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"COLUMNA"

"FACTOR HUMANO: ¿Cambiarías tu cruz por otra?"

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FACTOR HUMANO
28/11/2020

La vida es muy hermosa y nuestra imaginación y la memoria la estropean cuando suponemos males que damos por hecho sin suceder aún. ¿Qué tan positivo vemos el dolor?

Respirar con calma

Requiere cierto entrenamiento parar el torbellino de sustancias químicas que recorren el cuerpo una vez que hemos soltado la imaginación o la memoria. Las respiraciones profundas, pausadas, repetidas en patrones, oxigenan, nos ponemos ‘colorados’ por falta de oxígeno; en el fragor de la batalla cuando todo parece perdido, los soldados respiran pausadamente para recuperar su raciocinio.

No permitamos que los pensamientos negativos nos quiten la paz interior, paremos en seco cualquier pensamiento de miedo, tristeza, pesar, coraje, desesperación, venganza, desde el primer momento en que aparecen. Estemos alertas y cuidemos el silencio interior para detectarlos, aparecen sigilosamente en bola queriendo apoderarse de nosotros… si lo permitimos.

No tenemos ningún derecho a estropear el día quejándonos de un infortunio o de nuestra suerte, menos a amargar a los demás. La preocupación secuestra la mente.

Respetémonos. Una mente serena es tierra fértil que florece y da fragancia alrededor.

Aprender del dolor

Lo que tememos, al final no termina sucediendo como lo supusimos, lo agrandamos. El sufrimiento está en la mente, especialmente en la imaginación y en la memoria, cuando se agitan se confunde lo real con lo supuesto. Lo supuesto es el problema, aunque hay realidades tremendas que la mente convierte en aterradoras.

Aquella persona que llegaba triste a su trabajo rumiando sus penas, unos parientes le hacían la vida imposible estando a punto de sacarla de su propia casa por orden judicial. El temor de perder su hogar le sobrecogía perdiendo el sueño; la ingratitud, las demandas constantes libradas, todo dañó seriamente su salud. Pero nunca permitió que su enorme corazón se arrugara, sabe que eso la define y la sustenta.

Todo ese sufrimiento de una década fue inútil: terminó con una casa nueva, rodeada de bellos nietos y admirables hijos pendientes de ella. La mayoría del sufrimiento se cocina interiormente. Es decir, sufrimos por el victimismo y al no parar oportunamente a ‘la loca de la casa’: la imaginación.

‘Crimen y Castigo’

Dostoievski nos advierte que la culpa se aloja en la memoria alocándola. Rodión lucha contra su consciencia al haber asesinado por la única razón de afirmarse a sí mismo justificándose matando a una agiotista, idea que empezó a cultivar en su imaginación.

Pero sus remordimientos crecen día con día hasta ser insoportables, trastornado acude a la policía confesando y es deportado a Siberia.

Su castigo fue su crimen antes de ir con la justicia. Una lección valiosa porque el juez más implacable y duro está adentro y la culpa es muy pegajosa ¿Qué lugar más lejos, frío e inhóspito es estar alejado de uno mismo?

Estamos hechos para ser felices, pero el dolor y el sufrimiento pueden hacernos creer que a uno le pasan cosas únicas y volteamos alrededor y vemos gente que es más feliz, o al menos eso aparenta.

Cambiar de cruz

¿No se te ha antojado cambiar tu cruz por otra menos pesada? Había alguien que después de suplicar mucho tiempo que aligerara su cruz, Dios le concedió llevarle al depósito de cruces para que tomase una nueva. El hombre feliz soltó la suya dentro; tomó una pequeña y la caló, al rato sus manos sangraban por lo espinoso del madero. Luego tomó una ligera pero le dificultaba su caminar. Encontró otra más atractiva, pero apestaba, la soltó. Tomó otra, apenas pudo levantarla. Desconcertado, levantó una que estaba en el suelo con otras, la cargó, la probó y complacido le dijo a Dios ¿Puedo llevarme ésta? Concedido. Y se marchó feliz sin saber que llevaba la misma que había traído.

La bendita cruz pesa más cuando nos resistimos a ella, también abrazándola podemos abrir los ojos a una visión más profunda de la realidad, a ver lo bueno detrás del misterio del dolor. Con ella podemos aprender a amar más, las parejas que han soportado dificultades juntos terminan más unidos. También nos prueba para conocernos realmente, expande nuestras capacidades y nos conecta con el Creador íntimamente.

Navaja de dos filos

Los que aprenden a sufrir se vuelven más humanos, más compasivos, más caritativos, más humildes, más generosos. Pero cuidado, el sufrimiento es navaja de dos filos, nos corta o nos libera. De hecho sufrimos más al no aceptar el dolor.

Por amor se puede intentar cargar las cruces de otros, especialmente las de los hijos para que sufran ‘menos´, una ficción. Esto que parece noble no lo es, bastante buen ejemplo dan los padres cuando cargan su cruz dignamente y sin victimizarse. Las virtudes humanas entran por los ojos con el ejemplo. También nos inventarnos cruces haciendo tormentas en vasos de agua.

Al bendecir el dolor ganamos paz interior.

paulchavz@gmail.com

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