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"HISTORIA DE ÉXITO"

"NEGOCIOS: Quinta Santa Rita; familia, tradición y sabor"

"Buscan ofrecer al comensal el ambiente rural con un servicio de calidad"

Quinta Santa Rita es un restaurante familiar cien por ciento, de comida estilo regional y con un ambiente completamente familiar. Es el concepto que buscaron, asegura Luis Carlos Gutiérrez, el propietario, al señalar que así lo pensaron él y su familia.

El restaurante se ubica en Bellavista, al norponiente de Culiacán, como a cinco minutos de la ciudad, junto al corredor gastronómico que fue nombrado en 2011 por Gobierno del Estado.

Luis Carlos refiere que al llegar se puede sentir el ambiente rural. Y tiene razón: es como estar en un pueblo sin haber salido de la ciudad. Su aroma, sabor y trato hacen sentir que uno está en casa de los abuelos o los tíos en el rancho.

A la entrada del restaurante hay una mesa con unas bancas, de cemento, al lado está una palapa de madera, con una frase de bienvenida: “Quinta Santa Rita, QUE LA ABUNDANCIA Y LA PAZ SEAN CON USTEDES”.

Luis Carlos dice que un columpio de madera que hay, es un marco “por Ley” para tomarse una foto, las familias que se reúnen en Quinta Santa Rita es lo que más disfrutan, por eso ellos dan esas opciones, para fomentar la unión familiar, un espacio grande, jardín grande, hamacas, espacios para jugar futbol y para cualquier actividad que se pueda hacer en familia.

“Es un concepto que nos ha funcionado y al que nos mantenemos fieles, porque eso es un valor que hay que inculcar, es lo más importante que se pueda tener, la familia, ante las adversidades, como en nuestro caso, en lo que hemos pasado, son los primeros que te meten el hombro, lo más cercano, por eso nos parece importante”, advierte.

Reconoce que ha visto en los últimos años, está creciendo el concepto campestre, pero lejos de verlo como competencia le parece muy bueno, porque la competencia es para mejorar, y considera el concepto campirano cambia un poco la imagen que se tiene de Culiacán en el resto del país.

“Que sepa la gente que Culiacán no es como lo pintan, que hay muchas cosas que hacer aquí, que la gente es buena, es trabajadora y que sabemos cocinar, a mí me gusta cocinar, todos tenemos un amigo Culichi que cocina muy bien, el aguachile, la carne asada, alguna salsa, y ojalá que fuera una imagen que resalte más”, refiere.

 

 

Quinta Santa Rita, más que un restaurante

Lo que era una casa de campo de la familia, donde los Gutiérrez Calderón pasaban semana Santa, se quedaban a dormir y hacían campamentos, ahora es Quinta Santa Rita, un restaurante que busca ser una marca comercial.

Los platillos favoritos de la gente son el hígado, encebollado, al ajillo, ranchero, en fajitas; y los chilaquiles, rojos, de la casa, tatemados, puercos, poblanos, de chipotle.

A sus 32 años, Luis Carlos es quien dirige el restaurante, la idea que actualmente tiene es la de producir una marca, vender salsas, frijoles, la sazón por el que la gente asiste al restaurante a comer.

El nombre fue idea del fundador, José Luis Gutiérrez Santos, originario de un rancho denominado La Quinta, Villa Ángel Flores, La Palma, Navolato.

Luis Carlos recuerda que, en el año 2005, era un miércoles al medio día, cuando estaban en la casa de campo, su papá, el señor José Luis estaba en una hamaca acostado y se le ocurrió la idea de hacer un restaurante, de inmediato fue a contarle a su mamá, Rita Santos, abuela de Luis Carlos, ella sacó algunas piezas de loza y se las dio a su hijo para que comenzara, fue el sábado de esa misma semana que inició Quinta Santa Rita.

“Con todas las carencias con las que puede empezar un restaurante, sin conocimiento alguno de cómo se administra, sin infraestructura, no había techo, no había mobiliario, era la pura casa, donde están ahora las palapas con piso de adoquín, en aquel entonces era puro pasto”, cuenta.

Bajo la sombra de dos paraguas, se colocaron cuatro mesas, Rosa María Calderón, esposa del señor José, cocinó seis guisos y los presentaron a la venta como tipo buffet, el primer año solo fue sábados y domingos; sus primeros clientes fueron los amigos y familia.

“Recuerdo, las primeras personas que vinieron a comer eran amigos de mi papá, estoy seguro de que ha de haber sido muy poquito trabajo, pero sentíamos una revolución, porque fue sin conocimiento alguno. Mi papá fue agricultor más de 30 años y de repente da un giro a esto. Que tenía, que a mi mamá le encantaba cocinar y a mi papá le encantaba comer, ahí se dio la dupla perfecta”, cuenta.

La comida es regional, se consume los quesos a la gente de la misma localidad, la machaca también se compra ahí en el rancho, el chorizo lo compran a un amigo, se busca que todos los ingredientes sean de excelente calidad y la ventaja que tienen es que todo se consigue fresco.

 

 

Retos y satisfacciones

Con la idea de aprender del giro, José Carlos comenzó a trabajar en otros restaurantes, para absorber los conocimientos y aplicarlos en el negocio familiar, se integró cuando tenía 20 años, le gustó el negocio, el servicio al cliente y así fue como avanzó.

Dice que Quinta Santa Rita ha llegado a donde está, porque mucha gente les ha ayudado, amigos, familia, y porque son fieles al concepto.

“Nosotros vendemos nostalgia, por así decirlo, venir para acá y que te sientas en familia, que te den ganas de tomar una mesa grande, soltar el celular y platicar con todos”, señala.

El avance ha sido paulatino, con mucha paciencia, con mucha resistencia, poco a poco Quinta Santa Rita fue creciendo sola, conforme los fue visitando más gente, vieron la necesidad de hacer las palapas, para ofrecer un techo.

“Era una armada de rancho, unos horcones, palos y palmas; a como fue creciendo hicimos los demás techos, de verdad que ha crecido desde cero, conforme la necesidad de atender más comensales. Sí ha sido difícil, crisis económicas e inclusive cosas que no están en tus manos como el huracán Manuel”, explica.

Luis recuerda que, al día siguiente del huracán, toda la familia, amigos, y el equipo de trabajo, que es fundamental en cualquier negocio, un pilar de mucha ayuda; andaban con palas sacando lodo, lavando mobiliario, viendo que servía y que no, lavando refrigeradores, oficinas, paredes, pisos. Al tercer día ya estaban trabajando de nuevo, con lo que se podía trabajar.

Cuenta que tuvieron pérdidas de todo. Señala que el agua casi llegaba al metro y medio de altura, se ríe mientras cuenta que dentro de la casa todo estaba inundado; tres años después, ya se habían recuperado, pero un corto circuito los hizo perder todo de nuevo, porque se quemó el lugar y tuvieron que volver a empezar desde cero.

“Sí ha sido difícil, cosas que tienen que ver con la economía del país, pero otras que son pruebas y adversidades de la naturaleza que se tienen que superar y aprender a seguir para adelante”

“En realidad, no hay opción, tienes que seguir trabajando, no es de que, ‘ya, tiro la toalla y me encierro’, afortunadamente los clientes venían, mucha gente no se enteró, mucha gente no supo hasta dónde llegó el agua, tratamos de encarrilarnos lo más rápido que se pudo, que no hubiera sido posible sin la ayuda de todos”, destaca.

Dice que el hecho de que haya habido afluencia de clientes luego de las crisis que han pasado, los ha ayudado a poderse recuperar económicamente.

Satisfacciones han tenido muchas, pero cuenta que la principal es seguir abiertos después 13 años, a pesar de adversidades, personas que ya no están, como es el caso del señor José Luis, quien fue fundador, y de la señora Rita, que en su honor es el nombre del restaurante.

Refiere que en Quinta Santa Rita siguen con las mismas ganas de atender a la gente, de mantenerse fieles a sus ideales, en su concepto; Luis se siente afortunado de estar dentro del gusto, del paladar del Culichi, por lo que espera tener la posibilidad de heredar a las siguientes generaciones, su hija y sobrinos.

 

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