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"Recibirá 175 mil dólares"

"Premian la lucha de una indígena"

"Lideró un movimiento en contra de la construcción de una presa que desplazaría a miles de indígenas en Perú"
15/11/2015 07:43

    LIMA, Perú (AP)._ Una in­dígena peruana que lideró una campaña para frenar la construcción de dos hi­droeléctricas que implicaban el éxodo de miles de nativos amazó­nicos ganó ayer el premio Goldman, el mayor galardón ambiental, junto con otros cinco activistas de India, Indonesia, Rusia, Sudáfrica y Esta­dos Unidos. 

    Ruth Buendía, de 37 años e in­tegrante de la etnia asháninca, di­jo que sueña con un gobierno pe­ruano que "respete el territorio, la cultura y las decisiones propias de las comunidades nativas porque ellos no se oponen a las inversiones siempre que haya consulta previa, información y atención del Estado con calidad en la educación, salud y justicia". 

    El premio Goldman consisten­te en 175 mil dólares en efectivo, para cada uno de sus ganadores, y se otorga anualmente a héroes del medio ambiente que luchan en con­diciones casi totalmente adversas. 

    Buendía recibirá el premio en una ceremonia nocturna en el San Francisco Opera House en Califor­nia junto con los otros cinco galar­donados. 

    Los planes para construir en la selva central peruana las hidroeléc­tricas Pakitzapango y Tambo 40 por parte de la brasileña Odebrecht están detenidos desde 2011 tras la oposición de los ashánincas, la etnia amazónica más numerosa de Perú. 

    La Central Asháninca del Río Ene (Care), institución que dirige Buendía, usó acciones de amparo ante la justicia peruana argumen­tando que los planes para construir las dos hidroeléctricas rompían la ley porque no se habían realizado procesos de consulta previa en las comunidades donde se iban a edifi­car las represas.

    Según datos oficiales, Pakitza­pango tenía proyectado producir 2 mil 200 MW, poco más del doble de la producción de la más grande hidroeléctrica del país, mientras que Tambo 40 unos mil 287 MW. 

    Las hidroeléctricas iban a inun­dar en conjunto más de 9 mil hec­táreas y unos 24 mil ashánincas habrían tenido que salir de los te­rritorios de sus comunidades, co­lindantes con el Río Ene. 

    Perú y Brasil firmaron en 2010 un acuerdo para construir 15 hi­droeléctricas, entre ellas Pakitza­pango y Tambo 40, principalmente para vender energía al gigante de Sudamérica. Ninguna represa se ha construido al momento. 

    Buendía, activista por los dere­chos indígenas y madre de cinco hijos, comentó que "hubo una dura lucha de convencimiento incluso a mis hermanos ashánincas, pero las mujeres me apoyaron más rápi­do, las mamás de la comunidad que han pasado la violencia social ya no quieren pasar de nuevo el desplaza­miento que nos iban hacer con las hidroeléctricas". 

    La etnia asháninca fue escla­vizada y sometida a tratos crueles por la guerrilla Sendero Luminoso desde la década de 1980 durante el conflicto armado interno con las fuerzas de seguridad que culminó en 2000. La Comisión de la Verdad calcula que 6 mil ashánincas fueron asesinados en ese periodo y otros 10 mil tuvieron que realizar un éxodo forzado para evitar la muerte. 

    En 1990 y apenas cumplidos los 12 años Buendía escapó de su Cuti­vireni hasta Lima para sobrevivir luego de que su padre fue asesinado y su hermana mayor secuestrada por tropas de Sendero Luminoso.