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"Rostros tristes y cabezas bajas lo que se vivió en Culiacán tras la caída de Dorados"

"La afición culiacanense no pudo festejar tras la derrota del Gran Pez ante Atlético de San Luis"

CULIACÁN._ Los sinaloenses que no realizaron el viaje a San Luis Potosí en busca de ver a Dorados de Sinaloa para disputar el juego de vuelta ante Atlético de San Luis se reunieron en restaurantes de Culiacán para vivir juntos las acciones y esperando ver campeón al Gran Pez.

Las expectativas eran altas para los dirigidos de Sinaloa, eso lo demostraban los restaurantes y bares llenos en Culiacán a la espera del partido al dar el silbatazo inicial se escuchaba por todo el lugar gritos,aplausos que denotaban las emoción por el encuentro.

Niños, mujeres y hombres, mientras comían y bebían en compañía de sus parejas, amigos, hermanos y familiares, estaba atentos a las pantallas mirando cómo se desarrollaban las acciones.

El partido generaba asombro, alegría e incertidumbre para los presentes. Sería hasta el minuto 52 de partido que el público saltó de sus asientos y con gritos al aire celebraban el gol de Dorados que abría el marcador.

Traes el gol de San Luis las porras regresaban como al inicio, con incertidumbre y expectantes, atentos al movimiento de la pelota, como si no existieran los jugadores, sólo el balón salvo cuando la tenía Vinicio en ese momento todos lo coreaban y en él caían todas las esperanzas.

Las acciones seguían y tras el empate de San Luis los aficionados al “Gran Pez” bajaban el rostro, se rascaban las cabezas, no creían lo que miraban.

El tercer gol fue lapidario para los que vivían el partido detrás de la pantalla, el autogol de Dorados silenció el lugar, ya no había gritos, sólo un silencio, sólo se podía escuchar la narración del juego.

El cuarto gol terminó con toda esperanza para los sinaloenses; asimismo, como con las ilusiones de los que se encontraban mirando la pantalla impresionados del desastre en que se convirtió Dorados.

El silbatazo final marcó la retirada y el rostro desencajados para muchos, niños cansados después de dos horas de juego y aficionados molestos sin creer lo que había pasado.

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