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"Columna semanal"

"La Fórmula de la Felicidad: ¿Hasta cuándo vamos a actuar?"

"Habla de la necesidad urgente de encontrar el equilibrio que nos regale armonía y una sociedad con mayor índice de bienestar"
LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD
17/01/2020

He iniciado esta columna nueve veces. Son tantas cosas las que quiero comentar que debo ser muy enfocado para no perderme en el recurso fácil de los juicios y búsqueda de culpables, o en las declaraciones oportunistas que surgen y muchas hasta lucran con el dolor, porque hoy muchos hogares están experimentando el dolor de la perdida, de la injustica, de lo incomprendido.

Hoy debo aplicar el principio popular de mi amá, tema de mi columna anterior, “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”, esa necesidad urgente de encontrar el equilibrio que nos regale armonía y una sociedad con mayor índice de bienestar.

Si recuerdan, desde hace cuatro años, en el Congreso de Valores que realizamos en conjunto con Editorial Noroeste, intencionadamente buscamos un cambio en las conversaciones en todos los dominios del ser humano, en la casa, en la escuela, en el trabajo, con los amigos, con nosotros mismos. Los números ya eran alarmantes en el incremento de adicciones, en el aumento de enfermedades emocionales; hablamos de la ansiedad y la depresión como enfermedades de la década que recién termina y aún siguen a la alza, en el valor de uno mismo al reconocer ¿Quién soy?

Estoy convencido de que sumamos despertares en un gran número de los asistentes. Quisiera tener datos más exactos del factor de impacto, pero en este momento mi sensación es que no es suficiente, que es un gran esfuerzo, pero no es suficiente. Que es un motivador para seguir marcando rumbo con este tipo de eventos, pero que como sociedad, como formadores y sobre todo como seres humanos, debemos hacernos cargo. Claro, iniciando con la reconstrucción del concepto hogar, familia y amigos, no sólo acompañantes de fiesta y placeres; de una educación enfocada a la aceptació, a la diferencia como uno de los grandes valores del ser humano; de una religión que premie más el amor y la inclusión, que el odio a través de juicios obsoletos; servidores de la salud emocional apasionados por ayudar. Mi lista podría ser muy extensa, no es mi intención, deseo ser práctico y que, con poco, podamos hacer mucho, mucho más de lo que hemos logrado hasta el día de hoy.

Como buen Coach, quiero fundamentar mi inquietud con datos y hechos, situaciones reales y cercanas que nos han dolido, nos han impactado, pero parece ser que las olvidamos rápido, que nuestra memoria selectiva las rechaza como una protección para una interpretación errónea del fluir (que nos valga cacahuate y solo pensemos en lo que nos impacta demasiado cerca), producto de una felicidad llena de mercadotecnia y de poca investigación científica, que vende muchos libros y se agotan entradas para escuchar productos prefabricados con una imagen aspiracional.

Otra vez, estamos asustados por el caso de Torreón, el niño de Mazatlán, la niña del municipio de Concordia, casos que sucedieron esta semana y que nos hacen recordar el caso de Monterrey, el de Azcapotzalco y Atizapán, algunos de los que saltan a la memoria. Estoy consciente de que cada caso es único y cada autor tuvo motivos distintos para llevarlos a cabo, pero todos tienen elementos comunes: los crímenes fueron cometidos por menores de edad, sucedieron en nuestro país, dos de ellos en esta semana y en la región Sur de Sinaloa.

En la cobertura saturada de los medios de comunicación y las redes sociales, ¿te has preguntado por qué un menor de edad comete un crimen de esta magnitud? ¿Qué lo incita, qué lo motiva? ¿Crees que hemos sido éticos al publicar imágenes y comentarios con juicios absurdos?

Me resulta escalofriante pensar que, desde una edad tan temprana, los menores pueden llegar a cometer actos de tal violencia, como los que han sucedido. Hoy quiero que esta columna invite a la reflexión, con el único objetivo de unirnos, de sumar esfuerzos para implementar estrategias que nos permitan soñar que los jóvenes disfrutan la vida, que la experimentan con un alto nivel de bienestar acorde a su edad. Qué gran reto tenemos en puerta. ¿Ustedes creen que una persona feliz tiene un espacio en su mente y corazón para salir por la puerta falsa de este mundo? Sinceramente no lo creo, una persona feliz tiene la capacidad de descubrir un propósito y buscar las competencias y herramientas para alcanzarlo. Creo que es lo menos que se merecen nuestros jóvenes ¿Nos ponemos en acción?

Seguimos en contacto en mi página LicOscarGarciaCoach.

 

 

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