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"Mazatlán"

"Evangelización, Educación y Cultura: Maradona, la grandeza y el riesgo de la genialidad"

"El ser humano se ha ido, dejándonos un legado de la grandeza que se puede alcanzar, pero también de la fragilidad de esa misma naturaleza."
01/12/2020

Padre Amador Campos Serrano

Un rumor surge y empieza a convertirse en noticia, es un acontecimiento más en este mundo, acostumbrado ya a las singulares noticias, paulatinamente el efecto de una deuda pendiente empieza a cobrar intensidad, es el despertar de una conciencia adormecida sobre alguien que había sido señalado duramente en su vida: Maradona ha muerto.

Empiezan los reconocimientos y homenajes que pocas veces había recibido en vida, las acerbas críticas se convierten en comentarios positivos y el ser humano empieza a surgir.

Un fenómeno, el crecimiento excepcional y transformador de una parte de naturaleza, alterando el entorno, cuyos efectos tienden a distorsionar la armonía de quien la posee. La genialidad, un fenómeno inspirador de comentarios entre quienes deambulan en la zona de la media normalidad, exaltando y degradado de igual manera.

La polémica alienta el morbo de quienes, con afán, buscan los puntos oscuros, trazando su profesión en una búsqueda de la paja en el ojo ajeno y olvidando lo positivo existente en la complejidad de nuestro mundo, en donde existen los errores, pero también hay aciertos con tintes de sublimidad.

Diego Armando Maradona, considerado por muchos como el mejor futbolista de la historia, después de Pelé y en muchos casos semejante a él, ambos tuvieron en México un momento culminante en su participación en las copas mundiales y fueron artífices determinantes en el surgimiento y conducción de sus equipos y de sus selecciones nacionales, aunque en su vida privada tuvieron diferencias.

Fue precisamente en un mismo juego del Mundial, celebrado en México, en 1986, donde Maradona mostró una de sus singulares facetas, las cuales pueden simbolizar su vida y su genialidad, pues por una parte marcó aquel polémico gol con el recurso de una genial artimaña ilegítima, que solo con el recurso de la televisión pudo percibirse, pero momentos más adelante ofreció la anotación de otro gol, considerado como el mejor del Mundial.

Estas dos acciones pudieran ser una muestra de quien era y sería Diego Armando Maradona.

Había nacido en el seno de una familia compuesta sus padres, Diego y Dalma Salvadora, y ocho hermanos, de los cuales él fue el quinto, después de cinco hermanas mayores a él, su pasión infantil por el futbol lo llevó a participar en las fuerzas inferiores del Argentinos Juniors, con el que debutó profesionalmente a los 16 años, el 20 de octubre de 1976.

Inició su participación en los mundiales, en 1982, en España, al cual no asistió México, por haber sido eliminado con anterioridad. No tuvo una trascendente participación, terminando esta con una expulsión cuando enfrentaban a Brasil, por parte del árbitro mexicano Arturo Brizio Carter.

Los triunfos alcanzados nublaron la visión del sentido de su vida, llevándolo a excesos, deteriorando su vida y su carrera, en una soledad existencial, que le impedía encontrar una amistad verdadera y lo que fue la clave de su ascenso, paradójicamente lo llevó a su propia caída.

Fue el amor de su familia lo que, en una postrera etapa, lo llevó, finalmente, a reencontrar el camino.

Maradona también estuvo en Sinaloa, su llegada despertó sarcásticos comentarios, sobre él y sobre el estado, por quienes solo observan la parte negativa, solo mencionando a la entidad como productor de sustancias nefastas, olvidando que también es valioso productor agrícola en gran escala, en algunos casos, el primero en nuestra Patria.

Pero Maradona venía ya con un reconocimiento de su fragilidad y su aporte fue sobresaliente en el aspecto deportivo como entrenador de futbol; venía con la mira, no consumir drogas, sino a salvar a muchos de caer en ellas.

Maradona, el ser humano, se ha ido, dejándonos un legado de la grandeza que se puede alcanzar, pero también de la fragilidad de esa misma naturaleza.

Finalmente, deja un mensaje de esperanza en el camino por recorrer por los seres humanos.

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