Caprichos de la fortuna
Como anticipamos en una columna anterior, este sábado y domingo gozaremos del espectáculo de Carmina Burana, a las 18:00 y 12:30 horas, respectivamente, en el Teatro Pablo de Villavicencio. Aunque la entrada es libre, se pusieron boletos a la disposición del público en la taquilla del teatro con el objeto de regular la asistencia.
Lógicamente, los espacios del recinto se agotaron rápidamente para las dos funciones, por lo que se optó por programar un ensayo con toda la formalidad, el sábado a las 10:00 horas, para que otra parte del público pueda asistir y gozar del espectáculo. Los boletos para este ensayo se entregan en taquilla el viernes, a partir de las 09:00 horas.
Ya hablamos del director, solistas y compañías que van a participar en el espectáculo, pero casi no hemos hablado de la obra en sí, salvo que eran cantos goliardos de los siglos 12 y 13; es decir, entonados por vagabundos y bohemios de la Edad Media, y que fueron encontrados en el monasterio benedictino de Beuern (Bura, en latín), en Baviera, y orquestados por Carl Orff. La mayoría del códice está escrito en latín, otras partes en germano y francés antiguos, y contiene 300 rimas.
Son cantos dedicados a la diosa fortuna, en los que se pide ser favorecidos con su favor, exaltando el gozo de vivir, la embriaguez en la taberna y el disfrutar las mieles del amor, a través de sátiras, parodias e ironías. Están estructurados en seis secciones, iniciando y finalizando con la pieza “Fortuna imperatrix mundi” (Fortuna, emperatriz del mundo) para ejemplificar gráficamente la circularidad y ciclicidad de la existencia, aunque la fortuna cambie como las fases de la luna.
La música es vibrante, emotiva, dramática, fascinante y pegajosa.
¿Disfruto la orquesta, bailarines, coros y solistas?
