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"Habitantes de Copala, Concordia, desean regresar a sus tiempos gloriosos"

"Vecinos de este poblado buscan la manera de que se reactive el turismo para revivir a este Pueblo Señorial"

COPALA, Concordia._ La inseguridad en la zona serrana de Concordia y la autopista Mazatlán-Durango, han sido un impedimento para que los habitantes de Copala puedan sacar adelante a su Pueblo Señorial y regrese a los tiempos turísticos del 2011, así lo aseguran ellos.

Y es que cuando no hay eventos organizados por las autoridades de la Secretaría de Turismo, Copala está solo, sus calles permanecen sin gente y sus habitantes se la viven afuera de sus casas, sentados, contemplando el lugar. “Me acuerdo cuando Copala estaba en sus tiempos gloriosos, hasta cuatro autobuses llenos de turistas venían, los restaurantes se llenaban, era una maravilla porque los niños corrían tras ellos, queriendo contarles la historia del pueblo”, declaró Angelita.

Hoy en día es poca la gente que vive en Copala, la violencia ha desplazado a decenas de familias a la cabecera municipal y otros más a Mazatlán, entre semana es poco o casi nada el turismo que los visita y es mucha la historia que este Pueblo Señorial ofrece.

Sólo un restaurante funciona, los demás fueron obligados a cerrar por el abandono, hay varias casas en venta, otras más están en abandono, sólo el canto de las gallinas y el rebuznar de los burros es lo que se escucha en un día normal.

“Ojalá estos eventos como el Festival del Pay se hicieran más seguido, necesitamos al turismo de vuelta, necesitamos regresar a lo que teníamos antes, los más viejos necesitamos algo para poder salir adelante, gracias a Dios, la inseguridad en Copala se fue, pero lo que pasa más arriba en la sierra nos perjudica”, agregó Hermelinda.

Hace más de un año, habitantes de las comunidades de Pánuco, Potrerillos, Copala y más arriba en la sierra entre los límites con Durango huyeron por el miedo y son pocos los que han regresado a sus hogares.

La entrada a Copala es todo un camino por la historia, calles empedradas, casas de colores, viejas minas a sus alrededores, un río con agua cristalina, una iglesia con vista panorámica y una plazuela recién remodelada, además del tradicional pay de plátano.

 

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