tu conexión con los grupos juveniles de la Iglesia Católica?

- Yo vengo de una familia católica donde siempre nos inculcaron esos valores, pero era el típico católico de ocasión, de sólo ibas a las misas de fiestas, de 15 años, que crees en Dios y la Virgen, pero no en una cuestión tan cercana como hoy.

 

Mi encuentro con Cristo fue hace 2 años viviendo un retiro espiritual de movimiento de Jornadas Cristianas donde estuvimos de jueves a domingo, en un encuentro donde ahí me presentaron directamente a Jesús y entró a mi vida y desde ese momento hacia acá, mi vida cambió totalmente, encontré un sentido, todo cambió para bien, gracias a Dios.

 

 

- ¿Cómo era “el antes” y “el después”, a partir de ese retiro, en el que “te presentaron a Jesús”?

- Igual. Yo no era una persona vaga, que tuviera problemas con la droga o el alcohol, pero yo sentía que a mi vida le faltaba una imagen, algo que me motivara.

 

- ¿Había un hueco ahí?

- Sí, sí, era el camino de Jesús. En verdad entre más obstáculos en tu vida te encuentras, pero más te acercas a Él, gracias a Él, sales adelante.

 

- Llevas ya dos años conectado con los grupos católicos juveniles...

- Sí, ahí en el movimiento sales del retiro y vives una “escuelita de la fe”, una preparación de la fe que dura un año y más y tienes seguimiento, cada miércoles a las 8 de la noche, en la iglesia sede del movimiento, tienes un seguimiento en tu fe, un aprendizaje extra y ahí estamos continuamente acercándonos a Dios cada día.

 

- ¿Cómo es un retiro espiritual?

- Es un retiro donde te alejas totalmente de la sociedad, te alejas del mundo y te centras en lo que se basa el retiro, donde nos acercamos a Dios y tocamos puntos de vida, que te acercan a la realidad.

 

- ¿Como “un mundo aparte”?

- Si, te hacen ver las cosas de una manera en la que tú posiblemente no te habías dado cuenta. De llenarte en lo espiritual, de formarte en la fe. Yo invito a los jóvenes de darse la oportunidad de experimentar esto, de servir a Dios, de descubrir otras formas de amar.

 

 

Camino a la cruz

El viacrucis, que en latín significa “camino a la cruz”, es una devoción que recrea los momentos que vive Jesús desde su captura hasta la crucifixión y sepultura.

En todas las Diócesis del país hay representaciones en el Viernes Santo.

En Culiacán el viacrucis estelar se realiza en la Álvaro Obregón, la principal arteria de la ciudad, conectando dos templos icónicos para los católicos: inicia en la Catedral a las 9:00 horas y concluye en la Lomita. Unos 80 jóvenes en su mayoría, sin tablas en la actuación, son los protagonistas detrás de un esfuerzo titánico de reuniones y ensayos previos.

“A mí es la primera vez que me toca este privilegio de representar a Jesús, fue algo de emoción y de sentimientos encontrados”, describe César Arturo.

Y es que, dice, quienes más sufrirán al verlo cargando la cruz, recibiendo golpes y latigazos, que deben “acercarse a la realidad”, serán su madre y abuela.

“Son en las que más sentí un sentimiento de tristeza, pero al final contentas porque me dijeron que este era un privilegio y siempre tengo el apoyo de mi familia”, confía.

 

 

La fe entre balones y guitarras

Hace unos cinco años otra pasión se asomó en este “joven Jesús”: la música.

Decenas de fotos en su cuenta de Facebook, narran el paso del adolescente al joven, acompañado siempre de una guitarra.

“Me gusta mucho la música religiosa, de alabanzas, pero también la música mundana, lo norteño, lo mexicano”, añade a quien hace años también se le cruzó por la mente estudiar para chef.

“También me gusta mucho la cocina, todo lo que se prepara con carbón, prender el azador, de hecho quise estudiar eso, pero me ganó lo deportivo”.

 

 

- Serás entonces “un Jesucristo” sui géneris: futbolista, músico y chef...

- Sí (Risas). Estoy muy agradecido con Dios por darme la oportunidad de representarlo. A lo mejor no soy la persona más digna de estar en su lugar, pero lo tomé con mucho amor. Y aquí estamos para servirle a Él y a toda la Iglesia.

 

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