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CARNAVAL DE MAZATLÁN

La familia De Rueda, una dinastía en el Carnaval de Mazatlán

Tomás de Rueda Alatorre es la persona más emparentada con majestades del Carnaval de Mazatlán; su hija, Linda, ostenta dos coronas

Si alguien puede ostentar de provenir de realeza en Mazatlán, es Tomás de Rueda Alatorre, quien es nieto, hijo, hermano, sobrino, padre, tío y cuñado de soberanos del Carnaval, convirtiéndolo en el vínculo de varias generaciones en su familia.

La genealogía carnestolenda de los De Rueda se concibió en el Carnaval de 1913, cuando sus abuelos, Tomás de Rueda Balparda y Elena Coppel Rivas fueron lo soberanos de la máxima fiesta porteña en ese año.

“Esto inició en 1913, cuando mis abuelos fueron reyes del Carnaval: mi abuela, Elena Coppel Rivas, y mi abuelo, Tomás de Rueda Balparda”, relata el nieto con orgullo, mientras una foto de sus abuelos, como reyes, está en la habitación.

La mecánica del Carnaval de Mazatlán, para la elección de sus soberanos, ha tenido modificaciones durante sus 120 años de historia oficial, y en 1913, esto se hacía diferente a como es hoy.

“La señorita que salía Reina del Carnaval escogía a su pareja para que fuera Rey del Carnaval. Ella eligió a mi abuelo y, a la postre, terminaron casándose, tuvo frutos y ahí empezó la dinastía”, precisa Tomás de Rueda Alatorre.

Tomás de Rueda Balparda vino de España y llegó a Mazatlán representado a la Casa Echeguren, que era dueña de las minas de Guadalupe de los Reyes, pero después se nacionalizó mexicano.

 

De familia real

El hijo de los Reyes de Carnaval de 1913, Tomás de Rueda Coppel, contrajo matrimonio con Ana María Alatorre Beamonte, quien fue Reina de los Juegos Florales de 1937, y ambos trajeron al mundo a más soberanas del Carnaval.

“Anita, mi hermana, fue Reina del Carnaval de 1961; fue la de primer Corcholatazo; después vino Loreta, que fue Reina de los Juegos Florales de 1964; y luego Yolanda, que también fue Reina del Carnaval en 1975”, menciona.

Además, por otras líneas de la familia, él está emparentado con soberanas de la gran celebración mazatleca, pues su tía, Carmina de Rueda Coppel, hermana de su papá, fue Reina de los Juegos Florales de 1944.

También otras tías suyas se adjudicaron coronas, como Isabel Coppel Tamayo, Reina del Carnaval de 1940, además de Alicia y Esther Coppel, soberanas de los Juegos Florales de 1939 y 1946, respectivamente.

Por si fuera poco, hasta por parentesco político ha habido linaje en su familia, pues su cuñada, Lucina Rosete Aragón, fue Reina del Carnaval de 1963, casada con su hermano, Miguel de Rueda Alatorre.

En 1987, su hija, Linda de Rueda Cevallos, ganó como Reina Infantil de 1987, logrando otra hazaña 10 años después, cuando obtuvo los atributos como Reina del Carnaval de 1997, en la última campaña del Corcholatazo, que fue intensa.

En 1990, su sobrina, Ana Elena Mier de Rueda, ganó el título como Reina Infantil, completando así todos los ángulos de parentesco que lo posicionan como la persona que posee el linaje carnestolendo más completo en Mazatlán.

“Me siento muy orgulloso de ser la persona más emparentada con la realeza del Carnaval, pues soy nieto de reyes, hijo de reina, hermano de reinas, tío re reina, sobrino de reinas, cuñado de reina y papá de reina por partida doble”, explica sonriendo.

 

 

Reina por partida doble

Desde 1913, los De Rueda han tenido soberanos carnaveleros en cada generación de la familia, pero la cuarta generación dio doble orgullo a la dinastía con Linda de Rueda Cevallos, Reina Infantil de 1987 y del Carnaval de 1997.

“Obviamente que con los hijos, no hay comparación. Me dio mucho gusto cuando Lindita ganó el concurso infantil y creo que fue para la famila una cosa nunca antes vista, y después, cuando ganó el reinado con el Corcholatazo”, comenta Tomás satisfecho.

Con esto, la familia también ha estado en el alfa y omega de un proceso de la elección de reinas; en 1961, inició el Corcholatazco con Anita de Rueda Alatorre, y se cerró en 1997, con Linda de Rueda Cevallos.

“Resulta que ese año (1987), mi abuela cumplía 50 años e iba a desfilar, entonces ella fue más bien la que me pidió que desfilara con ella y me empezó a platicar de qué se trataba; yo estaba muy chiquita”, recuerda Linda.

“Sabía que mi abuela había sido reina y todo, pero nunca la había visto en acción. Cuando estás niña, no entiendes bien lo que está pasando y puede ser más cansado que divertido”.

La experiencia fue diferente 10 años después, cuando ella reconoce que se dio cuenta de que era parte de una historia, máxime que su familia había participado activamente.

“Cuando creces y te das cuenta que eres parte de una historia, más que toda mi familia participó, pues me siento orgullosa de haber sido electa por el pueblo porque en esa ocasión (1997), el Corcholatazo era el voto del pueblo”, plantea con firmeza.

“Hice mil actividades. Andaba por todo Mazatlán recolectando las corcholatas de gente que me apoyaba, como Grupo Cafica y hasta el Cereso. También anduvimos en El Walamo, en Villa Unión y más”.

Un apoyo que tuvo en su campaña fue el de su mamá, Linda Cevallos de De Rueda, labor que tanto ella como su papá, le reconocen porque siempre estuvo al pendiente en las actividades.

“Cabe mencionar que mi esposa también se 'talló' mucho con mi hija. Ella era quien la llevaba a todos lados, en los pueblos, a andar ahí en el maremágnum de las corcholatas y hasta se enfermó de bronquitis”, amplia Tomás de Rueda Alatorre.

“Hay que reconocerle que gracias a ella y sin tener ninguna duda fue que mi hija ganó. Tamnbién se trajeron a artistas en concierto para recaudar más corcholatas, el grupo Límite, con Alicia Villarreal”.

Con esta experiencia de campaña, en la actualidad, que ha cambiado la mecánica de elección, Linda, como doble soberana, sugiere a las jóvenes que dessen participar, que puede ser cansado, pero siempre es gratificante.

“Ahora, las muchachas que participan, que no se desanimen; al principio puede ser muy cansado, a veces no sabes bien a lo que vas o no te explican muy bien el procedimiento y te cansas, pero el final es muy reconfortante”.

Agrega que aun sin ganar una corona, parte de la satisfacción también está que durante el proceso se conoce gente, se hacen amigos, se abren puertas y, en su caso, aún sigue en contacto con las participantes de 1997.

 

 

¿Hay más reinas de Carnaval para los De Rueda?

“Yo tengo dos nietas y a lo mejor las podemos lanzar algún dia. Una de 6 años, se llama Mía, y Andrea tiene 8. Su mamá es Rocío Fuentevilla de De Rueda y pues ahí están esas dos candidatas listas”, contesta Tomás sonriendo.

 

DINASTÍA REAL

1913: Elena Coppel Rivas y Tomás de Rueda Balparda, Reyes del Carnaval

1937: Ana María Alatorre Beamonte, Reina de los Juegos Florales

1939: Alicia Coppel, Reina de los Juegos Florales

1940: Isabel Coppel, Reina del Carnaval

1944: Carmina de Rueda Coppel, Reina de los Juegos Florales

1946: Esther Coppel, Reina de los Juegos Florales

1961: Ana de Rueda Alatorre, Reina del Carnaval

1964: Loreta de Rueda Alatorre, Reina de los Juegos Florales

1975: Yolanda de Rueda Alatorre, Reina del Carnaval

1987: Linda de Rueda Cevallos, Reina Infantil

1990: Ana Elena Mier de Rueda, Reina Infantil

1997: Linda de Rueda Cevallos, Reina del Carnaval

 

MAJESTAD POLÍTICA

En 1963, Lucina Rosete Aragón fue Reina del Carnaval, quien está casada con Miguel de Rueda Alatorre.

 

CORCHOLATAZO

La primera reina electa con esa mecánica fue Ana de Rueda Alatorre, en 1961, y Linda de Rueda cevallos, en 1997, fue la última soberana electa con esa popular actividad.

 

MÁS TÍTULOS

Anita de Rueda Alatorre, además de Reina del Carnaval de 1961, años después fue designada Maja del Pacífico y Maja de México; representando a México, obtuvo el título Maja Internacional en España, pues su abuelo, Tomás de Rueda Balparda, era español.

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