"En penales de Sinaloa, hasta a prostitutas se les permitía el acceso"

Juan Carlos Campos, el director de Prevención y Reinserción Social del Estado, se animó, y por primera vez, reveló la corrupción y el autogobierno que encontró en los penales de Sinaloa en 2017, cuando había desde prostitución hasta grupos de presos que acaparaban los camiones cargados de comida.

“Quiero ser realista, es la primera vez que tengo la oportunidad de poderlo expresarlo”, aseguró.

Su intención fue exponer las condiciones en que asumió el mando unos meses después del cambio de Gobierno estatal, lo que documentó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en su más reciente informe, asume que esos resultados reprobaron el trabajo de los centros penitenciarios de Sinaloa.

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El pasado 4 de junio Noroeste publicó que el reporte de la CNDH fue de 5.6 a los penales de la entidad.

“Ese diagnóstico que se aplica en la entidad fue en mayo de 2017, y es una evaluación del primer cuatrimestre y para atrás. Nosotros al llegar nos encontramos con una serie de obstáculos y de una problemática grave en cuanto a corrupción, autogobierno, cogobierno, y situaciones donde, lo voy a decir, con estas palabras: hay personas que están viendo a las personas privada de la libertad y a sus familias con un signo de pesos, al interior y al exterior”, reveló.

Entrevistado en su oficina, Juan Carlos Campos, detalló las condiciones en que encontró los penales.

“Para que se den una idea vamos a hablar de la visita familiar, para poder tener acceso las personas tienen que cumplir con una serie de requisitos como una plática donde se les dan a conocer deberes y obligaciones, muchas personas no tienen esta plática, ni registro, ¿qué es lo que hacían?, llegaban con su credencial del Sams, vencida, y con esa entraban, no había registro de qué personas teníamos a dentro, ahí sí corrían un riesgo las personas vulnerables, no teníamos registro de quiénes entraban. Así se manejaba el sistema penitenciario”, agregó.

Esto cambió, dijo, las condiciones ya son otras en los penales de la entidad.

“Pusimos controles, dimos tiempos de gracia de dos meses para poder cerrar esta aduana para ingresar, antes cuando no se tenía este registro. lo que hacían era que desde la entrada se les ponía un sello, estas personas ya habían pagado una cuota para poder ingresar de manera ilícita, no legal, fuera de Reglamento, eran registros de actos de corrupción”, narró.

Y mientras más conocía la operación, más irregularidades encontraba, principalmente en Aguaruto, Culiacán.

“En la alimentación se maneja una misma cuota para la entidad, pero lo que había era que cuando llegaban los abastecimientos había grupos privados de la libertad que decían 'esto es para mí' y hacían sus paquetes, cuando se elaboraba la alimentación si a un módulo para 120 personas iban 20 piezas de pollo y nada más alcanzaban algunos y los demás puro caldo. Llegamos con estas medidas y cortamos de un solo tajo, de decir 'hay 120 personas y deben ir 120 piezas para que todos alcancen'. Empezamos a tener nosotros esos controles sobre ellos”, aseguró.

A estos cambios la resistencia fue inmediata, una semanas después de anunciar nuevos mecanismos, Juan Carlos Campos enfrentó protestas de familias y amigos de los reos. Hasta por grupos se manifestaron en la avenida de acceso a Aguaruto para exigir los “privilegios” pasados.

Sin embargo, las irregularidades eran muchas y tenían que parar, sostuvo el funcionario.

“En visita íntima teníamos registro, aquí en Aguaruto, de 400 gentes promedio que entraban, la visita es los martes y los sábados, muchas de estas personas no eran esposas, parejas, y aparte entraban con niños... eran conocidas, y amigas, incluso actos de prostitución”.

-¿Entonces entraban prostitutas?

"Pues sí, no tenían ningún registro, ahora no, ahora tenemos registro de un promedio de 100 personas, son los que acreditan, es visita íntima para convivir en pareja”.

El funcionario aseguró que el primer cuatrimestre del año se dedicó a poner ese orden, lo que no existía.

“Tengo en mente en Semana Santa fue cuando evitamos que la gente se quedara a dormir, porque se hacían campamentos al interior, en estos campamentos la gente pasaba hasta tres semanas en el interior, venían a vacacionar, venían con carbón, con su anafre, con carne, y entraban y salían por vasos o por pastel”, reveló.

- ¿Esto lo detectaron en todo el Estado?

“Sí, en todo el Estado, hemos empujado en Aguaturo, que es donde teníamos la problemática más fuerte... la escena que tengo grabada es que la gente hizo el paro en la carretera y luego manifestaban que no sabían (de los nuevos controles) cuando se hizo una campaña. Nosotros no venimos a limitar ni a violentar derechos humanos, ni a restringir, al contrario, hemos ido más allá, nosotros les damos gestoría, los llevamos de la mano, se han ampliado los horarios para la credencialización”, agregó.

Hoy una de las nuevas reglas es tener credencial actualizada y con fotografía para ingresar a los penales; las cámaras de vigilancia ya apunta a las entradas y áreas comunes de revisión, antes no.

- ¿Y hubo investigación interna o procesos sobre lo que estaba pasando al interior?

“Todo, hicimos una depuración, se fueron, en el caso de Aguaruto, se fueron casi 30 custodios, se les dio su baja, también ellos entendieron que deben cuidar su trabajo, que hay una supervisión que cualquier cosa indebida se les da visto a Asuntos Internos. Todos los penales tienen la misma problemática, estamos trabajando, enfocando para Mazatlán que es donde vamos ir a supervisar más permanentemente, aquí implico que estuviéramos ahí. Vamos a poner las condiciones para que sea igual en Aguaruto”.

Así Juan Carlos Campos advirtió que los mecanismos de seguridad y control se endurecerán en el centro El Castillo, del puerto. Es el siguiente donde tomarán el mando por completo.

Estos cambio, dijo, esperan se reflejen en las siguientes visitas del personal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y que la calificación para el sistema penitenciario de Sinaloa mejore, pues ya construyeron espacios nuevos en Aguaruto para disminuir el hacinamiento.

La otra irregularidad que ocurrió poco a poco, con el tiempo, fue el hacinamiento.

Explica que internos se fueron apropiando de espacios más grandes para ellos, y así dejaron menos para el resto de la población. Es por eso que algunas áreas son muy pequeñas para la cantidad de presos que hay.

Ya con el control, Juan Carlos Campos, presume que el Centro Goros II de Mochis está a punto de certificarse, será el primero modelo en el Estado; y en Aguaruto construyeron un nuevo espacio para 380 internos.

Los planes son mejorar poco a poco el resto de los centros en la entidad, y mantener, al menos en su administración, el sartén por el mango, que sea la que mande.