AMLO vs. Ciro... y el matoncito de Palacio

    Desde Palacio Nacional, con su interminable carnaval de odios contra casi todo mundo, AMLO está matando, de alguna manera, a las libertades, a la libre expresión, a la crítica, al periodismo libre, a la estabilidad nacional... Y cuando se mata a las libertades, se está matando a un país.

    @_martinmoreno

    SinEmbargo.MX

    La mano que jaló del gatillo para atentar contra Ciro Gómez Leyva, de alguna manera fue impulsada por López Obrador.

    Porque el odio que AMLO destila contra periodistas, intelectuales y opositores a su régimen, ha cruzado una línea tan mortal como peligrosa: la frágil línea entre la vida y la muerte.

    Atacar a diario a la prensa, exponer sus vidas privadas -lo ha hecho, en un acto de ruindad máxima, con Carlos Loret de Mola-, prenderles fuego en la hoguera pública de Palacio Nacional, calificarlos de traidores a la Patria y de estar en contra de su movimiento, significa -se quiera o no reconocer-, alentar a los miles de fanáticos adoradores de AMLO para atentar, físicamente, contra los críticos y opositores de su mesías. O bien, para que otras fuerzas oscuras se sientan envalentonadas -ante la impunidad que permea-, para cometer algún acto violento contra quien sea.

    “Si ustedes se pasan, pues ya saben lo que sucede...”, amenazó López Obrador, en abril de 2019, a los periodistas que lo critican o que exponen la innegable corrupción dentro de su gobierno y a la cada vez más manchada y enriquecida familia presidencial, lanzando la advertencia de que sus fieles los atacarán u hostigarán, sobre todo en redes sociales. Serán atacados, fue el espíritu de las palabras presidenciales.

    Y como sus mascotas -así les llama el propio AMLO-, se mueven más por odios que por razones, las reacciones suelen ser violentas.

    “Ciro Gómez Leyva, sigues tú, pinche momia...”, amenazó el pasado 15 de diciembre en su cuenta de Twitter Eduardo Quintana (@Eduardo13441106) que no es bot: aparece su foto personal y la leyenda #redamlo4T. Aún más: este usuario -que luego pidió apoyo “a los compañeros proAMLO porque estoy siendo atacado por los odiadores de AMLO y de la 4T”-, ese mismo día, publicó una fotografía con una amenaza directa: “Ciro... el tigre ya despertó, viva la 4T”, acompañada de una imagen donde se observan cuatro balas y la frase: “Los accidentes pasan”.

    Y bajo estas amenazas de adoradores de AMLO, Gómez Leyva está vivo de milagro. Le tiraron a matar, directo a la cabeza. No fue una advertencia. No. Fue un atentado frustrado gracias al blindaje de la camioneta de Ciro.

    Amenazas que son alimentadas, un día sí y otro también, por el propio López Obrador, quien ha entrado en una fase de esquizofrenia desbordada que lo lleva a decir disparates y locuras para promover y mantener encendidos los odios de sus fanáticos en contra de quienes AMLO ataque desde la “mañanera”.

    AMLO ha perdido la razón en cuanto a prudencia. Ha subido la apuesta de fomentar el odio entre sus fanáticos para atacar a todo aquél que sea declarado enemigo de la 4T y de su movimiento, generando un clima de odio nunca antes visto en México.

    López Obrador pregona el odio sin medir consecuencias. Ha perdido la razón.

    ¿Pruebas? Van:

    Miércoles 14 de diciembre. AMLO atizó odios desde Palacio Nacional: “Escuchar a Ciro Gómez Leyva, a Loret, a Sarmiento, es hasta dañino para la salud; o sea, si los escucha uno mucho, hasta le puede salir a uno un tumor en el cerebro...”.

    Al día siguiente, jueves 15, minutos después de las 11 de la noche, ocurrió el atentado contra Gómez Leyva.

    Viernes 16 de diciembre. Después de “solidarizarse” -es un decir-, con Ciro Gómez Leyva, López Obrador, lejos de mostrar prudencia ante un atentado público cometido en contra de un periodista reconocido, endureció el tono y siguió propalando odios contra tres de sus odiados opositores: Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín y el diario Reforma, a quienes acusó de pertenecer a un “régimen de corrupción”.

    Es decir: la camioneta de Ciro Gómez Leyva todavía olía a pólvora, y López Obrador reanudaba sus ataques de odio contra periodistas e intelectuales.

    ¿Esto lo hace un político con dos dedos de congruencia? ¡Por supuesto que no!

    Este tipo de posturas violentas sólo las consuma alguien que ha perdido toda pizca de razón.

    Y López Obrador ya perdió esa razón al alimentar y alentar los ataques directos en contra de periodistas, intelectuales y opositores a la 4T, al presentarlos como enemigos del régimen y traidores a la patria.

    Aún más:

    ¿Quién en su sano juicio mental atacaría públicamente a un periodista que apenas cuatro días antes estuvo a punto de ser ejecutado? Pues AMLO lo hizo el lunes pasado. Volvió a arremeter contra Ciro. Lo dicho: López Obrador ya presenta un severo desequilibrio emocional. El odio y el resentimiento lo consumen.

    Cada frase de odio proveniente de la boca de López Obrador, se convierte en una potencial bala dirigida contra un periodista crítico de AMLO.

    Desde Palacio Nacional, con su interminable carnaval de odios contra casi todo mundo, AMLO está matando, de alguna manera, a las libertades, a la libre expresión, a la crítica, al periodismo libre, a la estabilidad nacional.

    Y cuando se mata a las libertades, se está matando a un país.

    FELIZ NAVIDAD... A pesar de los momentos de odios, crisis económica, inseguridad fuera de control, corrupción galopante y servicios públicos de salud devastados por la 4T, espero que tengan una buena cena navideña y les envío un abrazo a los lectores de esta columna y a mis compañeros de SinEmbargoMx, esperando que a pesar de las adversidades, cambiemos pronto este entorno antidemocrático. Saludos a todos.

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