"Deja mujer golpeada una vida para olvidar"

"Pese a que vecinos de la Ampliación Rafael Buelna le dijeron a "Güero Pañales" que le bajara con los golpes que le daba, éste terminó matándola con una barra metálica."
06/11/2015

    Dantiela Mendoza / Belizario Reyes

    Si una gitana le hubiera leído las palmas de las manos a Paula Rosales de la Cruz seguramente se hubiera puesto a llorar.
    Ni siquiera hubiera tenido que leer las trabajosas líneas de la suerte, los golpes se le notaban desde lejos.
    El sábado por la noche los golpes de su pareja terminaron matándola. Era delgadita como una pluma, pero según los especialistas su verdugo tuvo que usar una barra metálica para quitarle la vida.
    Los vecinos, que compartían con ella unos jacales de lámina en la Ampliación Rafael Buelna, aseguran que apenas tenía dos meses viviendo con el "Güero Pañales", un mazatleco del rumbo de Urías.
    La aceptaron con todo y su pequeño Juan Manuel de apenas 4 años, un niño inquieto que rápidamente se integró a las rondas de los niños que juegan entre las vías del tren que pasan por detrás de las casas hechas con desperdicios.
    Incluso, los vecinos los invitaron a pasar la noche de Navidad, fue la primera y la útima porque fue ahí donde los vecinos sintieron que el "Güero" no era gente para hacer amigos.
    Cuentan los vecinos que entre hombres comenzaron a platicar de sus mujeres y el ""Güero Pañales", nadie conoció su verdadero nombre, reconoció que él sí golpeaba a su mujer.
    Preocupados por la revelación, algunos se atrevieron a aconsejarle que "le bajara o terminaría matándola".
    La respuesta los dejó fríos.
    Aseguran que el "Güero" dijo que lo seguiría siendo, argumentando que no sería la primera, que "ya llevaba otras dos".
    Sin esperar a confirmarlo, los vecinos se fueron alejando, preocupados por un presagio que se cumpliría 10 días después.
    El sábado pasado, nadie escuchó los golpes que le quitaron la vida a Paula, los vecinos aseguran que sólo se dieron cuenta que el "Güero" comenzó a tomar desde temprano.
    El domingo por la mañana ya nadie vio al presunto asesino, pero los vecinos aseguran que se presentó en la casa su padre, quien acudía todos los domingos a pasar el día con ellos.
    Vieron al suegro de Paula darle de comer a las gallinas y presumen que también alimentó a su nieto porque lo vieron jugando afuera de la casa.
    Por la tarde el llanto del menor que pedía de comer a su madre hizo que los vecinos entraran a la casa.
    Paula estaba recostada en un viejo colchón recogido en algún basurero, tenía el rostro hinchado por la golpiza y por casi 20 horas de haber muerto, a su lado, su niño lloraba, quería que su madre se levantará, pero Paula ya no quiso recibir más golpes.

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