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"MEJOR EDUCACIÓN"

"¿Niño desobediente? Logra que siga tus indicaciones"

"Enseñar la obediencia es una de las partes más complicadas de la crianza, pero te ofrecemos algunos consejos para sobrellevarla"
26/12/2016

Entre el primer y el segundo año, los niños viven muchas frustraciones, porque padres y cuidadores le prohíben hacer ciertas cosas, le hacen esperar para darle lo que pide o porque les insisten en hacer ciertas cosas que antes ellos hacían.

De igual modo, los padres suelen tener grandes sinsabores al darse cuenta de que su peque no es justamente lo que esperaban: no sigue las indicaciones que se le dan, no levanta los juguetes que tira y hace berrinches cuando le pides que los levante.

Enseñar la obediencia es una de las partes más complicadas de la crianza. La excesiva permisividad con los hijos hace de ellos niños indomables y problemáticos, y de los padres personas frustradas y hasta violentas, la clave para evitarlo radica en establecer pautas como familia y enseñarles a respetarlas, empezando por los papás.

 

* Con información de Crecerfeliz.es

 

TEN PACIENCIA

Últimamente los problemas de obediencia van en aumento, y el término “niño tirano” se utiliza cada vez más a menudo. Es cierto que enseñar a obedecer a los hijos es complicado, pero también lo es que, si no les pones límites, los niños no aprenden a confiar en sus capacidades y crecen sintiéndose desorientados, poco queridos, inseguros y con la idea de que pueden hacer lo que quieran, cuando quieran. 

La sobreprotección le impide al niño acatar normas y entender que sus derechos y deseos tienen que armonizarse con los de los demás, y que además también tiene deberes.

Enseñar obediencia requiere tiempo y mucha paciencia por parte de los padres. La base para conseguirlo con tu hijo la asentarás a lo largo de su primer año, cuidándole con esmero, consolándole cuando llora, dándole la toma cuando tiene hambre; así, él descubrirá lo importante que es para ti y se sentirá seguro. Poco a poco, a medida que vayan pasando los meses, llegarán las primeras normas, que le enseñarás más fácilmente si sigues varias pautas. Así lograrás que te haga caso.

 

CONTACTO VISUAL

Para lograr su atención cuando esté entretenido y conseguir que te haga caso, acércate a él, tócale un hombro o cógele de la mano, mírale fijamente a los ojos y dile con voz firme y cariñosa al mismo tiempo lo que quieres. No uses frases interrogativas, sino afirmaciones, ya que entre el primer y el tercer año tu hijo está en la fase del descubrimiento del “yo” y se opone a todas las órdenes para afianzar su incipiente personalidad. Por ejemplo: “¡nos vamos!” Evita emplear frases como “¿ya te quieres ir?” “¿Te parece bien si ya nos vamos?” “¿No tienes ganas de estar ya en casa?” Pues le estás dejando que decida, cuando son papá y mamá quienes determinan los tiempos y actividades.

 

DALE ANTECEDENTES

A cada actividad o petición de colaboración, explícale el porqué de tu petición, no des órdenes absolutas. A los niños le es mucho más fácil obedecer cuando entiende el motivo de lo que deben hacer. La razón siempre debe ser verdadera, no le des una falsa explicación para que te obedezca o terminará por no creerte a medida que irá creciendo y dándose cuenta de la realidad. Tu mensaje ha de desprender suficiente autoridad. Sé muy comprensiva y ten mucha paciencia.

 

NO, ES NO

Tus “no” han de ser “no” siempre que se los des. En todo momento y circunstancia. Debes ser perseverante e insistir en tu negativa aunque estén cansados, tengan poco tiempo o no quieras oírle llorar. La repetición de las normas debe ser una constante en el día a día, sobre todo entre los 12 y los 30 meses de edad, para que poco a poco vaya interiorizándolas y las acepte como parte de una rutina.

 

APLICA CONSECUENCIAS

Una norma que suele funcionar bien es aplicar una consecuencia después de dos avisos. Si le demuestras que cuando no obedece pasa algo, te prestará más atención e irá aprendiendo a obedecerte. 

Recuerda, eso sí, que las consecuencias deben llevarse a cabo justo después de la desobediencia, no vale esperar al día siguiente porque el niño no unirá ambos conceptos. Y que, además, deben ser proporcionales a su actitud y a su edad.

 

ESTABLECE LÍMITES

Convéncete: los límites son necesarios, especialmente a temprana edad. Si no lo tienes claro, no podrás transmitírselo a tu hijo. Todos los niños necesitan límites porque le dan seguridad y orden. Y, consecuentemente, no todo es negociable. 

Está bien explicar al niño la razón de tu no y enseñarle a razonar, a dar argumentos para convencerte. Pero sin olvidar que la última palabra la tienes tú, y que es bueno que sea así. Sentir que sus padres deciden por él le tranquiliza.

Entrénate para actuar con más autoridad. Esto no implica hablar a gritos, sino con una actitud más decidida y maneras serenas.

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