"Lo amargo detrás del dulce de los refrescos"

El refresco es una de las bebidas más comunes y demandadas por la sociedad mexicana, según las cifras de la Secretaría de Salud Federal el país ocupa el primer lugar en el mundo como consumidor tanto de refrescos como de productos industrializados con altos niveles de azúcar, pero ¿cómo afecta el consumo de tanto dulce?

El Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud advirtió en la conferencia Covid-19 del 04 de julio, que en México hay una enorme oferta y disponibilidad, acompañada de mercadotecnia y publicidad, de productos procesados y ultraprocesados que tienen un muy bajo valor nutricional y en cambio elevados contenidos de azúcares, sales, grasas y en general de calorías.

De ahí que, dijo Hugo López-Gatell Ramírez, hoy se sabe que eso ha sido el motor fundamental de la epidemia de enfermedades crónicas, ya que consecuentemente de esta mala alimentación México presenta a nivel mundial las mayores prevalencias de obesidad, diabetes y sobrepeso, enfermedades presentes en la mayoría de las muertes por Covid-19.

“Hemos comentado aquí que la mitad de la mortalidad en México está directamente relacionada con enfermedades asociadas con la mala alimentación, enfermedad cardiovascular que es la primera; diabetes y sus complicaciones es la segunda; enfermedad crónica del hígado es la cuarta; y varios de los cánceres también”, señaló

De acuerdo con una radiografía elaborada por la Procuraduría Federal del Consumidor, una porción de 600 miligramos de refresco contiene 63 gramos de azúcares, lo cual equivale a 12 cucharadas y media o 15 terrones de azúcar; además, contienen gas, ácidos y aditivos como la cafeína o el ácido fosfórico que hacen que la bebida pueda ocasionar erosión del esmalte dental y pueda promover la caries.

Profeco refiere que el ácido fosfórico también provoca que el exceso de calcio se libere por la orina y para reemplazar las pérdidas, se libera el calcio del torrente sanguíneo, debilitando los huesos; en tanto al agua carbonatada, dice que es la responsable de causar la digestión lenta.

El Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud detalló que desde los años 80 el mundo entró en una fase de consumo acelerada, donde básicamente empezó a globalizarse la economía, y uno de los aspectos que se globalizaron fue la producción de alimentos que se empezaron a desplazar a los mercados globales.

Ejemplificó el caso del maíz, que se empezó a utilizar no para el consumo directo, sino para ser procesado y ultraprocesado, de modo que permitiera producir pequeños componentes en su mayoría químicos de los productos industrializados.

Explicó que los refrescos, las bebidas azucaradas, carbonatadas tienen enormes cantidades de distintas azúcares y que desde hace varios años el azúcar principal que tienen es fructuosa, que a su vez viene de un producto de amplio uso en la industria de alimentos procesados que es el jarabe de maíz alto en fructuosa.

López-Gatell Ramírez dijo que hay una enorme oportunidad de reflexión sobre el modelo de vida y de consumo, pero también quien se ha enriquecido por décadas a partir de un conjunto de productos que han dañado a la población, que en el caso de México matan a la mitad y que hoy son un contribuyente importante de la mortalidad por Covid en México.

“Este es el México que tenemos, el México que nos produjeron con este tipo de productos, yo creo que hay oportunidad para reflexionar y cambiar nuestro sistema agroalimentario, hacia uno que sea más justo, más saludable, más sostenible, e incluso más competitivo”, destacó.