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"COLUMNA"

"FACTOR HUMANO: Tiempo de serio aprendizaje"

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FACTOR HUMANO
02/05/2020

La extraña situación que vivimos reclama nuevas acciones y conductas que nos obliga a aprender de ella para superarla. La venceremos en la medida en que haya soluciones en tres niveles: personales, locales y mundiales.

La distancia es una falacia, estamos muy interconectados y la resistencia al cambio mata.

La ignorancia, la negación, la terquedad, el egoísmo, las mentiras, la alargan y la agravan. Nadie quiere esto. Las crisis se superan cuando aprendemos de los errores y nos volvemos más creativos y solidarios.

 Aprendemos o aprendemos

Aprender es descubrir lo nuevo en lo viejo, lo inédito en lo insospechado, lo posible en lo imposible, lo claro en lo confuso y lo factible en la acción. La nueva conducta es la mejor manifestación del aprendizaje. Todo aprendizaje requiere novedad, de otra manera se repetirá lo mismo obteniendo lo mismo; esto crea desconcierto y desilusión.

No bastan las ideas claras, se requieren nuevas acciones y esto implica: dejar de hacer, romper viejas costumbres e incorporar lo nuevo. El anhelado cambio. Cambiamos cuando descubrimos algo nuevo, cuando descubrimos lo valioso, aprendiendo de errores e intentos. Pues bien este coctel de crisis requieren cambios positivos: nuevas soluciones abordados con otra óptica. Nos ha roto paradigmas.

 Estamos en el mismo barco

El bicho acercó distancias: lo que afecta al mundo nos afecta localmente y lo local afecta al mundo, Wuhan lo encendió. Estamos más conectados de lo que creíamos. Ni las guerras mundiales habían afectado tanto a todos, la indiferencia ya no cabe. Hoy más que nunca la salud de otros impacta en la tuya ¿Cuántos afectados conoces? Cuidándote cuidas a miles y evitas las cadenas de contagios. Practiquemos dos palabras claves: solidaridad y autoestima.

 ¿Se están tendiendo puentes?

Depende de nosotros. Si no aprendemos que el interés ajeno es mi interés estamos aún lejos. Los intereses unen y dividen hasta que uno prevalece o convergen, son el centro que oscila la balanza. El capitalismo se vuelve feroz cuando se enriquece empobreciendo a otros y se ennoblece cuando beneficia a muchos.

El socialismo se vuelve inhumano cuando divide, empobrece con la ineficacia y promesas y salva al fomentar la iniciativa, el empleo y la riqueza con responsabilidad social. Los políticos cuando consensan en vez de sabotear el bien común.

Los empresarios cuando cuidan a sus empleados, clientes y proveedores apoyándose todos temporal y subsidiariamente. Los países cuando dejan de gastar en armas e invierten juntos en educación, salud y progreso. La prosperidad requiere socios y mercados solventes.

Las parejas cuando ven en la misma dirección en vez de mirarse cara a cara.

 Hay consecuencias

Los que en marzo despreciaron la pandemia en marchas, festejos, carnavales, saliendo sin protección, aglomerándose en mercados, hoy están pagando las consecuencias enfermándose con los suyos, se creían inmunes. Nadie lo está. La fragilidad de la vida es muy patente. Cada día hagamos las paces con el Creador y con los nuestros. André Malraux decía que “el Siglo 21 será o no será religioso”. Tú decides.

 Ser necio puede costarte la vida

Otro aprendizaje para abrir la mente. Quienes desprecian su salud con dietas insanas y malos hábitos, hoy son los más vulnerables. Cada noche recemos por quienes sienten la angustia de la asfixia, por los que no caben en los hospitales, por los olvidados y los que mueren solos. Quién iba a pensar que el simple aire vale oro, que salir a caminar es un placer, que convivir con los amigos y abrazar a los que amamos iba a ser difícil. De pronto las “pequeñeces” de la vida resultan vitales.

 Saber estar en casa

El bicho nos confinó en casa para tratar a un desconocido: uno mismo y descubrir a quienes convivimos. Nos enseña que la convivencia es prioritaria, que las cosas simples en casa valen mucho la pena, en vez de conseguir bienes generando tantos divorcios: hay hambre emocional.

Crece la violencia doméstica y también brotan besos para quienes aprenden a vencer sus demonios internos haciéndose violencia a sí mismos y su amor venza todo ese rencor, frustración y angustia, que al salir sin herir sanan.

 Te desafía a ti mismo

El bicho te enfrenta a ti mismo haciendo patente tus carencias, pero también el remanso de paz y de amor insospechado. Dentro de ti puedes encontrar al demonio o a Dios. En vez de evadirte en el tedio puedes meditar y encontrar lo divino en todas las pequeñeces que te rodean, las sonrisas de los niños te lo recuerdan.

¿Qué aprender de todo esto?

El valor de cuidarnos para cuidar a otros, de ser solidarios con acciones, de aprender a conjugar intereses, ser creativos, de valorar lo que despreciábamos, que la vida es demasiado frágil, que estamos aquí para ayudar. Si, esto ya lo “sabíamos”, pero no habíamos cobrado conciencia: lo estamos aprendiendo.

paulchavz@gmail.com

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