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"MEJOR EDUCACIÓN"

"Aprender a jugar: la importancia de la convivencia"

"Con estos consejos logra que tu niño juegue felizmente en casa con otros pequeños y disfrute de la actividad"
09/02/2017 17:36

Si tu hijo es como la mayoría de los niños de su edad, seguramente ya juega con otros compañeritos (o al menos alrededor de otros niños). Pero una vez que empiece a ir a la escuela su vida social se intensificará y jugará con otros niños a quienes no conoce muy bien. Además tal vez se reúna con sus nuevos amiguitos en sitios no tan familiares para él. 

Si sigues algunas pautas básicas, es posible que logres evitar que las discusiones y riñas por los juguetes, así como las lágrimas a la hora de recogerlos, impidan que tu pequeño se divierta cuando juegue con sus compañeros. 

Planea una “cita” para jugar

Deja que tu niño tome la decisión. Pregúntale a quién le gustaría invitar. Si no tiene ninguna preferencia, piensa en los niñitos con quien tu hijo suele jugar más en la guardería, preescolar o cuando van al parque. Recuerda también que sus amiguitos no tienen que ser de su edad. De hecho, hay algunas ventajas en reunir a niños de diferentes edades. Por ejemplo, el niño mayorcito suele dirigir y coordinar el juego para el más pequeño, a la vez que disfruta de ser el “niño grande”. 

Muchos niños tienen que adaptarse poco a poco al llegar a otras casas, y se sienten mejor si los papás están cerca. Además a muchos padres les preocupa dejar a sus hijos con alguien que no conocen muy bien. 

 

* Con información de Espanol.babycenter.com

 

CLAVES PARA ENSEÑARLOS A JUGAR

Mantén el grupo pequeño. Es recomendable que limites las reuniones a un amiguito por día. De otra forma, es fácil que uno de los niños se sienta excluido, aparte de que es mucho más difícil que compartan los juguetes entre ellos si son varios. 

Haz que el encuentro sea breve. La primera visita puede ser de una hora. Dos o tres horas son más que suficientes para un encuentro entre dos niños pequeños. Si te pasas de ese tiempo, terminarás con dos niños aburridos, cansados e irritados. 

Pon atención al menú. Como probablemente servirás algo de comer durante las visitas de los amiguitos de tu hijo, asegúrate de preguntar a los papás de tu invitado si el niño tiene alguna alergia o preferencia al comer (a esta edad, algunos niños son muy especiales para comer). 

Invita también a los papás. Cuando se trate de niños pequeños que no están acostumbrados a estar lejos de sus papás, o incluso durante las primeras visitas de los niños más grandecitos, es buena idea invitar también a los padres. Puedes tomar café o té con la otra mamá o papá y charlar mientras los niños juegan. 

 

Preparación para la visita

Apaga la televisión y los videojuegos. Las visitas de los amiguitos son para que los niños aprendan a socializar y a comunicarse mejor. Eso no lo lograrán fácilmente si están pegados a la pantalla o esperando impacientemente su turno en la computadora para jugar con videojuegos. Mientras el amiguito esté en tu casa, planea actividades que los niños puedan hacer juntos. 

Es recomendable que avises de antemano a los papás y al amiguito de tu hijo que los niños no verán televisión ni jugarán con videojuegos durante el encuentro. Así evitarás que el amigo de tu hijo llegue con la expectativa de probar el nuevo juego de Dora la exploradora, uno de los favoritos de tu niño y del cual siempre está hablando. 

Deja que tu hijito ayude a planear las actividades. Háblale acerca de la importancia de hacer que sus amiguitos se sientan a gusto y pregúntale qué clase de actividades o juguetes cree que le gustarán más a su amiguito. 

Esconde sus juguetes favoritos. A esta edad es común pelear por los juguetes. Te puedes pasar horas hablándole a tu hijito acerca de lo que significa compartir, pero no puedes esperar que se desprenda tan fácilmente de sus juguetes predilectos. 

Si tu niño tiene algunos objetos favoritos que sabes que odia compartir, ayúdalo a guardarlos antes de que llegue su invitado. Después, saca algunos de los juegos y juguetes que son buenos para compartir (los bloques y la masilla para niños, o play dough, son excelentes). 

Pero no te sorprendas si tu niño de repente se molesta cuando su amiguito toca algunas de sus cosas, que ya ni recordaba que existían. Ayuda a tu hijito a compartir sus cosas, explicándole que no permitirás que su amiguito se lleve ninguno de sus juguetes. 

Planea un momento de descanso. Además del intermedio para comer una botana saludable, es aconsejable tener preparada una actividad tranquila por si los niños se ponen muy enérgicos. Pueden hornear galletas, leer un libro, salir un poco, dibujar, colorear o hacer manualidades.

 

REGLAS PARA LAS VISITAS DE LOS AMIGUITOS

Ayúdalos a “conectarse”. Al igual que en los encuentros entre adultos, tu niño y su amiguito podrían sentirse un poco incómodos o tímidos durante los primeros minutos de la visita. Por eso, tómate un ratito para ayudarlos a sentirse más cómodos. Puedes dejar listo un juego o algunos juguetes que puedan compartir (como bloques para construir, muñecas o un tren). Cuando veas que los niños empiezan a jugar, sal despacito y déjalos que sigan divirtiéndose entre ellos. 

Firmeza a la hora de la limpieza. Antes de que los niños se sumerjan demasiado en sus juegos, explícales que tendrán que recoger lo que sacaron antes de empezar con otra actividad diferente. Si esperas hasta el final de la visita para pedirles que te ayuden, tal vez no puedas negociar y es posible que termines con un gran desorden (si los niños se niegan a ayudar con la limpieza, anuncia que llegó la hora de la merienda: “sólo tenemos que recoger los juguetes y después comeremos”). 

Claro que con los niños más pequeños, los papás tendrán que ayudarte a recoger los juguetes. 

Anímalos a jugar, presentándoles varias opciones. “Propón actividades libres y sin normas”, recomienda Maggie Chaffee, quien fue maestra de preescolar y es madre de tres hijos en Walnut Creek, California. 

 

Estas son algunas sugerencias: 

Llena un cuenco grande o pileta con agua y deja que los niños jueguen a llenar y vaciar recipientes, verter y mezclar el agua (pero ten cuidado y no los dejes solos, ya que existe el riesgo de ahogamiento, incluso en unas pocas pulgadas de agua).

Saca palas, rastrillos y cubos de juguete para que los niños jueguen en la caja de arena.

Ofréceles papel, crayolas y pinturas (adecuadas para sus edades) para pintar con los dedos.

Dales dos o tres opciones y déjales cambiar de una actividad a otra (o inventarse sus propios juegos) según les apetezca.

Arma una mesa para jugar con masilla o plastilina.

No los obligues a jugar juntos. Por más que desees que los niños se entretengan con un divertido juego de escondidillas o armando juntos el juego de trenes, es muy probable que los niños pequeños simplemente jueguen lado a lado sin que haya mucha interacción. Esto se conoce como juego paralelo y es normal a esta edad. Y aunque no lo parezca, durante estos intervalos los niños aprenden y se divierten, observando simplemente lo que hace el otro. 

No te alejes demasiado. Los niños pequeños necesitan ayuda para establecer y mantener la interacción, o sea que no creas que vas a poder sentarte y relajarte cuando un amiguito de tu hijo venga a visitarlo. Tu función será la de observarlos constante pero discretamente, y animarlos de vez en cuando. 

 

CÓMO SOLUCIONAR LOS CONFLICTOS

Deja que ellos mismos encuentren la solución. Aunque tendrás que estar atenta a todo lo que los niños hagan mientras estén jugando juntos, no saltes para ayudarlos a la primera señal de un conflicto. Los pequeños desacuerdos no suelen durar mucho y, si te mantienes en la retaguardia, verás que los niños encuentran casi siempre soluciones para sus breves contiendas. 

Si hay que intervenir, sé firme. Si un conflicto empieza a transformarse en una confrontación verbal o física, es hora de que intervengas. Mantén la calma y háblales claramente y con firmeza (“No puedo permitir que le hagas eso a Francisco”). Explícales que no tolerarás actos ni palabras que puedan lastimar al otro, y luego ayúdalos a llegar a un acuerdo. Si la lucha continúa, sepáralos por un rato o sugiere otra actividad que tenga menos posibilidades de provocar una pelea. 

Elógialos todo lo que puedas. Una forma de minimizar el mal comportamiento es elogiar constantemente el buen comportamiento. Motivarás a los niños a portarse educadamente, diciéndoles cosas como: “¡Qué amable eres al prestarle a Enrique tu camión favorito! ¡Mira qué contento está tu amigo!”. 

 

LA DESPEDIDA

Avísales con tiempo. Cuando veas que se acerca la hora de la despedida, comunícales a los dos que pronto se terminará la visita (“Faltan cinco minutos para que Pedrito se tenga que marchar. Es hora de que terminen de jugar”). Si el encuentro fue todo un éxito, pregúntales cuál fue la actividad que más les gustó y hablen de lo que podrán hacer la próxima vez que se reúnan: “¡Qué bien les quedó la torre de bloques que construyeron juntos! ¡Tal vez la próxima vez pueden armar un rompecabezas!”. 

Permite que el amiguito se lleve a casa un recuerdo. Si los niños hicieron algo juntos (dibujos, manualidades o galletas), dale al invitado sus “obras de arte” para que se las lleve a casa. A los niños les encanta compartir esta clase de recuerdos con sus papás o hermanos. Evita que se lleve un juguete.

Acompaña al amiguito a la calle. Para evitar que los niños lloren al final de la visita (y hasta gritar y patear) algunos padres recomiendan que todos salgan de la casa a despedir al amiguito. En caso de que tengas que llevar al amiguito a su casa, transforma ese viaje en una aventura, señalándoles las cosas interesantes que hay por el camino (los pájaritos y las flores, por ejemplo). Es muy probable que las despedidas sean más tranquilas cuando el amiguito esté frente a la puerta de su propia casa.