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"Reconoce UNESCO sombrero 'Pintao' de Panamá"

"El sombrero, declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, es de ala circular, finos tejidos y de dos colores extraídos de plantas vegetales y barro"
27/12/2017

LA PINTADA, Panamá (SinEmbargo)._ Lo intentó por lustros y ahora Panamá finalmente lo logró: el reconocimiento mundial por su sombrero. Pero, cuidado, no por ese que piensan.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha reconocido el trabajo de los artesanos panameños para elaborar el que consideran ha sido su contribución al mundo: el sombrero “Pintao”.

El otro, el llamado “Sombrero Panamá”, ni siquiera es de aquí, sino de Ecuador.

El “Pintao”, declarado hace unos días por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, es de ala circular, finos tejidos y de dos colores extraídos de cinco plantas vegetales y barro. Además, es hecho de manera completamente artesanal.

“No lleva nada (artificial), ni ninguna maquinaria; no existe aquí en La Pintada una fábrica como tal”, destaca Reinaldo Quirós, un artesano y diseñador de 56 años que vende sombreros desde un local en su casa, un negocio abierto por su padre hace varias décadas atrás.

"Cada artesano, en su propio hogar, trabaja los sombreros manteniendo las técnicas que les enseñaron sus ancestros”.

La cuna del sombrero es el distrito de La Pintada, en la provincia de Coclé, situada a unos 167 kilómetros (105 millas) al occidente de la capital, aunque ya son numerosas las regiones aledañas que se dedican a sembrar las distintas plantas para elaborarlo, sea para uso familiar o comercial.

Los artesanos preparan las fibras y luego las trenzan para coser de manera circular el sombrero sobre un molde de madera, desde la plantilla, la copa y el ala; de arriba hacia abajo.

En su casa en El Jagüito, un poblado boscoso en las afueras de La Pintada, Pasión Gutiérrez, un campesino de 81 años, tiene sembradíos de agave, bellota y chirná -tres de las plantas utilizadas en la confección del sombrero.

Gutiérrez vive con su esposa Anazaria y varios hijos en una casa de concreto y techo de zinc en donde todos tejen y cosen sombreros. Una madrugada reciente de luna llena fue a cortar las pencas del agave, de las que saca el hilo para coser la sombrilla.

“Con la luna nueva no sirve”, contó.

Gutiérrez asegura que ya no ve bien para coser, pero no se preocupa porque su señora, sus hijos y nietos saben hacerlo.

“Los artesanos cultivan las plantas, trabajan las materias primas, trenzan las fibras y confeccionan con ellas este sombrero, que forma parte de una indumentaria de todas las regiones del país en los bailes folclóricos y fiestas comunitarias”, destacó la UNESCO en su fallo para reconocer el “Pintao”.

 

 

 

 

 

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