Cuando se habla de entidades federativas violentas nunca se incluye a Colima en el listado; sin embargo, se trata del estado más violento del país. Lo anterior pareciera no tener lógica, pero se deriva de la forma en la que solemos medir los homicidios dolosos en México, tomando en cuenta la cantidad absoluta de muertes violentas por entidad y al ser Colima el estado con menor población, la cantidad total de asesinatos no destaca frente a las demás entidades. Pero si en lugar de ello se mide la tasa de homicidios dolosos por 100,000 habitantes, es la más alta del país.
De acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a septiembre del presente año, Colima tuvo 411 homicidios dolosos, lo que la convierte en la entidad número 17 del país en homicidios totales.
Sin embargo, cuando hacemos la conversión a asesinatos por 100,000 habitantes, ahí Colima se convierte en el más alto del país con 48.73, superando a Morelos que le sigue con 36.20, Sinaloa con 33.23, Baja California con 31.25, Chihuahua con 30.04 y Guanajuato con 25.67.
Calcular los homicidios dolosos sobre la base de 100,000 habitantes es una mejor forma de representar la realidad, pues aunque Colima no es tan poblado, la cifra nos muestra que la probabilidad de ser asesinado en Colima es mayor que en las demás entidades.
Colima por tanto ha estado sumida los últimos años en una espiral de violencia que no ha recibido tanta atención del Gobierno Federal ni de los medios de comunicación, pero que su población padece día con día.
¿Cómo llegó Colima a esta situación de violencia? La principal razón es su ubicación geográfica estratégica, ya que en ella se encuentra el principal puerto comercial del país, el de Manzanillo, que es el punto de entrada y salida de mercancías de todo el mundo y que controlarlo se traduce en enormes dividendos para las organizaciones criminales.
Para dimensionar su importancia, el 40% de los contenedores que entran por vía marítima a México lo hacen por Manzanillo y es la puerta de acceso predilecta de los productos provenientes de Asia.
Por ejemplo, la mayor parte de los envíos de precursores químicos que se utilizan para fabricar drogas sintéticas entran por ahí o lo mismo pasa con los productos de piratería de China. Por ende, controlar dicho puerto implica tener una posición relevante en la producción de drogas sintéticas o en la venta de piratería.
Pero lo mismo pasa a la inversa. Si se quiere transportar embarques de droga a la costa oeste de Estados Unidos y Canadá, o bien, a cualquier punto de Asia y Oceanía, Manzanillo es vital. De forma que este puerto es como una gran manzana de la discordia, altamente apetecible para las organizaciones criminales.
Adicional a lo anterior, las organizaciones criminales también participan en otros mercados ilegales como la extorsión a comerciantes, a productores agrícolas -en especial a los limoneros-, a la venta de drogas al menudeo en las playas, y al robo de contenedores y tráileres con mercancías que salen del puerto.
Un segundo factor es la presencia de organizaciones criminales en todos sus municipios. Colima, de hecho, no tiene muchas organizaciones operando en su territorio, pero tiene a dos muy poderosas: el Cártel Jalisco Nueva Generación, que tiene operadores en la totalidad de los municipios de Colima; el Cártel de Sinaloa en su facción de la Mayiza, que cubre 9 de los 10 municipios, y una organización local llamada Cártel Independiente de Colima (Los Mezcales) trabaja en 3, tal como lo muestra la siguiente imagen.
El hecho de que las dos más grandes organizaciones del país coinciden en 9 de los 10 municipios de Colima genera fricciones y enfrentamientos, porque sus intereses colisionan.
Ambas organizaciones encargaron esta disputa a dos pesos pesados. Por un lado, el bando de la Mayiza del Cártel de Sinaloa encomendó la tarea a Rafael Guadalupe Félix Núñez, el “Changuito Ántrax”, el último de los lideres del temido aparato sicarial de los Ántrax, quien supuestamente murió hace poco más de un mes en un enfrentamiento, pero dicho deceso no se ha podido corroborar por fuentes oficiales.
Por el lado del CJNG, la tarea fue asignada a José Luis Sánchez Valencia alias “El Chamalán”, el cual fue arrestado en agosto y es tío político de Nemesio Oceguera Cervantes “El Mencho”.
A pesar de los golpes a ambas estructuras criminales, las mismas tienen incentivos para reforzar las posiciones y seguir enviando operadores del más alto nivel para conservar el puerto de Manzanillo y su conexión con el resto del país, por lo que no se vislumbra el fin de la violencia en dicha entidad.
El reto para las autoridades es lograr limpiar de corrupción el puerto de Manzanillo, pero sin afectar el flujo del comercio, ya que hace algunos meses en junio y julio dicho puerto experimentó la acumulación de contenedores que causó pérdidas millonarias al país.
Por tanto, el abordaje tiene que ser doble, primero garantizar la entrada y salida ágil de mercancías, pero trabajar para identificar a los elementos del personal que colaboran con alguna organización criminal para darlos de baja.
De igual manera, se tiene que poner más atención en el despliegue táctico de fuerzas federales en Colima. En especial en los municipios de Manzanillo y Colima, que concentran gran parte de la incidencia delictiva la de la entidad, que si bien en números absolutos puede no ser tan alta, en términos relativos es muy grave y tiene a la población de dicho estado viviendo con miedo.
* Víctor Manuel Sánchez Valdés (@victorsanval) es profesor investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila, especialista en seguridad y doctor en políticas públicas por el CIDE. Correo de contacto: victorsanval@gmail.com.