"Llama sacerdote a poner plumas en pasos del tren"
El dolor no fue ajeno, cientos de mazatlecos sintieron la tragedia, la que enlutó a una familia completa de Mazatlán el pasado sábado por el trenazo de El Walamo. Un padre de familia pierde a dos de sus hijos, a una nuera y a dos de sus nietas, las cinco víctimas fueron despedidas ayer en la parroquia Santa María de América, en la Colonia Montuosa, donde algunas de ellas crecieron juntas, en esa viejas calles del barrio.
Esta vez la homilía no fue común, el mensaje del sacerdote Jesús Aguilar fue una protesta.
“Si el Gobierno no pone esas plumas tan necesarias, yo me voy a encargar de hacer rifas para que las plumas se pongan... tenemos que trabajar juntos para hacer algo, para que haya un sensor y al paso del tren esa pluma baje, entonces a ver qué hacemos”, comentó.
Así el religioso exigió a las autoridades proteger los pasos ferroviarios, pues las cinco víctimas fueron arrastrados por el tren en El Walamo, ahí murieron cinco integrantes de la familia Chávez, Óscar Octavio, de 46 años; su esposa, Norma, de 47 años; y su hija Citlali Monserrat, de 11 años; también falleció la hermana de Óscar, Luz Georgina, de 47 años, y su hija Cassandra Michel, de 13 años.
Al accidente sobrevivió una menor que hasta ayer se encontraba estable.
La despedida no podía ser menos dolorosa, los nervios crecieron antes de la misa, cuando familiares y amigos vieron por última vez a las cinco víctimas, el momento antes del final.
Los Chávez estuvieron en una sala rodeados de rosas blancas y rosas; al lado reposó Luz Georgina y su hija, Cassandra, a la pequeña le dejaron en su ataúd blanco la bebida que le gustaba, un disco de One Direction, y una de fotografía de ella tocando guitarra.
El dolor atravesó al más fuerte.
El sacerdote recibió a las víctimas en la parroquia donde los vio muchas veces, ahí lanzó la protesta para proteger a los ciudadanos del peligro de las vías del tren, también el recinto pareció pequeño, cientos de ciudadanos llenaron el lugar, cientos lloraron juntos la pérdida de las niñas y los adultos. De dos familias víctimas de un choque de tren.
“Los nombres de ellos los voy a poner en una lista que tengo para que no sólo la familia ore por ellos, sino todos unamos y oremos por ellos, por la resignación”, comentó el sacerdote.
La familia de las víctimas contuvo lágrimas por momentos, unos pudieron mantenerse de pie, otros, se doblaron.