"Las imprentas de Sinaloa y su contribución a la cultura durante el porfiriato"
Luis Antonio Martínez Peña / Noroeste Especial
Empezaremos por la descripción que sobre la imprenta de Miguel Retes y Compañía se da a conocer en el libro Sinaloa Ilustrado o El Estado de Sinaloa, México. Sus industrias comerciales, mineras y manufactureras. Publicada bajo los auspicios del gobierno del estado de Sinaloa en noviembre de 1898 y reeditado en 1980 por el mismo gobierno estatal. El libro es obra del editor norteamericano James R. Southworth e impreso en San Francisco California.
En el texto se da a conocer que la imprenta y conglomerado de actividades mercantiles de “Miguel Retes y Cía”, tuvo como base la imprenta que en 1861 fundó don Pablo Retes; y para 1898 era ya una importante casa editorial, papelería y librería ubicada en la esquina noreste de las calles Carnaval y Recreo; teniendo como vecinos al Casino de Mazatlán y el Club de la Unión, centros sociales de la élite porteña y la Plazuela Machado. Ubicación de privilegio en el corazón mismo del Viejo Mazatlán. J. R. Southworth celebra que sea una de las imprentas más antiguas de Sinaloa y que tenía el mérito de haber sido el taller de innumerables publicaciones periódicas a lo largo de los años y se presume que en el local de la misma había una importante colección de impresos de incontestable mérito e importancia para la historia de Mazatlán.

Para 1898 la empresa “Miguel Retes y Cía” es manejada directamente por su propietario Miguel Retes y su socio Eugenio Damy. El local de la empresa era grande y constaba de espaciosas salas para la exposición y venta de libros, lo mismo lo concerniente al ramo de papelería e impresos escolares. En el taller de impresos trabajaban hasta 30 operarios bajo la vigilancia de un director, la mayor parte de la maquinaria se manejaba con un motor de vapor; después estaban los talleres de encuadernación y de rayado, lo concerniente a grabados, estereotipos y los sellos de goma. Los visitantes a la imprenta podían presenciar también el tiro de El Correo de la Tarde y ver cómo se doblaba y rotulaba con suma facilidad, estando listo para salir a circulación el diario vespertino más influyente de Sinaloa. No hay periódico sin sala de redacción y aquí había una estancia donde un grupo de personas, encorvados en sus escritorios, de manera seria y concentrada se dedicaban a la tarea de redactar y corregir las notas y escritos pendientes a publicar.
Se cuenta que el Lic. Carlos F. Galán era un severo jefe de redacción y corrector de estilo, alguna vez llamó la atención al periodista Amado Nervo para que no abusara con el uso de adjetivos.
La empresa de “Miguel Retes y Cía”, gozaba de prestigio editorial y sus servicios eran requeridos de diversos estados de la república. Uno de los secretos del éxito de esta empresa radicaba en que la maquinaría, papel, tipografías y otros insumos que utilizaba le llegaban directamente de fábrica a través de las casas importadoras establecidas en Mazatlán y que traían las últimas novedades directamente de Europa y de Estados Unidos de América.
En Mazatlán y para esas fechas la Empresa de Miguel Retes con su imprenta y periódico es la más importante, pero no la única. En El Directorio Mercantil, Industrial y Profesional de 1897 se dan a conocer la existencia de la Imprenta de Rodríguez, cuyo propietario era don Antonio Rodríguez y se ubicaba por la calle Principal 272 y era editor del diario matutino La Prensa.
La imprenta de Maldonado, cuyo propietario era don Ignacio Maldonado, taller ubicado en la calle Sacrificio 249 y ahí se publicaba un periódico quincenal con el nombre de El Mutualista. La imprenta de “El Noticioso” cuyo propietario era el licenciado Antonio M. Martínez con domicilio en Sacrificio 261. Esta importante actividad de talleres tipográficos daba empleo a más del medio centenar de trabajadores registrados como tipógrafos y encuadernadores de Mazatlán, siendo uno de los oficios que por generaciones se transmitirán de padres a hijos en el puerto.
Para 1893 se funda en Culiacán la Imprenta del “Monitor Sinaloense”, propiedad de Don Faustino Díaz. El domicilio de su empresa de tipografía estaba en la calle Rosales 16. En este taller se publicará la importante revista literaria “La Bohemia Sinaloense” bajo la dirección del escritor Julio G. Arce. Única en su género, la revista tendrá una existencia quincenal desde septiembre de 1897 hasta 1899, teniendo como colaboradores a poetas y escritores e historiadores del estado de Sinaloa destacando las plumas de Esteban Flores, Cecilia Zadi, Adolfo O´Ryan, Daniel Pérez Arce, Ángel Beltrán, Jesús Andrade y Francisco Medina.
En la pequeña población de Mocorito trabajaba la imprenta del Profesor José Sabás de la Mora. La funda en 1903 y publica, quincenalmente y posteriormente cada semana, el periódico “Voz del Norte” una publicación importante que dio voz y noticia a la región del Évora y que pugnó por insertar a Mocorito en el plano de la modernidad planteando en sus páginas las inquietudes y tensiones sociales de su época.
Además de impresor el profesor Sabás de la Mora se desempeñó como maestro en la escuela primaria de varones y fue su director. En su local contaba también con la distribución de libros, encuadernación, papelería y útiles escolares.
Lo más relevante de esta imprenta es cuando en 1907 el poeta Dr. Enrique González Martínez, también prefecto político de Mocorito, decide fundar al lado de Sixto Osuna y de José Sabás de la Mora la Revista Literaria “Arte” de publicación mensual con vida desde 1907 hasta 1909.
Contando con la colaboración de distinguidos poetas y escritores sinaloenses, pero más abierta a la comunicación con escritores nacionales y del mundo, esa característica hace de Arte y de sus editores un objeto de interés y estudio, pues a partir de este ejercicio editorial y literario a Mocorito se le conocerá desde entonces con el nombre de “Atenas del Noroeste”.
La imprenta de José Sabás de la Mora y su periódico Voz del Norte llegará a su fin en 1911 cuando por motivos políticos su propietario es ejecutado por las fuerzas maderistas de Sinaloa.
Imprentas ligadas a proyectos políticos y a través de sus periódicos a forjar una opinión pública se acompañan de aventuras comerciales y de ilustración a través de folletos, revistas literarias, suplementos dominicales dedicados a la crónica, a la poesía y a la difusión de folletines por entregas, venta y distribución de libros.
En las páginas de El Correo de la Tarde “Miguel Retes y Cía”, publicaba sus anuncios de papelería ofertando papeles para carta, sobres y objetos de escritorio; novedades en elegantísimas tarjetas para bautizo y sobre para bolos; tarjetas de Año Nuevo y de visita. Papel de lino para carta, de las marcas Garza, Mercantil, Estándar, Alexis y Sterling.
Papelería fina en paquetes y en elegantes cajas de lujo con cincuenta pliegos y sobres. Papel imitación madera y estilo antiguo para invitaciones, para matrimonio, etcétera. Un extenso surtido en sobres y tarjetas, papel de diversas clases, tamaños y colores. Papel florete y de lino, papeles propios para libros de contabilidad.
Aparte estaban la gran variedad de artículos de escritorio: tinteros con y sin armazón, portaplumas finos y corrientes, gran variedad en lápices, pisa papeles, ganchos para papeles, máquinas para perforar y abrochar papeles, lacre, goma para borrar, plumas de fuente, engrudo y goma líquida con esponja, plumas “Perry”, etcétera.
Entre su extenso surtido de libros figuran las obras de autores europeos como Víctor Hugo, Balzac, Guy de Maupassant, Emilio Salgari, Daniel Defoe, Charles Dickens, Saint Pierre, Xavier de Montepin, Julio Verne, los hermanos Grimm, las fábulas de Samaniego, Iriarte, La Fontaine y Fedro; autores mexicanos como Irineo Paz, Amado Nervo con su novela El Bachiller, poemarios de Salvador Díaz Mirón, Manuel Gutiérrez Nájera; crónicas de la conquista de Solís y las de la conquista espiritual de la Provincia de Xalisco del padre Antonio Tello.
Contaba también con un extenso número de obras de carácter técnico, diccionarios, enciclopedias, códigos y leyes de ramos diversos. En esta imprenta se publicó el poemario “Preludios” del Doctor Enrique González de Martínez en 1903 y se anunciaba en El Correo de la Tarde que había en existencia con el precio de 1.50 el ejemplar.
Con justa razón el publicista James R. Southworth menciona que: Los Sres. “M. Retes y Cía.” Estaban cumpliendo con una misión altamente civilizadora que no puede pagarse con dinero, y consiste en la ilustración de las masas:
“Con el establecimiento de su librería se está notando que aumenta, que se generaliza el gusto por la lectura y sabido es que quien ama los libros no malgasta su tiempo”.