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"Saber Vivir: El doble duelo: morir en tiempos de Covid-19"

"Columna quincenal"

Desde que llegó este nuevo virus llamado Covid-19, muchísimas cosas cambiaron en nuestra vida diaria, tan es así que hasta los rituales de la muerte se han visto afectados. Desde abril he estado atendiendo a personas contagiadas o sospechosas de portar el nuevo coronavirus y a los afectados por el confinamiento en sus casas, comenzó con una llamada desesperada y de ahí se vinieron una tras otra solicitud de apoyo emocional.

Pero lo más triste de esta historia son las personas que fallecen como consecuencia de este virus, los familiares también se han visto afectados; en terapia, me expresan a todo lo que se ven obligados a renunciar, sobre todo, explican que es horrible ingresar a tu familiar en el hospital, en ese momento renuncias a ya no verlo, solo a recibir noticias por teléfono o algún comunicado verbal a una hora del día, que no hay un horario específico.

Los familiares tienen el derecho de acompañar hasta su último momento a sus seres queridos, conforme a los usos y costumbres del pueblo mexicano, pero esta costumbre, por lo pronto se ha visto anulada por el alto riesgo al contagio.

¿Cómo despedirse? Con este sentimiento latente viven las personas que tienen un familiar dentro del hospital, al estar totalmente aislados, durante el esperanzador tratamiento, pues es un alto porcentaje el que puede morir; además de ir pensando en el futuro, qué les puede deparar, no será nada fácil, pues actualmente no se puede ser velado su difunto de manera tradicional, la familia de una persona fallecida por coronavirus, no tiene la oportunidad de despedirse, lo que agrava el dolor emocional.

Actualmente, solo está permitido 10 personas en una sala de velación de una funeraria, siempre y cuando no haya sido la causa de muerte el virus Covid19 y por supuesto, siguiendo las indicaciones de sana distancia.

México se distingue internacionalmente por sus tradiciones a sus muertos, ahora es imposible realizar un funeral con todos los familiares y amigos, ya sea que el deceso se deba o no a la actual pandemia.

Ya no están permitidos los pésames personales de abrazos, que es una comunicación física por el cual se le manifiesta nuestro apoyo ante tan dolorosa pérdida, las iglesias no están oficiando misas de cuerpo presente.

Las funerarias han tenido que modificar sus servicios, entregan las cenizas a una sola persona. La gente guarda las cenizas para que, posteriormente, la familia pueda realizar una ceremonia con varios asistentes.

Más adelante, cuando ya se autoricen, y si uno de los miembros de la familia también se contagió y no requirió tratamiento o es un tratamiento ambulatorio, estará en casa en aislamiento de 14 a 20 días, esta persona no verá las cenizas, ni estará con sus familiares hasta después de la cuarentena, estará aislado, confundido por lo rápido de cómo fueron las cosas y atorado en su duelo, pues lo más seguro es que estará en negación.

En las grandes ciudades se puede realizar un funeral virtual, en el que los deudos y amigos presencien el ritual desde cualquier dispositivo móvil. Ingresan a un sitio web que proporciona la funeraria, en el que se comparten fotos y frases de quien ha perecido.

Asimismo, se ofrece la opción de comprar flores por Internet y enviarlas directamente a la funeraria.

La realidad es que el servicio virtual no tiene mucha demanda, porque los mexicanos no estamos acostumbrados al uso de la tecnología para el tema de la muerte.

Y por otro lado, nosotros somos de usos y costumbres, el mexicano tiene sus rituales muy arraigados, acostumbramos a estar cerca del muerto y de los familiares, otra variante que se presenta es que las personas no debemos de trasladarnos a otras ciudades por la prevención al contagio y tampoco se permite el traslado de cadáveres.

Esta pandemia que estamos viviendo tiene implicaciones emocionales muy importantes para los que sobreviven, ya que muchas personas no tienen la tranquilidad y la paz interior, ya que no tuvieron la oportunidad de ir poco a poco digiriendo la próxima pérdida.

Las cosas se dan rápidamente y a los pocos días me dicen que solo reciben el cuerpo para inmediatamente ser incinerado y no se dio el tiempo para verlo y despedir por última vez a su ser querido, esto sin lugar a dudas dificultará su sano duelo, que acudiendo a consulta tanatológica saldremos adelante con la aceptación y sobre todo, aprender a vivir con esa ausencia.

 

Teléfono consultorio

982 5236

FB tanatólogo

Octavio Robledo

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