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"Educación y sociedad"

"El camino a la escuela de la mano de los padres"

"Un tema aleccionador para los hijos"
24/08/2016 18:02

Utilizar este título para tocar un tema sobre la educación de los hijos, y la forma mediante lo que es aprovechado éste, en función de los tiempos disponibles hombre o mujer resulta complejo, al mismo tiempo, aleccionador o didáctico. Tengo la impresión de que poco se ha detenido en ello la investigación educativa, que por lo regular, se enfoca en los procesos áulicos. No es para menos, toda vez que, la mayor carga de responsabilidad está orientada a los resultados escolares de la educación. Por lo común, ante cualquier fracaso escolar se tiende a pedir cuentas a la escuela como la institución responsable.

En el seno del hogar, -en el que es tomado como un modelo ideal-, padre y madre se encuentran bajo la responsabilidad educativa de sus hijos; amén de otras tareas, que permiten sobrellevar el funcionamiento regular y cotidiano de la familia. La vorágine de la vida moderna tan implacable con todo lo que representan los sentimientos humanos, modifica y asigna patrones de conducta impuestos, poco racionalizados y más aún desensibilizados. La escuela es presentada como un ente frío cuya sensibilidad es apabullada por la disciplina.

El último reducto de apoyo sentimental a la institución escolar está en los padres y madres de familia; ellos, impregnan todos sus actos de ese espíritu de superación capaz de vencer adversidades. Con su aliento y sacrificio mantienen en pie al más débil, fortaleciendo sus flaquezas, motivando al caído para levantarse y seguir adelante. Un pequeño acto es capaz de cambiar la tristeza por una sonrisa sincera. ¿Nos hemos dado cuenta de esto? ¿Conocemos el valor y el peso que tiene en la vida de los hijos? 

No estamos pensando en las fuerzas físicas, hablamos de las fuerzas morales, de voluntad, de sentimientos, de apego a la vida, de doblarse por el peso de la adversidad, pero no romperse; y de tener el poder de contagiar esa fuerza que por momentos hace falta. Esa fuerza huracanada está presente siempre cuando más falta hace, para abrir las puertas que se cierran, buscar salidas alternas y solucionar lo que parece imposible e impensable. Sin doblegarse y con orgullo sacrifican sin pensar lo suyo, por los suyos. 

¿Cuántos ejemplos se pueden invocar al respecto?

Una hipotética madre de familia, termina su jornada de trabajo a las 4 de la mañana, se dirige a su casa y sin dormir, acicala a su hija, desayunan juntas, y la acompaña hasta la puerta de la escuela. Antes de salir de la escuela, hace tiempo para informarse en la dirección sobre el comportamiento y el desempeño de su hija. Ante los ojos de los demás, todo parece normal. Sin embargo, no es así, sólo ella sabe todo el peso que tiene que cargar sobre sus hombros. El esfuerzo que tiene que realizar es enorme y desgastante en lo físico. Como madre soltera, se ve obligada a ser madre y padre a la vez, a seguir con la responsabilidad de educar; poco apoyo recibe y es a cuenta gotas. Es mujer y no se detiene. Recarga baterías y sigue la rutina. 

El efecto en su hija es enormemente positivo, cada día es especial, el camino de casa a la escuela es para disfrutarse entre dos. Decirse sus cosas, hacerse sentir presentes en la vida de cada una. Son momentos de cercanía maternal, en ellos confluye lo profundo de la vida cotidiana. Son momentos de calidad, capaces de aislarlas del resto del mundo. El sentido otorgado por la hija a estos momentos de convivencia no se pueden apreciar en lo inmediato, sin embargo, las repercusiones en la motivación son de efecto duradero. Son, aunque no se vean así, los que dan sentido y fuerza al trabajo diario para estudiar y aprender. Un alumno que asiste a su escuela con este apoyo psicológico no tendrá obstáculos en sus tareas escolares. Este gran esfuerzo para la madre que trabaja, es el mejor aliado del maestro en su labor educativa. Vale la pena hacerlo, no hay duda.

Recuperar el efecto motivador y fortalecer los lazos de unión en la relación de los padres de familia tiene consecuencias positivas para el desempeño escolar de los hijos. Éstos como alumnos, al interior de la escuela, reflejan en su ánimo una mejor disposición para aprender, para participar en clase, para ser mejores y sobre todo, mantener en alto su autoestima. Hasta la puerta de la escuela son hijos, en su interior alumnos, pero en ambos casos seres humanos que como tales responden a estados de ánimo, a una viva amalgama de razón y sentimientos.

Es de tomarse en cuenta que la vida nos coloca en situaciones diferentes, ante las cuales tenemos que “remar a contracorriente” pero no podemos darnos el lujo de ceder. Nuestro impulso es vital para “empujar” a los hijos en el camino correcto. Como vimos líneas arriba, no puede ser desdeñado el camino a la escuela, son instantes de convivencia, de unión y atención personalizada; parte de un ritual paternalmente amoroso. 

Debemos de realizar como padres este último esfuerzo previo al instante que transforma al hijo en alumno. El efecto de este momento puede llegar a definir la jornada escolar. El nivel motivacional en el que el alumno se encuentra al inicio de la jornada educativa, es un punto de apoyo moral e intelectual de enorme repercusión sobre los aprendizajes escolares. Es como el eco que va resonando de momento a momento y de lugar en lugar; mientras más fuerte sea más fuerza tendrá en la motivación de los hijos. Alimentar el cuerpo y fortalecer el alma.