"Gustavo Cerati se volvió eterno a los 50"

"A cuatro años de su fallecimiento, Gustavo es la luz y del recuerdo de todos aquellos que lo amaron y admiraron"

CIUDAD DE MÉXICO._ A cuatro años del fallecimiento de Gustavo Adrián Cerati (1959-2014), lo que se dice entre la gente que lo ha conocido bien es que se hubiera salvado si el ataque cerebral no le hubiera dado en Venezuela, según publica Sin embargo en su sitio web.

Sucedió que si no había nadie que firmara, no le iban a abrir la cabeza y el infarto siguió haciendo su curso hasta que llegó la hermana Laura y los médicos hicieron todo lo posible… pero ya era demasiado tarde.

A cuatro años de su fallecimiento, su hijo Benito lanza mensajes “intensos” en su cuenta oficial de Twitter y cada tanto extraña –como sólo él puede hacerlo– a su padre, que murió a los 55 años, tan joven, tan único.

Tenía apenas 50 y un historial de enfermedades que ya lo había puesto al borde de la muerte, como la tromboflebitis que padeció en 2006, a raíz de la cual estuvo sin caminar durante mucho tiempo.

Es cierto que la vida de Gustavo Cerati no era la más sana del mundo y que estuvo durante cuatro años atado a una cama de hospital, pero, más allá de cualquier sustancia, tendría que haber cambiado su estilo de existencia, dormir mucho más, no subirse tanto a los aviones, no hacer bajo ningún punto de vista una gira.

El gran cerebro pop de la música latinoamericana quiso hacerlo así, quiso morir así y dejar a todos agarrados de esa fe que poco a poco se iba diluyendo y decir, como dijo el ex baterista de Soda Stereo, Charly Alberti: “médicamente, no hay nada que indique que está mejorando, pero tampoco que vaya peor”.

EL RECUERDO DE GUSTAVO CERATI

A cuatro años de su muerte, NATGEO, con dirección de Sebastián Ortega, prepara un documental de dos horas para su serie bioa, con los relatos de la cantante chilena Javiera Mena, entrevistas con sus hijos Benito y Lisa, su esposa, Cecilia Amenábar, y otras personas cercanas al músico.

En Argentina, otra vez en crisis prácticamente como en el 2001, no hay en estos momentos algún homenaje que se precie, pero seguramente saldrán muchas notas y muchos mensajes en Twitter recordando al músico nacido en agosto de 1959 que aprendió a tocar la guitarra a los nueve años. En los 80 formó Soda Stereo, la banda que hizo historia en todo el continente.

“Soda Stereo transmitía una serie de imágenes de poder muy claras: chicos rubios, cultos y refinados, cantando en español sin inflexiones anglosajonas, apostando al futuro, ecualizados con las vanguardias británicas. En secreto, miles de músicos los envidiaron durante muchos años. Algunos transformaron esa envidia en imitación, otros la usaron como estímulo. Una porción la transformó en odio. A todos, puede afirmarse, su existencia les sirvió”, afirma el periodista Carlos Polimeni Bailando sobre los escombros.

Cuando Gustavo Cerati encaró su carrera en solitario no salía al escenario sin antes tomarse un tequila y sin abrazar a todos los músicos de su banda. Dio más de 1300 shows en todo el mundo. Se reconocía hijo de David Bowie y discípulo directo de Frank Sinatra.

Odiaba los aviones, amaba la comida naturista y en sus tiempos libres ejercitaba el pincel, una actividad que le entusiasmaba. “En cualquier momento largo todo y me pongo a pintar óleos”, decía.

Su coma y su muerte posterior le evitaron saber que uno de los músicos que más ha admirado, Luis Alberto Spinetta, murió a los 62 años, en 2012.

En una postal de twitter, Gustavo aparece arrodillado ante la estrella de Michael Jackson (1958-2009). En 2010 se apagaba la luz de Cerati. Cuatro años más tarde, la tecnología médica lo confirmaba.

 

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