"Esperan, llenos de recuerdos de infancia, a los hermanos Murúa Cota, en Escuinapa"

ESCUINAPA. _ A Farid y Carlos Antonio Murúa Cota su ‘barrio’ los respaldó siempre, mientras compartían con ellos miles de aventuras y hoy que los esperan para despedirlos, antes de llevarlos a su última morada.

A los hijos del Capitán de Puerto, Toño Murúa, quienes vivían por la calle centenario, a una cuadra de donde será su velatorio, los esperan esos amigos de infancia, que se hicieron eternos.

Ahí están Ramsés, el compadre que los recibía en casa; el Yito, el Niple, el Beny, el Calillo, el Danovi, Adán, el Pelochaca y Carlos, los mismos que pidieron a su mamá, Gladys, que los trajera de regreso a casa, al barrio donde están sus pasos, a donde pudieran reunirse de nuevo para ser sepultados con su papá, el Capitán.

“Siempre estuvieron juntos los tres (el Capitán, Toño y Farid), eran mis compadres los dos, en mi casa era a donde llegaban en las vacaciones, si no estábamos les dejábamos las llaves, lo que ellos querían era estar siempre en el barrio, con todos”, señala Ramsés Gómez Guardado, donde esperan los cuerpos para el funeral.

Fue más el tiempo en que ellos pasaron en el municipio, que en Jalisco, allá fueron a buscar una mejor vida, un mejor salario, pero siempre volvían a casa, a donde sentían que era su hogar, indican sus amigos.

Cuando llegaban era seguro ir a los pollos asados ‘El Tino’, que eran los preferidos de Farid, a las nieves de garrafa, a los tacos dorados de camarón, a las playas... era volver a sentir esa infancia y a esos amigos, eran los mismos con los que se reunían.

Farid era sociable, más amigable, y el ‘carita’; Toño era más reservado, expresan entre risas y de pronto entre llanto que sale de manera inexplicable, pues los hombres también lloran y más cuando se trata de despedir a aquellos que de manera abrupta les fueron arrebatados.

Beny expresa que el sábado en la noche había hablado con ellos, los hermanos irían a un bar, a disfrutar, pues esperaban el lunes para inaugurar el restaurante de mariscos estilo Sinaloa que era proyecto de Farid, un restaurante que llevaría lo mejor de Escuinapa a la perla tapatía.

“Este era su barrio, teníamos lazos de amor, de hermandad, Farid y yo tuvimos un accidente y eso como que nos enlazó más aún, nos duele mucho lo que pasó, pero nosotros queríamos tenerlos de regreso aquí y es lo que le pedimos a su mamá, que nos los trajeran”, expresa Felipe ‘Niple’ Zamora, quien es también compositor.

Con Farid, la relación de amigos era hasta de decir sus sentimientos, de abrazarse y besarse cuando se veían, pues en el accidente estuvieron a punto de morir y un amigo perdió la vida.

Felipe recuerda cómo su mamá tuvo que asumir ser la mamá de Farid en algunas reuniones en la secundaria, cuando el Capitán que era tan estricto se enojaba con él y Farid escapaba a la casa de su amigo, era parte de la familia, señalan.

Entre las calles de las Matamoros están las historias que hermanaron a un grupo de amigos, las anécdotas, los juegos de basquetbol en que ambos eran tan buenos, las risas que se repetían en verano, en diciembre o en los puentes laborales.

En los grupos de WhatsApp los amigos atesoran hoy las notas de voz, en las redes sociales los mensajes en inbox, las fotografías de los ‘lindoos’ como era el grito que hacían los hermanos cuando los veían.

En casa de Ramsés están ellos, ya no físicamente, pero sí en esa fotografía como se vieron la última vez.

Los preparativos continúan para recibirlos, la banda de Guerra de Cobaes donde Farid tocaba como estudiante está lista para acompañarlos en su último recorrido por el municipio, esperan también la anuencia para despedirlos en el gimnasio municipal, donde jugaron basquetbol.

Se espera que el cuerpo de los jóvenes Murúa Cota, que fueron asesinados el domingo en Guadalajara, lleguen al municipio entre las 15:00 y 16:00 horas de hoy, mañana jueves tendrán misa de cuerpo presente a las 16:00 horas y posteriormente serán sepultados en el panteón Benito Juárez.