"Madrugada de terror en Culiacán"
CULIACÁN._ Los fuertes ruidos provocados por la irrupción a balazos de un grupo de infantes de la Secretaría de Marina en una vivienda del fraccionamiento Villas del Río y el penetrante olor a pólvora, provocaron que los vecinos de la calle Villa Ciudad Real enmudecieran de temor.
Desde la madrugada de ayer, al momento en que se escucharon gritos, detonaciones de armas de fuego y golpes en las paredes de bloques, que parecían que penetraban los tímpanos de los habitantes adormecidos, la calle lució sola, como en una película de terror, tanto que parecía que la humanidad se había desvanecido.
Y es que no era para menos, ya que los marinos amedrentaban a quien se atrevía a asomarse a la calle, bajo el argumento de mantener segura el área donde trabajaban, a pesar de que fueron ellos quienes inundaron de inseguridad el sector.
Señora disculpe, ¿Sabe que sucedió en esa casa?
"La verdad no escuchamos, es más ni habíamos salido de la casa por el temor, nada más sentimos el relajo y al ver a tantos encapuchados nos encerramos", expresó una mujer desde la ventana de un inmueble.
Posteriormente, la atmósfera se llenó de tensión y es que a los oficiales de la Armada de México al parecer les generan alergia las cámaras fotográficas y de video, padecimiento que se complica ante cualquier pregunta de los periodistas.
"Se pueden retirar de aquí, no dejan trabajar señores, entiendan es por su seguridad", expresó uno de los federales a los representantes de los medios de comunicación que estaban a varios metros de la escena del crimen.
Uno de los comunicadores soltó una expresión que tensó el ambiente, al reclamar a los marinos que ellos son los que no dejan realizar la labor periodística con libertad, y su actitud es para esconder posibles violaciones que cometen bajo el cobijo de la impunidad.
El enfrentamiento verbal no pasó a mayores. Ya que la salida de dos camillas en las que transportaban los cadáveres tapados de pies a cabeza de un par de supuestos delincuentes generó que las miradas y los lentes se enfocaran a la casa marcada con el número 3699. Vivienda que horas después quedó abandonada, al igual que la vía de comunicación e inmuebles del sector que fueron amurallados por sus inquilinos.
Mismos que a toda costa trataron de evitar el chisme de la madrugada, y con un profundo silencio buscaron de borrar el terror que vivieron al sentir como durante la madrugada la muerte se paseó por el vecindario y su imagen quedó plasmada en las cintas amarillas que delimitaron la zona de guerra.