"Máxima crueldad en Guantánamo"
Homero Campa/APRO
Segunda de dos partes
EL CAMPO ECO
El Campo Eco es un conjunto de casetas separadas del resto de los centros de reclusión. Los guardias llevan a este lugar a los "castigados". El aislamiento es extremo: no hay posibilidad de contacto con la luz ni ruido exteriores. Aquí los reclusos pueden pasar meses sin contacto humano, en algunas ocasiones con intensa luz que impide dormir o en la oscuridad total.
De acuerdo con testimonios de los prisioneros liberados o de abogados de los detenidos, los guardias e "interrogadores" realizan diversas formas de tortura física y mental: propinan golpizas, amenazan de muerte, inmovilizan a los presos por horas con grilletes y cadenas, los desnudan y someten a temperaturas extremas, los privan durante días de todos los sentidos (vendan sus ojos, tapan sus oídos, les colocan cintas adhesivas en la boca), sumergen sus cabezas en agua hasta el punto de la asfixia.
Pero hay otros métodos de tortura:
En mayo de 2004, el prisionero Mohammed Jawad fue sometido al programa "viajero frecuente", el cual consiste en trasladarlo con grilletes de una celda a otra en períodos de entre dos y cuatro horas hasta en 112 ocasiones. El objetivo: "asegurar que el sueño del detenido se vea interrumpido el mayor número de veces". Tal hecho fue revelado durante la comparecencia que Jawad realizó ante una Comisión Militar el 19 de junio de 2008, a la que una observadora de AI tuvo acceso.
En su informe sobre este hecho, AI asienta: "Esta terrible experiencia tuvo lugar presuntamente cinco meses después de que el adolescente intentó ahorcarse en su celda de aislamiento y dos meses después de que el entonces comandante de la base de Guantánamo, general Jay Hood, prohibiera el programa del 'viajero frecuente'".
Nizas Sassi y Mourad Benchellali, dos ciudadanos franceses que estuvieron prisioneros en Guantánamo, contaron a su abogado Jacques Debray (Proceso 1453) que fueron objeto de "experimentos médicos": los obligaban a tomar pastillas y les aplicaban inyecciones.
Debray narró que esos "tratamientos" los embrutecían: su cabeza se caía hacia atrás, se sentían mareados, ausentes, confusos. Explicó que, después de unas "misteriosas inyecciones", algunos presos despertaron con el cuerpo totalmente cubierto de pústulas.
Nunca supieron qué tipo de medicamentos les aplicaron, pero afirmaron que después de ser drogados, un médico o enfermero los visitaba y les hacía preguntas precisas sobre el efecto del "tratamiento".
Según los testimonios recogidos por AI, los guardias e interrogadores vejan también a los prisioneros con acciones que violentan sus valores culturales y religiosos, como mostrarles material pornográfico u orinar sobre ellos.
De acuerdo con el informe de AI sobre las condiciones de Guantánamo, la mayoría de los prisioneros han padecido graves problemas sicológicos producto del aislamiento prolongado al que fueron sometidos, sobre todo porque éste se realizó en forma paralela a otros métodos de tortura psicológica, como la privación de la estimulación sensorial, el ocio forzoso, el confinamiento en espacios cerrados y la permanente incertidumbre sobre su situación legal.
Así, señala la organización, muchos de los detenidos padecen distorsiones de la percepción, alucinaciones, ansiedad extrema, hostilidad, hipersensibilidad a los estímulos externos, trastornos del sueño, estados de depresión profunda y síntomas físicos como pérdida de peso, problemas de la vista y atrofia muscular.
El informe expone varios ejemplos. Uno de ellos: en enero de 2007 el abogado de Bisher Al Rawi, nacido en Iraq, pero residente en Reino Unido, refirió que su cliente "tenía buena salud y se expresaba muy bien" cuando ingresó a Guantánamo en 2003. Sin embargo, después de estar en un régimen de incomunicación en el Campo 5, "se estaba hundiendo en la locura".
Huelgas y motines
Ante tales condiciones, no resultó extraño que muchos presos realizaran varias huelgas de hambre y hasta intentos de motines, revelados tanto por ONG y reconocidos por las autoridades militares estadounidenses.
En julio de 2005 56 prisioneros realizaron una huelga de hambre que duró varias semanas en protesta por su reclusión indefinida y por las condiciones a las que estaban sometidos. En agosto de ese año se repitió la acción. El 11 de septiembre siguiente 131 prisioneros rechazaron la comida durante tres días seguidos, según un reportaje publicado por The New York Times el 17 de septiembre de 2006, escrito por el periodista Tim Golden.
El informe de AI sobre las condiciones de Guantánamo también hace referencia a estos hechos. Señala que la huelga se prolongó hasta enero de 2006: 83 presos mantenían el ayuno. Durante ese periodo, denuncia el informe, decenas de prisioneros fueron obligados a recibir alimentos por medio de sondas. A uno de ellos, las sondas le dañaron los pulmones.
Afirma que varios prisioneros que representaban a sus compañeros fueron enviados a celdas de confinamiento en el Campo Eco, después de que las negociaciones con las autoridades fracasaron en agosto de 2005 y de ocurrieron disturbios en los campos 2 y 3.
"Decenas de detenidos destrozaron sus celdas. Arrancaron las sujeciones de sus retretes y las utilizaron para tratar de romper las alambradas que los separaban. Se desplegaron guardias en el perímetro de esos complejos. (
) Al final, el coronel Mike Bumgarner (responsable de la prisión de Guantánamo) habló por un megáfono y, sirviéndose de un intérprete en árabe, convenció a los detenidos para abandonaran las celdas destrozadas en compañías de los guardias", escribió Tim Golden en el citado reportaje del New York Times.
Según el informe de AI sobre las condiciones en Guantánamo, el 18 de mayo de 2006 ocurrió otro botín. Ese día los guardias descubrieron que dos internos intentaron suicidarse con una sobredosis de medicamentos que secretamente habían acumulado. Aparentemente, las autoridades de la prisión recibieron información de que un detenido en el Campo 4 intentaría ahorcarse. Enviaron a un "escuadrón táctico" para registrar las celdas. Algunos internos de mayor edad se negaron a que los soldados registraran sus libros del Corán.
Los guardias los obligaron y los presos de ese campo, cuyas medidas de seguridad son menos rigurosas, protestaron. Algunos forcejearon con los soldados. Los militares utilizaron "grandes cantidades de pulverizadores de pimienta y otras armas no letales" para controlar las protestas.
Durante la huelga de hambre de 2005, Shaker Aamer, ciudadano saudita que residía en Gran Bretaña y uno de los líderes negociadores de los presos, escribió a su abogado Clive Stafford Smith:
"Estoy muriendo aquí, día tras día, mentalmente, físicamente. Esto nos pasa a todos los que estamos prisioneros en Guantánamo. Se nos ha ignorado y encerrado en esta isla en medio del océano durante cuatro años. En lugar de ser humillado, preferiría morir lentamente de inanición. No quiero que me alimenten a través de tubos. Es inhumano y doloroso. Esta es mi decisión como ser humano".
CIFRAS
270
Detenidos mantiene la cárcel de Guantánamo en Cuba.
23
Horas del día se les mantiene aislados a los presos.