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"Habla el hijo de Pablo Escobar Gaviria"

"'Esto no funciona con ametralladoras'"

"El 'Arquitecto Sebastián Marroquín', hijo del afamado narcotraficante colombiano Pablo Escobar, señala que el esquema 'prohibicionista' no acabará con el problema de las drogas. El único antídoto contra el monstruo, dice, es la educación"

Cuando el niño Juan Pablo Escobar tenía apenas 8 años de edad, su padre le enseñó el primer "arsenal de drogas".

 

"Me explicó lo que era la mariguana, lo que era la cocaína, lo que era el LSD, el crack, las escasas drogas que en la década de los 80 había", recuerda el hijo de Pablo Escobar Gaviria, poderoso y emblemático narcotraficante colombiano.

 

Si esta charla tuviera lugar hoy, señala, necesitaría varias mesas para colocar la gran cantidad de drogas que ha aparecido, resultado del prohibicionismo.

 

"Todos los días se diseñan nuevas drogas, incluso algunas ya no sabemos lo que son, no pueden incluso ser tipificadas como ilegales porque no están reconocidas por los sistemas judiciales como tales", señala.

 

Quien habla es el "Arquitecto Sebastián Marroquín", hijo de Pablo Escobar, quien por primera vez está en Culiacán, para compartir con los sinaloenses "Una Historia para no repetir", charla de la conferencia que ofrecerá este lunes 3 de abril, a las 20:00 horas, en el salón 53.

 

 

 

El narco que pedía a su hijo no consumir drogas

 

 

 

Juan Pablo tuvo que cambiarse de nombre luego de que su padre, el narcotraficante y político fundador del Cártel de Medellín, muriera el 2 de diciembre de 1993, arrinconado por las Fuerzas Armadas.

 

"Lo que me hizo cambiar de nombre", narra en charla con los medios, "fue el prejuicio de la sociedad de que se nos quería juzgar por los delitos de mi padre y no por las acciones personales, no se nos reconocía como individuos".

 

"Iba a los aeropuertos a comprar un pasaje y me decían 'a usted no le vendo pasajes', la única opción que tuve para escapar fue un trámite, no cambiar de identidad, sino de nombre; al día siguiente que nos cambiamos de nombre, fuimos a comprar los pasajes y nos atendieron", recuerda.

 

Paradójicamente, este hombre de 40 años, que vive en Argentina desde hace 22, asegura que la relación entre hijo-padre, fue de respeto, de amor. No de inculcarle el camino de las drogas.

 

"Esta charla que tuvo mi padre conmigo a los 8 años, desde el amor, no desde la recriminación, el insulto, el maltrato, porque mi padre nunca me trató de esa manera, sino de generar conciencia en mi persona de los daños que estas sustancias causaban", asegura.

 

"¡Qué contradicción, qué paradoja!, que el hombre que más drogas vendía en ese momento en el mundo le estaba diciendo a su hijo 'que no las consuma', pero es así, porque creo que él era más consciente que muchos del veneno que vendía, de hecho la referencia que él hizo de la cocaína era 'ese es un veneno para vender y no para consumir'", cuenta.

 

 

 

Si no se cambia el enfoque, el problema seguirá igual

 

 

 

Ahora el "Arquitecto Marroquín" dedica parte de su tiempo a compartir su experiencia. Y lo hace en Sinaloa, un estado marcado, estigmatizado, como él, por el narcotráfico.

 

"Mi compromiso es con toda la sociedad en general, por compartir las experiencias de vida que tuvo mi familia y que tuvo mi país. Yo no he venido con hacer señalamientos, o juzgar, sino compartir experiencias de vida que tuvimos en el pasado, que pueden servir para cualquier sociedad", sostiene.

 

El narcotráfico, abunda, ya no es problema de mexicanos, de colombianos, sino de la sociedad mundial, sin ninguna distinción.

 

"Lo que estamos viviendo hoy ya lo hemos visto en otros lugares, son historias que se van repitiendo a lo largo del planeta. Y esas historias tienen para mí una razón de ser, un contexto prohibicionista, que es el que invita al consumo, aquello que prohíbes, es una gran propaganda a favor del consumo de las llamadas sustancias ilícitas, en la medida en que no cambiemos la mirada, vamos a tener las mismas historias", advierte.

 

 

 

Sólo con educación...

 

 

 

Para Marroquín, personajes como Pablo Escobar, su padre, "son 100 por ciento responsables de sus acciones criminales".

 

"Pero al margen de eso", acota, "hay un contexto legal, político, social, que garantiza la reaparición sistemática de personajes como mi padre con la capacidad de arrinconar a las democracias e infiltrarlas, y eso les otorga un gran poder, porque ese contexto prohibicionista es el que también nos enfrenta directamente, nos enfrenta como sociedad, la sociedad lleva como unos 100 años prohibiendo, y los resultados están tristemente a la vista, no son positivos", subraya.

 

No se puede decir que hubo un avance significativo en la lucha contra los drogas, agrega, por la forma como ha sido combatida.

 

Por eso, asevera, son fundamentales acciones educativas, ponderar en el valor de la educación.

 

"Yo fui educado también por mi padre, cuento la historia y la gente se escandaliza, y me dice '¿cómo es posible que tu papá te hable de las drogas a los 8 años?'".

 

"A mí me habló a tiempo, mientras mejor preparados estemos como sociedad y vamos a saber elegir, decirle no a esas sustancias, si es con ametralladoras los resultados están a la vista", agrega.

 

Ahora la idea que promueve es compartir estas experiencias de vida, "para invitar a la no repetición de historias como las de mi padre".

 

 

 

'No conozco narcotraficante jubilado'

 

 

 

Frente al niño llamado entonces Juan Pablo, Escobar Gaviria reconoció haber consumido todas las drogas, a excepción de la heroína.

 

De esos momentos le quedó una frase grabada, de su propio padre: "Valiente es aquel que no la prueba".

 

"Y ese es el verdadero hombre valiente, la mujer valiente que no cae en la tentación de probarla porque quiere ir a descubrir algo que no necesita, sin embargo, por eso soy un gran defensor de la educación como herramienta para enfrentar el problema de las drogas".

 

"Esto con ametralladoras no funciona, ya vimos los resultados cuando salimos a enfrentar el problema con ametralladoras, otros sacan ametralladoras más grandes y así nos va; entonces creo que es con educación, con iniciativas como ésta que se puede lograr un cambio definitivo en la sociedad para que en el momento en que los jóvenes o los adultos quieran consumir las drogas, van a tener información suficiente para decidir con responsabilidad".

 

-- ¿Fue una relación amor-odio con tu padre?

 

Yo no odio a mi padre. Yo sólo lo amo. Ese odio no está en mi vida.

 

-- ¿Quién te dijo "por ahí no va el camino"?

 

¿Cuál de tantos?

 

-- ¿El camino del narcotráfico...?

 

La vida misma me enseñó que no conozco narcotraficante jubilado; mi padre murió a los 44 años, toda mi familia sufrió una violencia tremenda, la gran violencia que vivió el país que todos la conocemos, y aguanté hambre con millones de dólares en efectivo producto de la droga, yo pensaba que el dinero era la felicidad, pero para qué si te aguantas hambre, con millones de dólares en efectivo, ya el valor del dinero puede ser mucho más relativo.

 

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