"Un talento fuera de serie es Luis Carlos Juárez"
MAZATLÁN._ Luis Carlos Juárez de niño pensaba que era mazatleco porque toda su familia vivía aquí, sus padres eran patasaladas y aquí pasaban sus vacaciones. Por cuestiones de trabajo tuvieron que emigrar a Hermosillo, en donde nació el pianista.
Antes de que él llegara al hogar de los Juárez, llegó por accidente un piano a su casa, fue uno de sus juguetes desde que tenía un año. Hoy estudia la maestría en piano, en el Mozarteum de Salzburgo.
Este viernes, en el Teatro Ángela Peralta, ofrecerá al público porteño su interpretación del Concierto 2 de Beethoven, a las 20:00 horas.
El piano llegó a su casa ya que un amigo de su papá no tenía dónde guardarlo; su hermano y él jugaban con éste.
Su papá tenía discos de high lights de música clásica que los niños escuchaban.
“Mi hermano y yo, después de mucho oír las piezas, las tocábamos de oído, recuerdo que la primera que tocamos completa fue la Marcha turca de Mozart, eso lo hacíamos desde que éramos niños de 4 o 5 años”, compartió.
“Mis papás son de Mazatlán y mis hermanos nacieron en el puerto, todas mis vacaciones de verano, Navidad y Semana Santa las viví aquí, siempre me ha gustado mucho esta ciudad. Cuando era muy niño yo creía que era de Mazatlán, pero toda mi vida, hasta los 14 años, la viví en Hermosillo, es una ciudad que también quiero mucho porque ahí estuvo mi hogar, mi familia fraterna”.
Su maestro de piano de Hermosillo, Pedro Vega, lo escuchó cuando tenía 11 años y en su repertorio tenía muchas piezas que tocaba sin haber tomado clases formales ni leer partituras.
“Desde el primer momento me dijo que él podía conseguir que en dos años yo tocara una obra, acompañado de una orquesta, parecía algo imposible, yo era muy chico y no dimensionaba las cosas, me pareció natural lo que decía, y sí, a los 12 años toqué mi primer concierto con la orquesta de Hermosillo, dirigida por Héctor Reyes, en el Teatro de la Ciudad, que fue quien me invitó a hacer este concierto, en aquella ocasión toqué una sonata de Mozart.
“Lo que siguió fue prepararme para participar en concursos, me inscribí en tres y los gané, recuerdo la Bienal de piano de Mexicali y el Jacinto Cuevas de Mérida, Yucatán, ahí un maestro alemán que asistió me dijo que yo tenía el nivel para estudiar en la escuela en donde él daba clases en Alemania”, dijo.
“Ahorré lo que gané en los concursos, mi papá me ayudó a hacer un curriculum y me fui a hacer audiciones a Alemania y Austria, son las mejores del mundo. Me aceptó la Universidad Mozarteum de Salzburgo y con la carta de aceptación de la Institución una fundación de Hermosillo me apoyó con una beca para manutención y renta por cuatro años, la escuela no es cara, pero solo puedes ingresar después de una audición y tienes que ser muy talentoso”.
Talento, disciplina y suerte
Sin recursos para acompañarlo, su familia lo dejó ir solo a los 16 años, su madre recién había muerto y su padre no quiso que perdiera la oportunidad. Solo se enfrentó a lo desconocido, en un país en donde no conocía el idioma, ni tenía quién lo ayudara, solo llevaba el teléfono del maestro que conoció en Mérida, Yucatán.
“Para estar en una escuela de ese nivel necesitas ser muy talentoso, ser muy dedicado, trabajar mucho, pero también tener suerte; hay mucha gente muy talentosa que audiciona y no puede entrar, los jueces que te escuchan y seleccionan escuchan a muchos asiáticos que tienen una técnica perfecta, eso ya no los impresiona, buscan otras cosas, hay muy pocos espacios en esas escuelas y llega gente de todo el mundo, verdaderamente muy talentosa y a la mayoría de ellos les dicen que no.
“Es raro que llegue alguien de Latinoamérica a hacer audiciones a esas escuelas, sus expectativas cuando llega alguien de estas latitudes es muy baja, todos los aspirantes son tan talentosos que el jurado se decide por sutilezas en la interpretación, cuestiones subjetivas. A la distancia y con la perspectiva de haber estado ahí cinco años, creo que les gustó que yo soy muy relajado, tranquilo en mi interpretación y eso lo transmito a la audiencia”.
Mozart y Beethoven, unidos en un concierto
El joven pianista de 23 años reveló que muchas personas confunden el Concierto 2 de Beethoven con uno de Mozart.
“Creo que en esta obra estos dos compositores unen sus espíritus, es una pieza muy fresca, graciosa y chispeante. Lo he tocado mucho, a los 15 y 16 años, varias veces en Salzburgo, me gusta porque en el primer movimiento tiene un solo de piano de 3 minutos”, mencionó.
“Esta cadencia la compuso Beethoven, 10 años después de haber escrito la obra, entonces podemos ver en una sola pieza al autor joven, fresco y vital, pero gracias a este solo de piano podemos acercarnos al Beethoven maduro, eso lo van a poder escuchar los que asistan al concierto”.
Con el placer que provoca imaginar los sonidos, el pianista de ascendencia mazatleca compartió que el segundo movimiento es lento y el piano canta mucho.
"Hay mucho espacio entre cada nota y eso permite que disfrutes mucho los sonidos, el tercer movimiento tiene una melodía muy pegajosa, es chispeante, fresco y alegre”.
Extraña a su familia y los tacos
“La universidad en donde estudio entienden que viajar a competencias y hacer conciertos en otras regiones es parte de la formación de sus alumnos, por eso es que puedo venir a México a tocar algunos conciertos. He tocado con la filarmónica de Aguascalientes, la de Sonora y en el Palacio de Bellas Artes. Procuro armar conciertos cada año para México porque extraño a mi familia y mucho la comida de mi País”, comentó.
“Decidimos, entre el maestro Reyes y yo, que tocaría para este concierto a Beethoven porque este es el año en que se celebran 250 años de su natalicio. Entreno mínimo seis horas diarias y cuando me va bien ensayo ocho horas diarias, cuando no estoy en el piano siempre estoy pensando en la música, mi cabeza está llena de sonidos, la música me provoca un estado de armonía con la vida”.
En estos momentos, Luis Carlos Juárez está preparándose para participar en el Concurso Internacional de Piano Chopin, que es cada cinco años en Varsovia.