Alegría y dolor

ÉTHOS
13/05/2023 04:17
    ‘Tu alegría es tu dolor sin máscaras. El mismo manantial del que brota tu risa ha estado antes colmado por tus lágrimas. ¿De qué otro modo podría ser?’

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    Es placentero experimentar los momentos alegres, pero no son igual de apetecibles los instantes de dolor. Sin embargo, ambos forman parte del tejido de la vida; no puede existir la una sin el otro, y por eso, reclaman mutuamente nuestra atención.

    En El profeta, el poeta, pintor y novelista libanés, Khalil Gibrán, expresó claramente la indisolubilidad existente en este sustancial binomio: “Tu alegría es tu dolor sin máscaras. El mismo manantial del que brota tu risa ha estado antes colmado por tus lágrimas. ¿De qué otro modo podría ser?”

    El afamado escritor auscultó su corazón para manifestar con ancestral sabiduría, que cuando se interioriza con humildad el dolor aumenta la capacidad de contención del gozo: “Cuanto más profundo cava el dolor en tu alma más alegría podrás contener”.

    Explicó que cuando el azadón del dolor escarba en el huerto del alma, solamente la capacita para recibir mayores dosis de bienestar y regocijo: “¡No es acaso la copa que contiene tu vino la misma que fue quemada en el horno del alfarero? ¿Y no es el laúd que apacigua tu espíritu la misma madera que antes fue tallada con cuchillos?”

    Khalil recalcó la inseparabilidad de estos dos huéspedes del alma, a la vez que resaltó que ninguno puede creerse superior al otro: “Hay quienes dicen: la alegría es mayor que la tristeza”, y otros que afirman: “no, la tristeza es mucho mayor”. Pero yo os digo que son inseparables. Vienen juntas, y si alguna de las dos está sentada a tu mesa, es porque la otra duerme en tu cama”.

    Entonces, ¿cómo sobrellevarlas sin fatiga? El poeta respondió: “Tú eres la balanza en que se suspenden el dolor y la alegría. Así, sólo cuando estés vacío experimentarás quietud y equilibrio”.

    ¿Equilibro el fiel de mi balanza?