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"ÓPERA"

"Marco Antonio Rodríguez, el barítono que hace del belcanto su mayor pasión"

"Con casi 30 años de trayectoria en el mundo operístico, el barítono ha encontrado en este género la mejor manera de darle un significado a su vida"

A los 13 años cantaba en iglesias y a los 17 ya participaba en la ópera, hoy el barítono Marco Antonio Rodríguez Badillo, con casi 30 años de trayectoria, es un artista consolidado, formador de nuevas generaciones que como él, desean llevar su voz a todo el mundo.

Entrevistado en su salón de clases donde diariamente comparte con sus alumnos su experiencia y aprendizaje, el barítono destacó que desde sus inicios jamás vio a la música y al canto como un pasatiempo, sino como una forma de vida, pasión heredada por su padre músico y cantante Marcos Rodríguez.

“Desde pequeño siempre me vi dentro de la música, y eso se lo debo a mi padre, no sabía hasta dónde iba a llegar, pero todo se fue dando poco a poco", compartió.

"He aprendido de muchas personas, lo que me ha permitido hacerme de un nombre y una trayectoria de casi 30 años dentro de la música y el canto, actividades que hasta hoy disfruto como si fuera el primer día”.

Quien además de ser belcantista, es maestro de canto del Taller y Coro de Ópera de Sinaloa y actor, comparte aquí su historia, la cual entre escenarios, pianos, acordes, partituras y conciertos, ha sabido darle el mejor tono a su vida.

 

 

Los orígenes

Marco Antonio Rodríguez Badillo es oriundo de Aguascalientes, él es el cuarto hijo y el único al que le dio por la música, siguiendo los pasos de su padre Marcos Rodríguez.

“Crecí dentro de un ambiente musical y fui el único loco que decidió dedicarse a la música, y no me arrepiento de ello porque hago lo que amo y me ha dado muchas satisfacciones”, dijo.

Su primer encuentro con la música clásica fue a los seis años cuando cursaba la primaria, gracias al maestro Salvador Melchor, quien lo invitó a formar parte de un coro de niños en el que participó hasta los 12 años.

“Cantar era algo nuevo para mí. Yo sólo escuchaba a mi papá hacerlo en los templos, y no conocía nada más, pero al llegar al coro me doy cuenta que había otros sonidos, otras voces, eso me hizo entrar en shock al principio, pero con el paso del tiempo lo fui asimilando”, dijo.

Decidido a seguir los pasos de su padre, Marco ingresa a la Escuela de Música Sacra en Aguascalientes y a la Facultad de Música de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

 

 

Una nueva etapa

Marco estaba en la secundaria cuando falleció su padre, y fue dentro de la música donde encontró lo que él llamó un refugio.

Fue entre las clases de piano, órgano y canto que desarrolló su talento vocal para interpretar música sacra hasta convertirse en un salmista (persona que recita o canta los salmos en una iglesia).

“A los 13 años sustituí a mi padre en el templo. Puede decirse que fue mi debut en 1991, pero sólo eran cantos comunitarios", expresó

Fue entonces cuando conoció a Sergio Martínez y Consuelo Vázquez.

"Estaban formando un coro para recitales y conciertos; así me adentré a una nueva etapa: cantar con orquestas”.

Recordó que lo primero que hizo fue integrarse a los ensayos de la misa 220 de Mozart.

"Nos acompañó la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes y la dirigió el maestro Gordon Campbell".

Apoyado por la soprano Consuelo Vázquez, quien vio en él potencial para sobresalir en este ambiente, lo llevó a Zacatecas para seguir preparándose vocalmente, ahora bajo la batuta de la maestra cubana Ninón Lima.

“Yo era muy gritón, así me decían, pero después de mi trabajo con la maestra, viví mi primer solo acompañado por la orquesta, cantando el Réquiem de Fauré, para mí un momento inolvidable, estaba muy nervioso, no sabía que hacer, no quería equivocarme frente al público, pero finalmente todo salió muy bien” resaltó.

Su trabajo con la maestra de canto cubana continuó con mucho éxito, a los 17 años su talento sobre el escenario, la potencia y calidad de su voz ya bien definida como barítono, lo llevó a un nuevo mundo, el de la ópera participando en importantes producciones.

Su primera ópera fue en La Traviata, de Giuseppe Verdi, representó el papel de Giorgio Germont cantando al lado de belcantistas con mucha más experiencia que él.

"Para estar a su mismo nivel tuve un preparador personal, trabajamos durante un mes para estar a la altura de mis compañeros".

Recordó que 1998 fue un año muy especial para él al participar en el Festival Cultural de Zacatecas, cantando en la ópera Cavallería Rusticana en el papel de Alfio; para él un personaje con mucha fuerza, representando un reto importante a sus escasos 18 años.

 

 

Cruzando fronteras

Fue gracias a su participación en la ópera Rigoletto de Giuseppe Verdi, que a Marco se le abrieron las puertas para viajar al extranjero, dirigiéndose a Italia, ingresando a la Accademia della Voce di Torino, especializándose en técnica vocal, con la maestra y mezzosoprano Franca Mattiucci.

“Quería salir al extranjero y surgió esta oportunidad, y no fue nada fácil, porque aquí estuve más de un año estudiando, y Franca Mattiuchi fue muy dura como maestra, no dejaba pasar ningún error por más mínimo que fuera, era muy perfeccionista, Al finalizar el curso presentamos la ópera Don Giovanni, también de Mozart, con un elenco formado de varias nacionalidades”, recordó.

Aprovechando su estancia en Italia, Marco participó en el Festival Dei Due Mondi en Spoleto, organizado por el maestro Gian Carlo Menotti.

"Ahí canté la ópera Macbeth, de Verdi y después regresé a Aguascalientes a trabajar como maestro y alternar como cantante de ópera".

 

 

Bienvenido a Culiacán

En el 2003, Marco llegó a Culiacán acompañado de los maestros Sergio Martínez y Consuelo Vázquez para brindar apoyo vocal al Coro de Ópera de Culiacán, dirigido entonces por el maestro Jorge Medina Leal.

“Llegué a Sinaloa con miedo por todo lo que se decía, pero me adapté muy bien, y lo que me gusta de los sinaloenses es que son muy directos, gritones, pero directos, aquí he hecho grandes amistades y he formado mi propia familia”, comentó.

A partir de entonces y hasta la fecha, Marco ha participado en numerosos conciertos en Sinaloa y otros estados, dentro de óperas como Gianni Schicchi, Falstaff, Las Bodas de Fígaro, El Empresario, Payasos y La Flauta Mágica.

También ha participado en las óperas Don Pasquale, Carmen, La Bohéme, Cavallería Rusticana, Cosi Fan Tutte, Elisir d’amore y el Barítono de la ópera de las cuatro notas, y Serva Padrona. También tomó clases de técnica con el fallecido maestro y barítono Carlos Serrano.

En Culiacán es miembro de la primera generación del Taller de Ópera de Sinaloa, promueve y participa en los montajes: La negra, la blanca y la redonda y De Gokú, José Alfredo y otras óperas, bajo la dirección escénica de Marcela Beltrán.

Y es asistente de dirección y maestro de técnica vocal del Coro de la Ópera de Sinaloa, además es maestro de técnica vocal y pianista en la Escuela Superior de Música del Isic.

“Sinaloa, después de 15 años de vivir aquí, me ha regalado una gran enseñanza en la música, he aprendido mucho, me ha dado la oportunidad de trabajar y seguir disfrutando de lo que tanto amo hacer, cantar porque desde que llegué no ha habido un solo día que no haya dejado de cantar”, señaló.

Consideró que a lo largo de casi tres décadas de trayectoria, su evolución como cantante ha sido muy grande porque ahora vive con mayor intensidad cada personaje que interpreta.

“De esta carrera lo que más me gusta el que puedo convertirme en cualquier personaje, un villano, un payaso, un viejito para darle al público una experiencia agradable, triste, malvada o cómica", compartió.

“Cantar ha significado mi vida entera, no sé hacer otra cosa, no me veo realizando otra actividad que no sea dentro de la música, con todo y sus bemoles, porque no todo ha sido agradable, he tenido que hacer muchos sacrificios, incluso hubo momentos que quise dejar esto, pero no pude, mi pasión por la música no me lo permitió y aquí seguimos”, resaltó.

Destacó que el rol del baritóno siempre ha sido importante, aunque pareciera ser una tesitura relegada no es así, es pieza importante porque no se pudiera hacer óperas sin la figura de un barítono.

Entre sus nuevos proyectos destacó su participación como actor con creadores de teatro locales.

"Estoy participando en producciones teatrales como Yo soy Pedro Infante, de Lázaro Fernando, con la que ha visitado distintos municipios de Sinaloa".

También dijo que está esperando la confirmación de su participación en la ópera Cosi Fan Tutte, para el papel de Don Alfonso, la cual se presentará en San Luis Potosí en julio.

 

 

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