2024: el desafío para la democracia y la igualdad en tiempos de la inteligencia artificial

    La IA tiene el potencial de transformar radicalmente la forma en que interactuamos en el ámbito político, facilita el análisis, la velocidad con la que pueden personalizarse mensajes y hacerlo a una escala jamás vista antes, pero también plantea riesgos que deben hacerse visibles. Entre estos destacan la violencia política y digital dirigida hacia las mujeres, la polarización exacerbada por algoritmos sesgados y fundamentados en prejuicios de género y el desafío constante que esto representa para lograr una democracia deliberativa y, hay que decirlo, constructiva e incluyente.

    El 2024 es un súper año electoral. Cerca de 100 países tendrán elecciones de todo tipo: locales, presidenciales, legislativas. Según el Banco Mundial, casi la mitad de la población del planeta se encuentra localizada en ellos; cerca de 4 mil millones de personas, de las cuales 2000 millones están habilitadas para ejercer su voto. La mitad de la población está constituida por mujeres, pero no todas participan activamente en los procesos electorales ni como candidatas ni como electoras.

    De acuerdo con ONU Mujeres, a principios de 2024, sólo 28 mujeres ocupaban posiciones de jefas de Estado o de Gobierno en 26 países. El escenario de tener que esperar 130 años para lograr la igualdad de género en las altas esferas de decisión sigue vigente. En los parlamentos nacionales, las mujeres ocupan el 26.5 por ciento de los escaños, lo que representa un incremento desde el 11 por ciento registrado en 1995. A este ritmo, no se alcanzará la paridad de género en los cuerpos legislativos nacionales antes de 2063.

    A nivel de los gobiernos locales, las mujeres representan el 35.5 por ciento de los miembros en cuerpos deliberativos locales, con sólo tres países alcanzando el 50 por ciento de representación femenina. Esto subraya la necesidad de esfuerzos adicionales para mejorar la participación femenina en la política a este nivel.

    Lo que suceda en estas elecciones, sin duda alguna, definirá en gran medida el futuro del planeta y de las relaciones internacionales, y será una prueba de fuego para evaluar la fortaleza de las instituciones democráticas y los retos que enfrenta la democracia paritaria en el mundo. La participación política de las mujeres, cada vez más visible gracias a esfuerzos en diversos países, sigue enfrentándose a barreras que van más allá de la mera representación numérica.

    Hace muchos años que la participación política y la democracia transitan por el espacio virtual y las nuevas tecnologías tienen un efecto directo en ello. La presencia de la inteligencia artificial (IA) en este contexto abre dudas, retos y enormes desafíos para la democracia en general y para las mujeres que participan en ella, en particular.

    La IA tiene el potencial de transformar radicalmente la forma en que interactuamos en el ámbito político, facilita el análisis, la velocidad con la que pueden personalizarse mensajes y hacerlo a una escala jamás vista antes, pero también plantea riesgos que deben hacerse visibles. Entre estos destacan la violencia política y digital dirigida hacia las mujeres, la polarización exacerbada por algoritmos sesgados y fundamentados en prejuicios de género y el desafío constante que esto representa para lograr una democracia deliberativa y, hay que decirlo, constructiva e incluyente.

    ¿Cuáles son algunos de los riesgos para la participación política de las mujeres?

    Violencia política y digital. La violencia dirigida hacia las mujeres en política se ha intensificado y las herramientas digitales y el espacio digital son parte del terreno de juego. Las plataformas digitales, aunque herramientas poderosas para la movilización y el debate, también se han convertido en escenarios de hostigamiento y ataques sexistas y misóginos. La IA, sin las salvaguardas adecuadas, puede amplificar estos ataques, socavando la participación política de las mujeres, su integridad y su vida. El abuso y la violencia digital son reales y no deben minimizarse por ser virtuales. Su efecto en el mundo no virtual pone en riesgo vidas.

    Polarización y sesgo de los algoritmos. Los algoritmos de IA, diseñados sin perspectiva de género, perpetúan estereotipos y sesgos existentes. Esto no sólo afecta la representación de las mujeres en los medios digitales, el contenido que se genera y difunde en torno a ellas, sino que también puede llevar a una polarización mayor al filtrar y presentar información falsa o que refuerce la división y el enfrentamiento, debilitando la esencia del análisis y el debate informado e impulsando la desinformación y las mentiras.

    Acoso digital. Está documentado desde hace muchos años que las mujeres padecen acoso digital en cifras mayores que los hombres por el simple hecho de tener cromosomas XX. Casi una cuarta parte de las mujeres en línea han denunciado acoso y esto no se reduce para las mujeres que participan en la esfera política.

    Ya es tarde para hacer cambios que puedan revertir lo que ya ha sucedido en este año electoral con el uso de la IA generativa, pero hay acciones que deben visibilizarse y decisiones que deben tomarse con vistas a su efecto en los procesos electorales que aún no tienen lugar:

    Las plataformas digitales deben implementar y reforzar políticas claras contra la violencia y el acoso en línea, diseñando algoritmos que identifiquen y limiten activamente la difusión de contenido dañino.

    Es necesario fomentar una mayor conciencia sobre los riesgos de la IA y la violencia digital, educando tanto a usuarios como a creadores de políticas sobre las formas de identificar y contrarrestar estos fenómenos.

    Es un imperativo promover la inclusión de mujeres y minorías en el desarrollo y diseño de tecnologías de IA, asegurando el diseño, la programación y el desarrollo de contenidos con perspectiva de género.

    La meta es asegurar que las tecnologías emergentes sirvan como catalizadoras de la igualdad, la inclusión y la democracia paritaria, permitiendo que las voces de las mujeres no solo sean escuchadas sino también amplificadas, tomadas en cuenta y que puedan participar en igualdad de condiciones. Hay otros factores estructurales y sistémicos que es necesario tomar en cuenta, pero que rebasan la extensión de este texto y no se considerarán aquí.

    Este año electoral ofrece una oportunidad única para reflexionar y actuar sobre el papel de la IA en nuestra sociedad y democracia, buscando que se convierta en una fuerza para el fortalecimiento de las instituciones, el diálogo democrático, informado y fundamentado, la diversidad y la igualdad y no para la exclusión, la violencia, la discriminación y la polarización.

    Una democracia sin mujeres no es democracia y es necesario visibilizar las condiciones, los retos y desafíos que limitan su participación política #NoSinMujeres.

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    La autora es internacionalista y politóloga, fundadora de Mujeres Construyendo

    @LaClau

    www.mujeresconstruyendo.com

    Animal Político

    @Pajaropolitico

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