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"Columna"

"El Octavo Día: LA REVOLUCIÓN MADERISTA EN MAZATLÁN"

"En su columna Juan José Rodríguez menciona sucesos de la Revolución Mexicana en Mazatlán"
EL OCTAVO DÍA

¿Sabía usted qué el inmenso cigüeñal, colocado sobre la Calle 21 de marzo, cerca del edificio de la Comisión Federal de electricidad, era parte de la pequeña planta de energía eléctrica que por muchos años daba servicio a Mazatlán y que, durante la Revolución Mexicana, las tropas de Juan Carrasco iniciaron el ataque a la ciudad por ese sitio para cortar la energía eléctrica?

El 29 de abril de 1911, exactamente a la una y media de la mañana, comenzó dicho ataque, el más encarnizado durante el Sitio de Mazatlán por parte de las fuerzas maderistas de la región.

Si bien el asedio había iniciado desde el día 25, ese 29 de abril fue cuando acontecieron los ataques definitivos. Previamente, el guerrillero José María Cabanillas había tomado Palmillas y dejado sin agua potable a Mazatlán, mientras que Elpidio Osuna dominaba ya la ciudad de Concordia.

Otra versión afirma que, además de cortar la luz al puerto, deseaban tomar la casa de un traficante de armas que le vendía a ambos bandos y tenia el sótano repleto de parque y granadas. El nombre me lo reservo para no incomodar a sus nietos, pero por ahí anda mencionado en un corrido que grabó Tony Aguilar.

Cuando se escuchó un tiroteo en el Cerro del Fortín y la Loma Montuosa, los revolucionarios iniciaron el combate al mando de Juan Carrasco, quien al galope de su caballo, entró en las calles desiertas de Mazatlán y ocupó la planta de luz eléctrica, dejando a obscuras a la población.

El concesionario de esa planta era el Ingeniero Arthur de Cima, cuya familia no dejó la ciudad.

Después de esta acción, volvieron a sus posiciones, mientras el Cañonero Tampico, al mando del Capitán Guilibaldo Miranda, con su reflector iluminó las trincheras enemigas y no suspendió fuego hasta las cinco de la madrugada, pero al día siguiente, las autoridades civiles y municipales, sin agua y sin luz, vieron poco posible sostener la defensa y más en caso de otro ataque nocturno suicida.

Los maderistas volvieron a entrar al puerto por el Astillero, recorrieron la ciudad en busca del jefe político, el licenciado Juan B. Rojo, y del jefe de la policía, Julio Ramírez, pero estos se encontraban ya en los barcos Ignacio L. Pesqueira y Benito Juárez. También iba con ellos el doctor Martiniano Carvajal, nuestro salvador de la peste bubónica, pero funcionario del gobierno porfirista

Los revolucionarios eran casi todos originarios de la Palma Sola y el caudillo principal era Justo Tirado, acompañado por Joaquín Cruz Méndez, Zeferino Conde, Isidoro Tirado “El Chilolo”, además de los hermanos Ángel y Elpidio Osuna, “El Prieto”.

Dos días después, fueron secundados por Pomposo Acosta, Ángel Flores “El Cachimba”, Genaro M. Velázquez y Manuel A. Salazar, de oficio zapatero, quien el 9 de marzo se había posesionado del mineral de Pánuco y después tomó San Marcos, más cerca ya de la esfera de influencia del grupo de La Palma.

Pomposo Acosta era un hombre de recursos económicos, originario de Siqueros, y desinteresado maderista. El hombre de El Potrero, Juan Carrasco, que en la segunda etapa de la Revolución tendría mayor protagonismo y llegaría con sus fuerzas y otros aliados a tomar parte de la toma de Culiacán, luego del asesinato de Madero.

No nos quedan muchas huellas físicas de la Revolución. Una es el cigüeñal, que ya mencioné; otra es que en el espacio donde hoy están mi kínder Estefanía Castañeda, el Centro de Salud y una primaria, estuvo el formidable Cuartel Colorado, el cual era visible desde que se entraba Mazatlán por mar.

Ahí estuvo alguna vez don Venustiano Carranza y dicho cuartel fue convertido en áreas de servicio por el General Lázaro Cárdenas, cuando fungió como comandante de la zona en la Segunda Guerra Mundial.

Para aquella época, se había decidido que el área más estratégica era la Loma Atravesada y Cárdenas optó destinar esos terrenos en busca de la paz social, así que puso a su soldados a realizar labores de mejoramiento de la comunidad, mientras él pasaba el tiempo entre ese cuartel y el Hotel Belmar, que era su residencia permanente junto a su esposa Amalia. Sí, el niño Cuauhtemito Cardenas pasó en Olas Altas su primera infancia.

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